—Eres muy fuerte, cariño. —Su tono lento, bajo y dulce me relaja. Me recuerda a mi madre y su delicadeza a la hora de consolarnos cuando mis hermanos y yo nos caíamos jugando y raspábamos nuestras piernas de pequeños. Llorábamos por horas en sus brazos, mientras ella nos acariciaba el cabello y nos cantaba una canción de cuna.

Te extraño, madre.

—¿En qué piensas? —indaga.

—En mi madre. —Un nudo se aloja en mi garganta—. La extraño tanto... —Miro hacia abajo y aprieto los puños hasta que mis nudillos parecen volverse blancos, una inmensa frustración me llena al recordarla—. Todo por culpa de esos malditos.

Después de un largo silencio en el que intento controlar mi dolor y furia, Abbie se queda observando el horizonte, perdida en sus pensamientos. Cuando por fin decide hablar, lo que sale de su boca me deja perplejo.

—¿Y si te ayudo a vengarte? —Si tuviera un corazón funcionando, estoy seguro de que se hubiera detenido—. Por eso estás aquí, ¿verdad? Tienes un asunto pendiente que te ata a este lugar, a estar vagando en la tierra. Si esa mujer volvió a cruzarte contigo es por algo, y estoy bastante segura de que está ligado a tu misión pendiente—Sus palabras tienen sentido, y mientras asiento concordando con ella, no logro despegar la mirada de sus labios rosados y delicados, con una forma tan... —. Entonces, voy a ayudarte a descubrir cuál es tu misión, si está ligada a esa mujer y a vengarnos de los hijos de puta que te hicieron eso—Aun cuando suelta aquella bárbara palabra, se ve tan bonita, con la decisión plasmada en su rostro y la pequeña sonrisa que se va formando en él. Mis ojos no pueden despegarse de la imagen de ella siendo bañada por los últimos rayos del sol. No quieren.

—Gracias.

—De nada, guapo. —-Me guiña un ojo, yo niego y reprimo una sonrisa. Ya comienzo a acostumbrarme a sus atrevimientos—. Ya no estás solo, Hank. Tienes una amiga—Trago saliva y alzo la cabeza, encontrándome de nuevo con su sonrisa amable que, si estuviera vivo, de seguro me habría robado el sueño por varias noches. Sus ojos brillan emoción, dándole un aspecto tierno.

¿En qué piensas, Hank?

Me remuevo en mi lugar, incómodo. No entiendo qué me ha sucedido para acabar pensando de esa forma tan...

—¿Hank? Tierra llamando a Hank, vuelve al mundo de los vivos, cariño, todavía no es hora de irte. —La observo con el ceño fruncido e intento no perderme en la forma de sus ojos, de sus labios, o de...

—¿Ah?

¿Ah? ¿En serio? ¿Dónde ha quedado tu elegancia, Hank?

Abbie suelta una risilla burlona y ladea la cabeza mirándome entre divertida y confundida. Vuelvo a perderme en la forma de su rostro y en como su cabello cae de costado como una cortina que la envuelve.

—Dime, bonito. ¿Tienes alguna idea de cuál puede ser tu asunto pendiente aquí? —Salgo del trance al escuchar su voz y me muerdo el labio, pensativo, tratando de ignorar el cosquilleo en mi pecho y volver a actuar como un hombre decente—. ¿Algo que te faltó hacer?, ¿decir? ¿Algo que hayas olvidado? —Lo último activa una bombilla sobre mi cabeza.

—Bueno, ¿recuerdas los papeles que robé? —Ella asiente, haciendo que su cabello se sacuda en el proceso. Vaya, que bonita—. Iba a exponer todo lo que estaba en esos papeles en mi discurso frente a todo el pueblo, pero justo cuando los iba a buscar al lugar donde los escondí, me secuestraron—Abbie hace mohín al escuchar lo último.

—¿Crees que eso sea lo que te ate a estar aquí? ¿Los papeles perdidos?

—Creo que tiene mucho que ver con eso, sí. —Ella se gira y deja de observar el horizonte para observarme a mí. Con una sonrisa de lado que me hace separar los labios ligeramente y analizar con detalle la curvatura de su boca, dice:

LoopWhere stories live. Discover now