La familia Moore

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Habían pasado un par de semanas desde que Patrick me pidió matrimonio, ya había llamado a mis padres para contarles las novedades, incluso llamé a Noah, el cual me dijo que se alegraba por mí, pero a su vez, noté que me ocultaba algo aunque no quise insistir... Patrick me había acompañado a los chequeos médicos, y aunque habíamos acordado que hasta que acabase el curso, yo seguiría viviendo en la casa de las Alphas, era obvio que me pasaba la mayor parte del tiempo en su suite, hasta tenía varias baldas de su armario con cosas mías, pero si seguía pensando que nada había cambiado, todo sería más fácil...

Durante aquellas semanas, había aprendido más sobre los Moore, que en los casi tres años que llevaba viviendo con Lucy...

Su familia no solo era una de las más poderosas y ricas de la zona oeste, sino que también había sido una de las más importantes del país hace no tanto.

Los señores Moore, habían heredado la empresa de la familia de Sarah Moore, la madre de Patrick, Sarah había sido la única hija de dos jóvenes empresarios llenos de sueños y esperanzas, poco antes de su jubilación, consiguieron montar la famosísima empresa familiar de Moore Investments, justo a tiempo para que su hija y su marido, el joven Joshua Caos, se casasen y se convirtieran en los herederos de la empresa. Pocos años después, Sarah se quedó embarazada del pequeño Henry, seguido un año después por Patrick y dos años después por la pequeña y no tan dulce, Lucy.

Sus padres les mandaron a varios internados por todo el mundo, aunque pasaban los veranos en la finca familiar de los Ángeles. Poco antes de que Lucy cumpliese los dieciocho, Sarah enfermó y fui ingresada en el hospital, según Patrick, la vitalidad de su madre, fue desapareciendo poco a poco hasta que se apagó completamente, tras la muerte de su madre, su padre se proclamó dueño totalitario de la empresa y pensó en negarles a sus hijos los bienes familiares, pero una clausula en el testamento de Sarah, convirtió en socios mayoritarios a sus dos hijos varones y le entregó a Lucy todos sus bienes materiales, excepto su anillo de compromiso y el resto de sus joyas.

Por lo poco que sabía de aquella familia, era que la empresa era su vida, especialmente la de Henry y su padre, y que su padre buscaría cualquier forma de negarles el derecho a sus hijos de formar parte de ella...

Aquella tarde a finales de marzo, Patrick y yo nos dirigíamos a los Ángeles a la finca de la familia Moore, me temblaban las piernas y revisaba cada dos por tres mi maquillaje y mi ropa, quería marcar una buena impresión, pero sabía que aquello era imposible, teniendo en cuenta que Lucy me odiaba y que Henry y yo nos habíamos acostado...

Al entrar en la finca, me quedé con los ojos como platos, la casa de piedra blanca pulida, se encontraba rodeaba de cientos y cientos de hectáreas de campo, la entrada de la casa llamaba la atención por sí misma, las escaleras a ambos lados que llegaban hasta la puerta principal, la cual estaba rodeada de pilares y ventanales enormes, bajé del coche y sentía que estaba a punto de caerme al suelo, perdía de vez en cuando el equilibrio, pero ahí estaba Patrick para sujetarme y ayudarme.

Un grupo de sirvientes, nos dieron la bienvenida, seguidos de las miradas de asco por parte de los hermanos de Patrick, Lucy llevaba un vestido rosa ajustado junto con unos tacones dorados que no solo estilizaban su figura, sino que además le hacían parecer mucho más poderosa a mis ojos, yo en cambio, llevaba un vestido azul con flores blancas y unas sandalias planas, ya que no me atrevía a llevar tacones desde el embarazo...

Atravesamos la estancia hasta llegar al inmenso jardín, el padre de los Moore estaba sentado en una butaca de mimbre cuando llegamos, no se parecía a ninguno de sus hijos, tenía el pelo oscuro y canoso y unos ojos color café que me miraban con desprecio. Fue entonces cuando me fijé en el retrato tras de mí, era una mujer adulta de cabello corto rubio y ojos azules, tenía varias arrugas en su rostro, pero, aun así, era preciosa, llevaba un vestido que me recordó a las fotos del VOGUE, sin duda alguna, aquella era la madre de los Moore, y era una mujer realmente hermosa.

La comida me pareció demasiado silenciosa y pacífica al principio, hasta que salió el tema de la boda y del embarazo y se empezó a notar la tensión en el ambiente.

- Patrick Moore, no vas a casarte con una fulana cualquiera. – dijo su padre mientras les miraba a los ojos.

- Melody no es ninguna fulana. – dijo él bastante molesto.

- Pues bien que se acostó con tu hermano. –dijo su padre mientras señalaba a Henry sentado a su lado.

- Tu hija también se acostó con más de veinte hombres, pero claro, ella no es ninguna fulana, ¿no? – rechistó Patrick mientras esperaba la respuesta de su padre.

- Fuera de mi casa, ¡AHORA! – dijo el padre de los Moore antes de levantarse de su asiento. – y no esperéis ser bien recibidos en la empresa.

- La empresa es más mía que tuya padre, así que el que no será bien recibido serás tú. – dijo Patrick antes de levantarse y marcharse, yo le seguía a paso rápido entre aquellos pasillos, y una vez llegamos al coche, Patrick estalló.

Patrick acababa de arrancar el coche cuando frenó de golpe y aparcó fuera de la casa.

- Estoy harto Melody, estoy harto de mi familia, nunca he sido suficiente para mi padre y me he odiado tanto por ello, nunca fui su favorito, lo supe desde el mismo día en que nací y cuando murió mi madre, nuestro padre no se lo pensó dos veces a la hora de querer quitarnos del medio, pero cuando se dio cuenta de que no tenía ningún poder sobre la empresa, decidió manipularnos para que trabajásemos para él, para la absurda empresa, y te prometo que no se entrometerá en nuestra vida, te lo prometo Mel. – dijo antes de besarme y volver a arrancar el coche.

La familia de los Moore era más complicada de lo que jamás podría haberme imaginado y su padre me parecía un ser despreciable al que solo le importaba su absurdo dinero...

De la A a la ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora