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-¿Quién eres? – preguntó una niña castaña

-Soy una amiga – preguntó otra niña, pero ella tenía un hermoso cabello negro ondulado

-¿A qué te refieres?

-No es importante, no por ahora. – La niña de cabello azabache le extendió la mano y le sonrió con delicadeza – Te mostraré algunas cosas, pero debes seguirme

La castaña dudaba de las intenciones de la otra pequeña, además no sabía en donde estaba. Todo estaba cubierto por una espesa niebla que impedía observar su alrededor. Estaba por negarse hasta que escuchó ruidos extraños detrás de ella, eran gruñidos y gemidos de dolor, para después convertirse en gritos desgarradores.

-Si no vienes, ellos te verán y te atraparán – La castaña tomó la mano de su compañera una vez que dijo eso.

-¿Por qué no puedo recordar nada? – preguntó a su compañera guiándola

-Por qué debes comprender el pasado para entender el presente

-Sigo sin entender

-Ya lo sabrás, solo sé paciente

-La paciencia no es una de mis virtudes

-¿Cómo lo sabes si no recuerdas nada?

-No es necesario recordar eso, lo siento muy dentro de mí... ¿A dónde vamos? – su curiosidad crecía cada segundo al ver más y más neblina, y no lograba entender cómo es que ella sabía a dónde ir sin tener visibilidad.
-¿Cómo te llamas?

-Puedes llamarme Kira, no me agradan los nombres largos.

-Entiendo... por alguna razón me pareces familiar ahora.

-¿En serio?

-Sí... sé que conozco a alguien que tampoco le agradan los nombres largos... pero no recuerdo su nombre ni su apariencia

-Ya veo

-¿Y a dónde vamos?

-Lejos de aquí- Kira aún sujetaba la mano de la castaña, la sostenía con fuerza, como si tuviera miedo de que alguien se la arrebatara, había un silencio un tanto incómodo para la castaña, pero no encontraba la forma de iniciar una conversación. – Shoko...

-¿Sí? Espera, no te he dicho mi nombre

-Te dije que soy una amiga ¿no? Por lo tanto debo conocer tu nombre, el cual, es uno muy lindo, encaja perfectamente en ti.

-E-eh g-gracias – Shoko no podía recibir halagos sin ruborizarse, no importaba de que se tratara, en todas las ocasiones que recibía algún cumplido ella se sonrojaba como un tomate. Sin embargo, no entendía porque Kira dijo que encajaba a la perfección con ella. Solo era un nombre que no se utilizaba mucho, y que así se le llamaba a las flores que se encontraban cerca del río que cruzaban los muertos, eso era lo que le había dicho una mujer muy hermosa, sin embargo, no conseguía recordar su nombre.

-Escóndete, Shoko – ordenó Kira soltando a Shoko mientras la empujaba tras lo que parecía un tronco.

-¿Qué sucede?

-Shhh – cubrió su boca con su dedo índice. – Hay monstruos cerca

-¿Mons-

-¡Shhh! Te descubrirán – le dio un pequeño golpe en la frente con su otra mano manteniendo una mueca de enojo

Shoko tenía un rostro confundido, ¿a qué se refería con que la descubrirían? Quizá se equivocó y hablaba de ambas. Cuando Kira se relajó se escucharon varios quejidos aproximándose, los cuales se convirtieron en gritos, y regresaron a ser quejidos.

𝑳𝑨 𝑭𝑳𝑶𝑹 𝑫𝑬𝑳 𝑰𝑵𝑭𝑰𝑬𝑹𝑵𝑶 ~𝑨𝑰𝒁𝑬𝑵 𝒙 𝑶𝑪~Where stories live. Discover now