D de Dylan

360 21 3
                                    

La semana de navidad, fue sin duda alguna la más incómoda y violenta de toda mi vida, especialmente la cena de nochebuena y la comida de navidad al día siguiente, pero eso es otra historia...

El veintidós de diciembre, mientras Emma y Beca se dirigían al aeropuerto a recoger a sus hermanos, Nicky, Katy y yo, decorábamos el árbol de navidad, el cual, debido a las tandas de exámenes, habíamos estado aplazando durante varias semanas.

Cuando terminamos de decorar toda la casa, nos sentamos en la cocina y nos tomamos chocolate caliente que había preparado Beca esa misma mañana.

Un par de minutos después, aparecieron Beca y Emma con sus respectivos hermanos, Finn, el hermano pequeño de Beca, el cual no se parecía en nada a su hermana mayor, y Dylan el hermano de Emma, que era un año mayor que nosotras y era imposible no fijarse en él, no era un modelo ni nada por el estilo, pero el chaval era bastante mono, sus ojos color avellana y su media melena morena le daban un toque misterioso, pero a su vez familiar que hacía que desde el primer momento te sintieses a gusto a su lado.

Les saludé a ambos y les enseñé a cada uno su habitación. Cuando acompañé a Dylan a la suya, él me susurró al oído que había oído hablar de la lista y que, si me faltaba una D, que por él encantado. Ambos sabíamos que lo decía como broma, pero, ¿y si no lo fuese?...

Aquella noche, el resto de Alphas tenían planes, y nos quedamos Dylan y yo solos en la casa. No era la primera vez que me quedaba a solas con él, pero la lista y su comentario horas antes habían hecho efecto en mi cabeza y me sentía incapaz de no pensar en ello. Él propuso ver una película en el proyector del sótano y yo preparé dos cuencos de palomitas y dos copas.

Si soy completamente sincera, no presté atención a la película ni un solo segundo, estaba demasiado ocupada observando cada movimiento que realizaba Dylan.

Cuando apenas llevábamos veinte minutos de película, él la paró y se giró para mirarme a los ojos.

- ¿Por qué la has parado? – pregunté algo sorprendida.

- Porque para qué la voy a tener puesta si no la estamos viendo. – me dedicó una ligera sonrisa antes de acortar la distancia entre nosotros y posar su mano encima de mis muslos.

- Yo creo que era muy interesante. – mentí.

- Sobre todo, ¿de qué iba? —dijo él mientras se aguantaba la risa y se mojaba los labios.

- Vale, me has pillado..., ¿Cómo me vas a castigar? – dije de broma, pero cause una nueva sensación en Dylan, una que nunca le había visto.

- Lo vamos viendo, pero por ahora, acércate un poco más. – asentí con la cabeza y me coloqué delante suya y él me colocó sobre sus piernas y me acercó aún más agarrándome por la espalda. – Así mejor. – afirmó antes de posar sus labios sobre los míos en un beso apasionado y bajar sus manos por mi espalda, de repente despegó sus labios de los míos lo suficiente para poder hablar –¿Puedo? – asentí y él empezó a agarrarme del culo y después metió sus manos debajo de mi camiseta y desabrochó mi sujetador antes de quitarme la camiseta por completo.

Yo le quité la camiseta y nos quedamos ambos en silencio unos segundos hasta que él lo rompió antes de continuar besándome.

- Mel, eres preciosa. – me besó y entonces le empecé a desabrochar los vaqueros y vi sus boxers de Rayo McQueen y no pude evitar reírme, él me dedicó una amplia sonrisa y continuó—Son solo para ocasiones especiales. – ambos nos reímos al respecto y él me quitó los pantalones y la ropa interior poco a poco.

Acabamos haciéndolo en aquel mismo sofá cheslón. No solo una vez, sino unas cuatro o cinco, éramos incapaces de parar, no era algo romántico ni erótico, veía a Dylan como el hermano de mi mejor amiga y sabía que aquello no iba a volver a pasar por respeto a Emma y porque jamás me perdonaría hacerla daño.

Cuando volvimos a vestirnos, ambos acordamos no contarle nada a Emma, no queríamos hacerle daño. Pusimos la película otra vez y apenas un par de minutos después, llegaron el resto de Alphas y cenamos todos juntos.

***


Dylan estaba entre los más probables de ser el padre, y eso mismo me aterraba demasiado, ninguno de los dos había vuelto a hablar del tema desde aquella noche. La posibilidad de que él fuese el padre implicaba contarle a Emma que me había acostado con su hermano y se lo había ocultado, aquello me hacía sentirme mucho más culpable de lo que ya me sentía.

Llamé a Dylan por teléfono y le pregunté si podríamos vernos, Dylan estaba en la ciudad para celebrar el cumpleaños de su padre y aquello facilitó bastante las cosas. La posibilidad de volar a Nueva York para conseguir una muestra de ADN no me parecía la mejor opción, al menos económicamente...

Dylan y yo quedamos en la cafetería del campus, él se pidió un café con leche y yo un té verde, nunca había tomado té, no era mi estilo ni mucho menos, pero desde que me enteré del embarazo, decidí que ya llevaba demasiada cafeína tanto para mí misma como apara el bebé...

Dylan me habló de su trabajo de fin de grado y yo fingí enterarme de algo, él estudiaba audiovisuales y esperaba acabar siendo director de cine, y todo aquello me parecía un lenguaje alienígena...

Me despedí de Dylan y le dije que felicitase a su padre de mi parte, y que lo mejor sería no decirle a Emma que habíamos quedado, a él le pareció raro, pero yo sabía que en cuanto Emma supiese que había quedado a "tomar café" con Dylan, llegaría a la verdad antes de que yo supiese si la iba a convertir en tía...

Cuando Dylan se fue, guardé su cucharilla en una bolsa con su inicial, no quería que Emma lo viese antes de tiempo.

*Nota mental: no volver a acostarme con más hermanos de mis amigas"

De la A a la ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora