Sus palabras logran llegar hasta lo más profundo de mí, hasta ese lugar escondido bajo capas de tierra y años. Llegan hasta allí y logran robarse un pequeño fragmento de aquellas memorias que guardé bajo llave.
Me encontraba en la escuela, rodeada de un grupo de personas que me robaban múltiples sonrisas. Sus carcajadas y los susurros al hablar de chicos, sus frases subidas de tono y el rico aroma que emanaban sus perfumes.
Todo pasa como una imagen borrosa frente a mis ojos, sintiendo que el dolor en mi pecho aumenta a cada segundo.
Yo sé lo que está pasando. Lo sé y eso me aterra, porque es algo que siempre temí que sucediera. Lo sé porque estoy recordando.
—¡Abbie, Abbie! Convence a tu madre, vamos... —La voz de una de mis amigas retumba en mis oídos, como si estuviera adentro de un vaso.
—No la dejará, sabe que somos una mala influencia. —En eso tienen razón. Pienso.
—Que va, si somos un amor. —dice otra. Yo niego con la cabeza, sabiendo que no se rendirán hasta que les diga que sí.
—Está bien. El sábado a las seis las quiero en mi casa, yo veré como la convenzo. —Todas chillan emocionadas, se trata de una oportunidad increíble. Mamá nunca deja que invite a ese grupo de locas a destrozar mi casa, pese a que a mí me hacen feliz, a ella no parece agradarle su actitud.
De repente, mi entorno se difumina, y ahora me encuentro en la cama de mi habitación, rodeada de mis amigas formando un círculo debajo de las sábanas. Una de ellas sostiene una linterna y la apunta hacia su rostro, dejando que la luz le dé un aspecto siniestro.
—Es hora de las historias de terror. —La voz de la que sostiene la linterna se deforma en un intento de sonar tenebrosa.
—Eso es aburrido, tus historias nunca dan miedo. —Agrega otra—. Que Abbie cuente una. Ella puede ver fantasmas, así que será una de verdad.
Las demás apoyan la idea asintiendo, y la sabana se sacude sobre nuestras cabezas. Carraspeo, nerviosa, pues esas cosas se me dan fatal.
—No sé, chicas, no hay mucho que decir. —Los bufidos se hacen oír.
—Vamos. ¿Jamás has pasado por una situación espeluznante con algún ente extraño? —Me muerdo el labio, pensativa, buscando entre mis viejas memorias algo que les sirva.
—A veces algunos que han descubierto que puedo verlos y se han puesto pesados, pero nada que unos buenos yuyos y unas palabras en latín no ahuyenten. — Algunas de mis amigas me ven horrorizadas y otras lo hacen con aburrimiento—. Muy pocas veces me he cruzado con entes un poco más fuertes que el promedio, y son los pocos que han intentado tocarme a mí o mi entorno. Pero nunca han llegado a tener la suficiente energía como para hacerme daño—Ahora sí he captado la atención de todas las presentes, que me observan con miedo y con curiosidad.
Un silencio largo se hace presente en la habitación, hasta que una se atreve a hablar, con la voz temblorosa.
—¿No te da miedo?
—Te mentiría si dijera que no, pero la verdad es que ya me acostumbré. Sé identificar si un ente es fuerte o débil, por lo cual sé identificar si estoy en peligro o no. —Veo a algunas tragar saliva.
—¿Y si convocamos a uno más fuerte? —Mi amiga, la que sostiene la linterna, alza la voz, la suya siendo la única firme entre las demás. Todas niegan, yo incluida, mientras comentamos sobre lo mala idea que es—. Vamos, chicas, no convocaremos a un demonio, solo un fantasma apenas más fuerte que los demás. Tal vez él puede ayudarme a contactar a mi madre—Todas hacemos silencio, sabemos que su madre falleció años atrás y que ella aun no lo supera.
YOU ARE READING
Loop
RomanceLoop. "Mors ultima linea rerum est". ¿Qué tan lejos puede llegar el alma del cuerpo? ¿Y qué tanto tardaría la muerte en alcanzarla? *Por favor, no copies ni uses contenido que no te pertenece. Sé original. *Está prohibido la copia, adaptación total...
