Carmel se encontraba golpeando el suelo de piedra con el tacón de su zapato. Su madre había insistido en que ya era una señorita, y que debía actuar y lucir como tal, así que la obligó a llevar esos odiosos zapatos de tacón y un ajustado vestido que marcara las curvas de su cuerpo. Ella se sentía como una exhibición, más que como una persona. Así que, cuando nadie le prestaba atención, se alejó de sus hermanos y sus padres y se escondió detrás de una carpa, buscando soledad para fumarse un cigarro que le había robado a su padre.
Carmel se escabulló detrás de la gran tela amarillenta que cubría suficiente lugar para que nadie la viese, y se apoyó en la pared de un local cerrado para encender el cigarrillo. Pero una voz la interrumpió.
—Vaya a fumar esa asquerosidad a otro lugar, me sofoca su olor. —exclamó de mal humor, pero sin perder su elegante tono, un jovencito adolescente que se encontraba sentado en un banquillo a pocos metros de distancia. Carmel se preguntó si él también se escondía de la muchedumbre.
La pelinegra sonrió de lado y lo repasó con la mirada. No estaba nada mal. Alto, hombros anchos —seguramente aun en crecimiento—, porte elegante, ropa cara. Su cabello color acaramelado era extrañamente peculiar, y sus ojos con motas doradas le robaron el aliento. Su rostro suave, pero a la vez bien marcado y varonil contrastaba enormemente con su mirada fría y malhumorada. Decir que no estaba nada mal era un eufemismo, el joven era una preciosidad.
—Eres guapo. —admitió Carmel. El chico frunció el ceño y la miró asqueado, como si su cumplido le hubiese parecido una atrocidad.
—Lo sé. —Ella rio y se acercó al castaño caramelo, que la observó de reojo con disgusto y se removió en su asiento ante la cercanía de aquella desconocida—. ¿Qué se lo ofrece? Por si no se dio cuenta, estoy muy ocupado en estos momentos—Señaló el libro entre sus manos, el cual Carmel había ignorado olímpicamente al centrarse en la apariencia del joven. Leyó el título del escrito. Astronomía y ciencias espaciales.
—¿Es interesante? —Le dio una calada al cigarrillo y expulsó el humo en su rostro. El castaño tosió exageradamente y se levantó con brusquedad del banquillo, fulminó a Carmel con la mirada y luego se dio media vuelta dispuesto a irse.
Pero Carmel no estaba dispuesta a dejar ir a ese bombón tan fácil.
Arrojó su cigarro al suelo y acorraló con agilidad al bonito chico contra la pared de piedra. Había desperdiciado su único cigarrillo por esa preciosura, aunque valía la pena al ver su rostro estupefacto.
—¿Cuál es tu nombre, cariño? —susurró ella en el oído del joven, quien arrugó la nariz al percibir el aliento a nicotina de la chica.
—No es de su incumbencia. Ahora, agradecería que se aleje de mí. —Su tono formal aun en esas circunstancias hizo a Carmel reír. Ese joven era sumamente interesante, le encantaría analizarlo por horas hasta desplumarlo por completo, nadar en su alma para descubrir qué ocultaba debajo de esa capa de frialdad.
La pelinegra le acarició el muslo y subió hasta su pecho. Él se removió contra la pared, buscando liberarse de las garras de esa desconocida, pero ella no lo dejó escapar. Rodeó su torso con sus manos y las dirigió al trasero del joven. Luego apretó, sosteniendo entre sus dedos la firmeza de sus nalgas. Él saltó en su lugar y la empujó, casi haciéndola tropezar.
—¡¿Pero qué demonios le sucede?! ¡¿Está loca?! —gritó él, perdiendo completamente su compostura. Carmel sonrió victoriosa, había sido fácil sacarlo de sus casillas, y se preguntó qué más podría causar en él.
El jovencito se acomodó el traje y se lo sacudió como si estuviera sucio, dejando caer un pañuelo blanco de su bolsillo. Carmel se adelantó a tomarlo del suelo y se lo llevó a la nariz para olerlo. Emanaba un aroma a colonia masculina costosa, que la hizo apretar sus muslos para aliviar el repentino calor que la inundó.
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Loop
RomanceLoop. "Mors ultima linea rerum est". ¿Qué tan lejos puede llegar el alma del cuerpo? ¿Y qué tanto tardaría la muerte en alcanzarla? *Por favor, no copies ni uses contenido que no te pertenece. Sé original. *Está prohibido la copia, adaptación total...
〔XIV〕
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