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-¡Hanta Sero!, si no eres capaz de encontrar a midoriya izuku, los castigos de la corte caerán en ti y en Bakugo Katsuki -Demando mitsuki Bakugo, tras enterarse del motivo de la desaparición del pecoso, no aguanto mas y casi mata a su hijo. -¡Bakugo Katsuki! serás desterrado de este reino si no lo encuentran-la señora tomo un suspiro - ¡Ahora largo!

El salón de la reina estaba en silencio , ni siquiera el pelinegro o el explosivo replicaron algo, habían decidido hacerse responsables y no meter al pelirrojo. Mientras la señora rubia solo pensaba en que le diría a inko, su amiga intima y sobre protectora con su hijo, sabia que su hijo era impulsivo pero esto rebasaba todo.

A los hombres solo le quedaban retirarse de ahí y pensar en un plan, no fuera así por la sensación de lloriqueo en el pecho de katsuki y sus ojos empezaron a nublarse, las manos le temblaban y no, no era por el regaño, ya que esos no eran sus sentimientos.

-Sero.. -logro susurrar el cenizo, sabia o que estaba pasando, mas bien se lo imaginaba. La tortura apenas iniciaba.

Han pasado dos días desde su desaparición, no había sentido nada, hasta hace unas horas, que se despertó con miedo.

-Borraron todo el rastro , tenemos que volver, se que siguen ahí - la esperanza del pelinegro era notoria, tras el plan fallido no podían aferrarse a otra cosa, más que a su esperanza y el lazo.

-chicos estos dos días, no han habido informes de desapareciendo - el pelirrojo se entromete, tras ver los informes diarios que tiene que leer su amigo rubio, el cual se encontraba hojeándolos para saber si era verdad.

-¿pueden ser ellos? - el filósofo estaba sacando conclusiones, si lo hacían por dinero. Midoriya valdría mucho y si se enteran que puede ser el próximo líder de las ninfas valdrá aún más. Eso quiere decir que dejarían de estar secuestrando gente por un bien tiempo.

-No lo se - la voz del rubio se oía cansada, puesto que no había dormido mucho estos últimos días. La preocupación lo tenía carcomiendo -  ¡y no lo averiguare! No dejaré que esos bastarda piensen que pueden venir a mi ¡Mi! Territorio y llevarse a quien quiera- al decir el "¡Mi!" Se señaló , su voz ronca característica fue un poco fuerte,  pero eso también ya era costumbre. Estaba más decidido que nunca, esta era la oportunidad de mostrar su valía y no la iba a desaprovechar.

-entonces... ¿volveremos ahí?- el pelirrojo estaba más que dispuesto a acompañar a el cenizo.

-¿que pasa si son humanos?- el pelinegro sabia de los tratados,  esa historia le pareció  ciertamente fascinante. Pero también sabia que los humanos no estaba listos para una guerra y menos contra el sanguinario Katsuki.

-No tienen el suficiente poder para camuflarse así, hay traidores en todos lados e incluso en nuestros pueblos, pero de que la raza humana está haciendo algo, es verdad .- no podía evangelizar a nadie pero tampoco podría sospechar de todos, se vería paranoico aunque a este punto no le importaba serlo .

-Hay magos incluso que se venden por unas cuantas monedas de plata - Explico hanta, para que le dieran cabeza a la situación.

-Regresaremos cuanto antes y más rápido, antes de que midoriya se fuera me dejo curada la ala- el pelirrojo estaba feliz de poder ayudar, era un poco tonto , pero eso no lo dentaria al ayudar a un amigo.

-Al parecer ya termino la tortura- dijo, al ya no sentir nada de sentimientos ajenos- así que iré a descansar - tomó rumbo seguido de su fiel amigo, pero alguien los detuvo.

-¿Acaso eres tonto?, ¡nos expulsaron del castillo y pronto del reino, si no encontramos a midoriya!- sero les estaba hablando, pero seguían caminando.

-¡Nosotros tenemos donde quedarnos! tu arréglatelas-las ultimas palabras fueron externadas con burla de parte del cenizo.

-¡Hey Bakugo! - se quejo el de cuernos - No podemos dejarlo solo - freno a su amigo y este soltó un chistido .

-¡Tsk! Esta bien, tráetelo - el dientudo sonrió y fue hacia el que estaba solo para jalarlo y seguir a bakugo, a un tipo de puerta alejada de la entrada principal del castillo.

-Sero, promete que no dirás nada de este lugar, solo 4 contigo saben de aquí - el de la cicatriz estaba serio, la única condición era esa.  pero era muy importante, para ambos chicos.

-lo prometo - puso una mano en su pecho la otra la alzo. con dedos pegados y mano extendida, el pelirrojo entrecerró los ojos, mirándolo desafinadamente. Al final asintió y abrió la puerta.


¿Cómo será del otro lado? ¿por que tanto misterio? ¿Bakugo esta adentro?, esas eran las múltiples preguntas que se hacia la cabeza del filosofo. 





El ninfa del rey Where stories live. Discover now