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Ella despertó de aquel sueño,  recuerdo mejor dicho.

Era de noche, Kanata y Kuina estaban dormidas al otro lado de la habitación. Las lágrimas habían dejado empapado su rostro. Con el dorso de su mano quitó las lágrimas que seguían fluyendo y soltó un suspiro.

Se sintió real, como si de nuevo estuviera pasando por aquello. Y algo le estaba molestando, algo a lo que no le había dado mucha importancia. 

¿La buscaban a ella? ¿Esa era la razón por la cuál, esos tres shinigamis habían asesinado a su hermano?

Si eso era cierto, no significaba otra cosa mas que, ella fuera la única responsable por el asesinato de su hermano.

Analizándolo bien, uno de ellos había preguntado por su paradero, pero su hermano se negó a revelarlo. ¿Pero por qué? 

Ella le preguntó por qué la protegía tanto, y ahora que conocía más sobre el cruel mundo en el que estaba, y que todo estaba lleno de mentiras, supo que había una razón; sin embargo ¿cuál era? 

"Eres una carga"

De pronto, una voz se hizo presente. No sabría con exactitud si era femenina o masculina.

"Tu hermano murió por tu culpa"

"Si no hubieras aparecido, él seguiría vivo"

"No sólo él, también Nahomi y el resto de los niños"

"Todos ellos murieron por tu culpa"

"Eres una desgracia para este mundo"

"Tu mera existencia causa la muerte de tus seres queridos"

Ya no era una voz extraña, sino la suya. Tan sólo eran los pensamientos que se encontraban escondidos en el fondo de su mente.
Era cierto, todas las personas que se hallaban a su alrededor, de una u otra forma perecían; era algo que se rehusaba a creer pero, ya era tiempo de que lo aceptara.

¿Qué debería hacer? 

Volvió a recostarse, no importaba en que pensara, las lágrimas seguían fluyendo, su pecho estaba doliendo. Y el vacío, se hizo presente.

Debía tomar una decisión, antes de que ocurriera otra tragedia.

¿Habría alguien que la ayudara? No podía quedarse a esperar a esa persona, ahora estaba sola. No debía involucrar al resto.

Volvió a cerrar los ojos, esperando poder dormir otra vez.

Nuevo día, Aizen se preparó para ir a visitar a Shoko. Envolvió el regalo y lo tomó con cuidado; salió de sus barracas recibiendo saludos de todos sus compañeros. Reciéntemente todo había estado tranquilo a su alrededor. 

Caminó con tranquilidad, hasta que escuchó la voz de Sayu a lo lejos, y en un abrir y cerrar de ojos ella ya estaba frente a él.

— ¡Buenos días! — su voz aterciopelada resonó en sus oídos.

— Buenos días, Sayu. — él siguió caminando

— ¿Cómo estás, Aizen? — Le dedicó una linda sonrisa mientras ponía sus manos en su espalda.

— Bien gracias ¿y tú? ¿cómo te ha ido en tu escuadrón? — él regresó el gesto

𝑳𝑨 𝑭𝑳𝑶𝑹 𝑫𝑬𝑳 𝑰𝑵𝑭𝑰𝑬𝑹𝑵𝑶 ~𝑨𝑰𝒁𝑬𝑵 𝒙 𝑶𝑪~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora