Bigotitos era sincero. Él sabía que yo era un monstruo, y a los monstruos hay que mantenerlos alejados.

El gato salió corriendo lejos apenas me vio, recordándome lo podrida que estoy y, al mismo tiempo, oí la voz de mi madre alzarse entre el silencio de la habitación.

Debemos irnos, Jordan. —Su voz sonó desesperada, como una plegaria—. No podemos seguir así y lo sabes, es peligroso. Lo es para todos nosotros, pero sobre todo para ella.

Mi corazón se encogió.

¿Planeaban irse? ¿Dejarían todo por mí?

Lo sé, querida. —Mi padre suspiró. Era la primera vez en mi vida que lo escuchaba serio, toda pizca de diversión había abandonado su voz—. Pero es difícil, el trabajo, los estudios... ¿Qué haremos con eso? No podemos irnos de la nada y pretender seguir adelante si dejamos todo nuestro esfuerzo atrás.

Papá tiene razón. Pensé.

Me sentía culpable, la culpa era mi sentimiento favorito durante esa época. Ver que todos se pudrían lentamente por mi culpa, ver cómo les robaba vitalidad, arruinaba sus vidas y su futuro me mataba.

Hubo veces que me planteé cortarme las venas y acabar con todo, pero no podía.

Si yo me iba él buscaría una nueva víctima, y no pondría a mis seres cercanos ante tal peligro.

Él era malvado, oscuro, estaba loco. Ni siquiera sabía cuál era la razón, solo sabía que para él solo existía una cosa: Destruir.

Ese era su pasatiempo preferido.

Maldije el día en que nos encontramos, el día en que lo dejé entrar a mi vida y acabar con todo a su paso.

—¿Te importa más el trabajo que tu propia hija? —La voz de mi madre se elevó, y yo recé porque no comenzaran a discutir. El amor entre nosotros era lo único que me quedaba, no quería que él también me lo arrebate.

No, Lena... —Ella lo interrumpió, retomando el tono desesperado, intentado hacerlo entrar en razón.

Él no esperará a que te decidas, Jordan. Él vendrá por Abbie y nos la arrebatará. ¿Quieres ver a tu hija en un ataúd? —El rostro de mi padre se deformó—. Si no hacemos algo rápido la perderemos, Jordan. Abre los ojos, él está aquí, entre nosotros, y no durará en atacar.

El recuerdo acaba con la expresión desarmada de papá y las lágrimas calientes deslizándose por el rostro de mi madre. Un nudo se aloja en mi garganta al sentir como mi escudo anti memorias va cayéndose a pedazos con el pasar de los días. Tengo miedo de recordar ese día, ese instante, aunque sé que pronto llegará.

—Sus padres parecen amables. —Su voz me hace saltar en mi lugar y lanzarle una mala mirada.

—Lo eran. —Hank asiente, ensimismado en sus pensamientos; un movimiento lento de cabeza, casi perfecto—. ¿Encontraste algo? —Niega. Ambos nos quedamos en silencio antes de que él hable otra vez.

—¿Qué les sucedió? —pregunta, aun mirando la foto. Me muerdo el labio, nerviosa, no me gusta que pregunten sobre mi pasado, lo odio.

—Es algo personal. —Noto que se desilusiona un poco cuando decido no contarle al respecto, pero aun así no me reprocha, sino que hace otra pregunta para aliviar un poco el ambiente.

—¿Y cómo era usted en esa época? Lucía más sonriente. —Sé que no lo dice con mala intención, sin embargo, me molesto y no logro frenar el comentario brusco que sale de mis labios.

LoopWhere stories live. Discover now