𝑳𝑨 𝑭𝑳𝑶𝑹 𝑫𝑬𝑳 𝑰𝑵𝑭𝑰𝑬𝑹𝑵𝑶 ~𝑨𝑰𝒁𝑬𝑵 𝒙 𝑶𝑪~

°46°

— Hablaré con Kyoraku. Para iniciar con los preparativos del funeral de Soichiro. — Ryuu estaba en la entrada de su oficina, había hablado con Tadashi al respecto. Le pidió que se quedara con Shoko en caso de que ella necesitara algo.

"Mi niña está sufriendo"

Lamentablemente era algo que él no podía evitar. Era parte del proceso.

Él estaba camino a la oficina de Kyoraku. Ya sabría que es lo que había pasado pero aún así debía hablar con él. Si le era posible le gustaría ayudar con los preparativos del funeral.

— Kyoraku.

— ¡Ryuu! — a pesar del tono alegre en la voz del capitán, su rostro mostraba todo lo contrario.

— Lamento lo de tu muchacho. Shoko me comentó todo lo que pasó.

— Es realmente una pena lo que le sucedió. Y seguramente Shoko está destrozada.

— Sí. Pero ella en el reporte dijo que Soichiro había luchador hasta el final y cumplió con su deber. Mantuvo a salvo a todos y acabó con todos los Hollows.

— Ah... Me alegra saber eso. Fue un buen shinigami, y aunque su camino terminó siendo tan joven, demostró ser lo suficientemente fuerte.

— Así es...

— Me siento mal por Shoko. Se llevaban tan bien. Estuvieron juntos desde la academia. Pero también, no sé cómo decirle a Sayu, va a estar devastada.

— ¿Sayu?

— Sí. La hermana de Soichiro. ¿Lo olvidaste?

— Ah, no no. Cómo olvidarlo, es solo que, es difícil de procesar todo esto. 

"Si la olvidé. Lo siento."

— ¿Ukitake sabe de esto?

— Acabo de enviar una mariposa infernal, justo antes de que llegaras. Sé que Ukitake tendrá las palabras correctas para hablar con Sayu.

Ambos se habían sentado para ese entonces. Ryuu siguió explicando a su amigo lo que le había reportado Shoko mientras el castaño escuchaba con atención.

Mientras tanto, Tadashi se encontraba sentado afuera de la habitación de Shoko. Tenía los brazos cruzados. No iba a hablar por él momento. Sería hasta que Shoko pidiera algo.
A lo lejos vio a una personita de cabello castaño y conforme se fue acercando vio que era Aizen.

— Shoko está adentro. Espero que tú puedas ayudarla. — Tadashi se levantó y le dió una palmada en el hombro a Aizen. — Sé que podrás animarla.

Aizen no dijo nada ni mostró alguna expresión. Avanzó y entró a la habitación de ella. No había necesidad de tocar, ni siquiera hubiera respondido.

Ella estaba dando la espalda a la puerta. Estaba sentada.

El castaño se acercó a ella y se sentó a su lado. Notó que ella tenía los ojos cerrados y en su cara había tristeza.
No diría nada. Entendía su sentimiento, la perdida de un ser querido. Él lo experimento cuando creyó que Shoko estaba muerta.