67, department of mysteries, part II

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—¿Sabía usted que él también es un sangre mestiza? —preguntó Harry con temeridad. Hermione soltó un débil gemido—. Me refiero a Voldemort. Sí, su madre era bruja, pero su padre era muggle. ¿Acaso les ha contado que es un sangre pura?

—¡DESMA..!

—¡NO!

Un haz de luz roja había salido del extremo de la varita mágica de Bellatrix Lestrange, pero Malfoy lo había desviado; el hechizo de Malfoy hizo que el de Bellatrix diera contra un estante, a un palmo hacia la izquierda de donde estaba Harry, y varias esferas de cristal se rompieron.

Dos figuras, nacaradas como fantasmas y fluidas como el humo, se desplegaron entre los trozos de cristal roto que habían caído al suelo, y ambas empezaron a hablar; sus voces se sobreponían una a otra, de modo que entre los gritos de Malfoy y Bellatrix sólo se oían fragmentos de la profecía.

—… el día en que las almas se encuentren llegará un nuevo… —decía la figura de un anciano con barba.

—¡NO LO ATAQUES! ¡NECESITAMOS LA PROFECÍA!

—Se ha atrevido…, se atreve —chilló Bellatrix con incoherencia—. Este repugnante sangre mestiza… Míralo, ahí plantado…

—¡ESPERA HASTA QUE TENGAMOS LA PROFECÍA! —bramó Malfoy.

—… y después nadie podrá vencerlos… —dijo la figura de una mujer joven.

Las dos figuras que habían salido de las esferas rotas se disolvieron en el aire. Lo único que quedaba de ellas y de sus antiguos receptáculos eran unos trozos de cristal en el suelo. Sin embargo, aquellas figuras le habían dado una idea a Aries. El
problema era cómo transmitírsela a los demás.

—No me han explicado ustedes todavía qué tiene de especial esta profecía que pretenden que les entregue —dijo Harry mientras Aries desplazaba lentamente
un pie hacia un lado, buscando el de alguno de sus compañeros.

—No te hagas el listo con nosotros, Potter —le previno Malfoy.

—No me hago el listo —replicó. Y entonces Aries encontró un pie y lo pisó. Una brusca inhalación a sus espaldas le indicó que se trataba del de Hermione.

—¿Qué? —susurró ella.

—¿Dumbledore nunca te ha contado que el motivo por el que tienes esa cicatriz estaba escondido en las entrañas del Departamento de Misterios? —inquirió Malfoy con sorna.

—¿Cómo? —se extrañó Harry—. ¿Qué
dice de mi cicatriz?

—Las estanterías —le susurró a Hermione con impaciencia.

—¿Cómo puede ser? —continuó Malfoy regodeándose maliciosamente; los
mortífagos volvieron a reír, y Aries aprovechó el momento para susurrarle en la nuca a Harry:

—Hay que destrozar las estanterías.

—¿Dumbledore nunca te lo ha contado? —repitió Malfoy—. Claro, eso explica por qué no viniste antes, Potter, el Señor Tenebroso se preguntaba por qué…

—… cuando diga «ya»…

—… no viniste corriendo cuando él te mostró en tus sueños el lugar donde estaba escondida. Creyó que te vencería la curiosidad y que querrías escuchar las palabras exactas…

—¿Ah, sí? —dijo Harry. Entonces Aries oyó, o más bien notó, cómo detrás de ella Hermione pasaba el mensaje a los demás, y Harry siguió hablando para distraer a los mortífagos—.Y quería que viniera a buscarla, ¿verdad? ¿Por qué?

—¿Por qué? —repitió Malfoy, incrédulo y admirado—. Porque las únicas personas a las que se les permite retirar una profecía del Departamento de Misterios, Potter, son aquellas a las que se refiere la profecía, como descubrió el Señor Tenebroso cuando envió a otros a robarla.

SOULMATES ━Harry J. PotterWhere stories live. Discover now