Lo observo de arriba a abajo, haciendo que se ponga nervioso. Lo recorro desde la punta de sus zapatos caros, siguiendo por sus piernas largas enfundadas en aquel pantalón elegante, luego su torso que se va anchando más y más a medida que se acerca a sus hombros, ridículamente anchos al igual que se espalda. Sigo hasta su rostro, completamente envidiable, y examino cada parte de él. Su nariz perfilada, sus labios carnosos y alargados, su piel tersa y bonita y, por último, recaigo en sus ojos. Examino desde la distancia que nos separa aquellos destellos dorados que adornan su iris marrón y esa forma tan delicada y bonita que tienen, junto a unas pestañas claras preciosas.
Su mirada es lo que más me cautiva. Brillante pero densa como un muro de concreto, a diferencia de la mía, la de él no es transparente. Es hielo.
—Si estuvieras vivo, definitivamente habría ligado contigo. —Siguiendo mis pensamientos, suelto algo que hace mucho vengo pensando. Es inevitable, el tipo está muy bueno.
Su mirada recae en la manga de su traje caro. La alisa como si aquella pequeña arruga fuera mucho más interesante que yo.
—Es una atrevida. Pero no me sorprende, no es la primera ni la última que me comenta algo similar. —Niega con la cabeza mientras entrelaza las manos detrás de su espalda. Luego, sus ojos perezosos bajan y suben sobre mi cuerpo como si me tratara de un cuadro en exhibición. Cohibida por la altanería de su lenguaje corporal, me remuevo nerviosa en mi lugar. Hank Hawthorne vuelve a clavar sus brillantes ojos en mí y arquea una ceja, como si algo nuevo rondara por su cabeza.
¿Tengo algo en la cara?
Apresurada e incómoda me encamino hacia la cama. Corro la colcha y las sábanas para meterme dentro, mientras siento su mirada sobre mi anatomía. Es claro que debe estar preguntándose qué demonios llevo puesto, si viene de la época en donde todavía se usaban carruajes.
Me meto debajo de las sábanas y termino de cubrir mi cuerpo con la colcha.
Lo escucho suspirar con fuerza y en poco tiempo está junto a mí intentando quitarme las sábanas de encima. Claramente, falla, pues sus manos las atraviesan y yo comienzo a reír con ganas, burlándome de su rostro frustrado y sus fallidos intentos de joderme la vida. Pero él no se rinde, sino que intenta tirarme de la cama de un empujón, sus manos atraviesan mi espalda al intentar tocarme.
Me río aún más.
—Encontraré la forma de arruinarte la existencia, créeme, y no pararé hasta que te vayas de aqu... —Lo interrumpo con mis ronquidos falsos. Un silencio denso inunda la habitación y pagaría por ver la cara de Hank en estos momentos, pero debo seguir fingiendo mis ronquidos—. No lo puedo creer—masculla, frustrado, y luego bufa—. Que mujer del demonio—Abro la boca indignada, escondiendo mi rostro con mi cabello para que él no me vea. Nos quedamos un rato así, en silencio, aunque aún lo puedo sentir detrás de mí, su presencia enfriando el ambiente.
Luego de un rato, chasquea la lengua fastidiado y murmura algo que no logro oír, pues los brazos del sueño ya me han atrapado. Lo último de lo que soy consciente antes de quedarme dormida, es como la presencia de aquel ente se hace cada vez más lejana, hasta desaparecer por completo e inundar la habitación con su original calidez.
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Arrastro mis maletas por la acera hasta llegar al auto. Por alguna razón, me siento triste.
Mamá me regala una sonrisa tranquilizante, intentando transmitirme paz y seguridad. Pero, ¿por qué tengo una mala sensación alojada en el pecho?
KAMU SEDANG MEMBACA
Loop
RomansaLoop. "Mors ultima linea rerum est". ¿Qué tan lejos puede llegar el alma del cuerpo? ¿Y qué tanto tardaría la muerte en alcanzarla? *Por favor, no copies ni uses contenido que no te pertenece. Sé original. *Está prohibido la copia, adaptación total...
〔VIII〕
Mulai dari awal
