Vaya, mi ego está increíblemente alto hoy. ¿Será por mi plan de follarme al bombón que tengo enfrente?
—Sé que soy bonita, pero podrías disimular un poco más. —Despego mis ojos de las letras solo para ver cómo se sonroja y sonríe divertido.
—Vaya, me ha descubierto. ¿Cómo puedo recompensárselo, señorita? —Sonrío e imito su pose apoyando mi cabeza en mi puño.
—Pues, podrías venir a mi casa cuando salgamos de aquí y hablarme un poco del pueblo tal vez. Hasta podría darte una pequeña guía por la mansión... —Sonrío mientras lo observo con una falsa miranda inocente, aunque él sabe que no lo es para nada. Lo noto cuando un brillo lujurioso cubre su iris.
—Me parece una increíble propuesta, y déjeme pagar por lo que pidió. Se lo debo, ¿recuerda? —Asiento, recordando como le dije que me invite algo la próxima vez ya que interrumpió mi lectura. Reprimo una sonrisa burlona al ver como comienza a tratarme formalmente de repente, aunque debo admitir que eso es muy sexy.
La cara del fantasma viene a mí sin que pueda evitarlo. Hablando de tratos formales...
Mony llega minutos después, en los que Mark y yo leemos en silencio, aunque regalándonos miradas discretas de vez en cuando. Le comparto de mi pastelito, pero él niega y se dispone a leer y a echarme ojeadas fugaces.
Cuando acabo de comer y beber todo lo que pedí, el libro está por la mitad y yo me encuentro incapaz de despegar mis ojos del texto. Pero recuerdo que tengo compañía, una compañía que debe ser atendida cuanto antes, así que dejo el libro en la mesa y me anoto la página en la que me quedé en el celular. Mark me ve acomodar todo para marcharnos y toma mi libro y el suyo para dejarlos de nuevo en la biblioteca. Mientras tanto, Mony nos observa chismosa desde la barra con una sonrisita bobalicona. Ella sabe lo que sucede, aunque no le haya dicho una palabra.
Mark vuelve acomodándose la camisa y yo me muerdo el labio sabiendo que me llevo esa obra de arte a mi casa. Nos despedimos de Mony y salimos de la cafetería, luego caminamos por el callejón oscuro y hago acopio de toda mi fuerza de voluntad para no estampar a mi acompañante contra la pared y follarlo aquí mismo. Soy una salvaje, pero no tanto.
En mi defensa, no tengo sexo hace meses.
Caminamos por la calle principal y él me detiene en una esquina para señalar un punto lejano a la derecha, y me dice que allí está su casa. Me cuenta que vive solo con su abuela, una señora mayor que tiene una enfermedad en los huesos que le impide poder moverse libremente, por lo cual se encuentra en cama tomando muchos medicamentos.
Le tomo la mano al verlo decaído. Entrelazo nuestras manos y aprieto en un gesto confortante que logra animarlo otra vez. Y nos quedamos así, caminando de la mano por la colina hasta que la mansión comienza a alzarse frente a nosotros, dejando a un Mark boquiabierto y maravillado.
—Es mucho más grande de lo que parece. —dice, mientras yo me dispongo a abrir el candado y quitar las cadenas.
—¿Nunca has venido a visitar el lugar? Aunque sea a husmear desde afuera. —pregunto, mientras abro la puerta de la reja y lo dejo pasar después de mí.
—No, nadie se quiere acercar a aquí. Dicen que está maldito. —Lo observo con el ceño fruncido mientras cruzamos el jardín, y él se muerde el labio apenado, como si hubiese dicho algo que no debía.
—¿Maldito? —Llegamos a la puerta de entrada y ambos empujamos para abrirla.
—Sí. Son solo leyendas tontas. —Asiento una vez que estamos dentro de la mansión, y cierro la puerta mientras él observa todo maravillado—. Guau, es realmente bonit...—Lo interrumpo tomándolo de la camisa y estampando mis labios sobre los suyos. Él tarda en recomponerse de la sorpresa por mi acto arrebatado, pero cuando lo hace no duda en devolverme la energía y enredar sus brazos en mi cintura.
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Loop
RomanceLoop. "Mors ultima linea rerum est". ¿Qué tan lejos puede llegar el alma del cuerpo? ¿Y qué tanto tardaría la muerte en alcanzarla? *Por favor, no copies ni uses contenido que no te pertenece. Sé original. *Está prohibido la copia, adaptación total...
〔VIII〕
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