La hora de la verdad

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Ahí estábamos el uno delante del otro sin saber muy bien que decir, dudé durante mucho tiempo si debía o no romper ese silencio, pero no fui yo quien lo rompió.

- Mel, ¿quieres tener el bebé? – dijo mientras sus ojos azules recorrían mi cuerpo hasta fijarse en mi vientre.

- Sí, creo que sí, ¿tú? – dije con el corazón latiéndome desenfrenadamente.

- Mel, sí, sí quiero tener el bebé, nuestro bebé. – dijo antes de posar su mano sobre mi vientre y besarme.

Patrick había hecho que me saltasen las lágrimas, después de todo lo que había pasado, seguía siendo el mismo chico dulce y amable que me invitó a su hotel para que no me congelase por la nieve, seguía siendo el mismo chico que pasó conmigo aquel fin de semana y que me acompañó a la estación de tren para despedirse. Seguía siendo el chico que, de alguna forma, se había ganado mi corazón.

Patrick separó sus labios de los míos y se arrodilló frente a mí. Mi rostro reflejaba a la perfección lo confusa que estaba, ¿Qué demonios estaba haciendo Patrick?

- Melody Anne Pierce, ¿quieres casarte conmigo y criar juntos a nuestro bebé? – dijo mientras me enseñaba un pequeño anillo, empecé a llorar, no entendía muy bien el porqué, a que se debía esa explosión de sentimientos, pero aquel día había sido demasiado, había sabido quien era el padre de mi bebé y, además, ahora Patrick me estaba pidiendo matrimonio. En sus ojos vi la pura imagen de la confusión, él no se esperaba ni por asomo que yo reaccionase así, pero lo que ocurrió minutos después fue incluso más inesperado.

Me acerqué a Patrick que todavía estaba de rodillas en el suelo, y le besé, el me rodeó con sus brazos y estuvimos así varios segundos, después nos separamos y volvimos a la realidad momentáneamente.

- Entonces, ¿quieres casarte conmigo? – volvió a preguntar Patrick, pero estaba vez no lloré ni me callé, solo contesté sinceramente.

- Sí, me casaré contigo. – dije antes de volver a besarle y de que él introdujese aquel anillo en mi dedo.

Aquello era una completa locura, pero sabía que Patrick sería un buen padre, y que yo sentía algo muy fuerte por él. Todo parecía ir sobre la seda, hasta que la puerta del despacho de Patrick se abrió de par en par y aparecieron el resto de los hermanos Moore, Henry y Lucy.

- ¿Qué se supone que estáis haciendo? – dijeron ambos a la vez.

- Melody y yo vamos a casarnos. – dijo Patrick mientras me rodeaba con su brazo, para ser completamente sincera, me sentía parte de aquella gran pelea familiar pero no como una de sus miembros, sino más bien, como un bien al que se aferraban o por el que luchaban.

- ¿¡COMO?! – dijo Lucy mientras sus ojos salían disparados hasta el anillo que ahora se encontraba en mi dedo. – ¿¡Es el anillo de Mamá?! – dijo Lucy de golpe.

- Lo es, me lo dejó a mí en la herencia y ahora es de Melody. – dijo Patrick mientras sus hermanos le fulminaban con la mirada.

- ¿de verdad te crees que os vais a casar y que seréis feliz y comeréis perdices? – dijo Henry con dolor y enfado. – Patrick los cuentos de hadas no existen y para que te enteres, hace apenas dos semanas, me tiré a tu prometida en mi despacho, ¿no es así Melody? – dijo mientras me dedicaba una de sus sonrisas pícaras.

- Henry, vete a la mierda. – dijo Patrick antes de agarrarme de la muñeca y salir conmigo de su despacho.

Estábamos en el ascensor de camino al parking, cuando vi el dolor en los ojos de Patrick, me acerqué a él y posé mi mano sobre su mejilla.

- Lo siento mucho Patrick. – dije mientras le obligaba a mirarme.

- Melody, no es culpa tuya, Henry es..., es Henry y no podemos cambiar el pasado, pero sí podemos vivir el presente y planear el futuro, nuestro futuro. – dijo antes de dedicarme una amplia sonrisa y besarme en los labios.

Caminamos por el inmenso parking de Moore Investments hasta llegar a un deportivo parecido al de Lucy, pero de color negro, Patrick me abrió la puerta y yo me senté, dentro era lujoso y moderno, sin duda habría sido el regalo de su padre al entrar en la empresa familiar...

Patrick se puso el cinturón y me miró antes de arrancar el coche.

- Si no te importa, quiero pasar por mi apartamento antes de dejarte en el campus, ¿te parece bien? – dijo mientras posaba sus preciosos ojos azules sobre los míos.

- Sí, claro. – dije antes de ponerme el cinturón y de oír el motor de aquel coche.

Salimos del parking apenas un par de minutos después y conducimos un par de kilómetros hasta llegar al mismo hotel en el que había estado con Patrick las navidades pasadas.

- ¿Vives aquí? – dije mientras recordaba aquel fin de semana.

- Con mi primer sueldo, compré la suite en la que pasamos aquel fin de semana, tenía demasiados recuerdos como para que otros los borrasen. – dijo mientras me cogía la mano y la besaba dulcemente.

Ambos bajamos del coche y entramos en el hotel, los de recepción saludaron a Patrick y ambos nos metimos en el ascensor en dirección a su suite. Una vez allí, recordé aquel fin de semana, la ducha..., la cama..., la nieve golpeando los grandes ventanales, recordé todos y cada uno de los momentos que pasamos encerrados en aquella habitación y entendí el porqué de la decisión de Patrick de seguir viviendo ahí. La habitación seguía casi igual que aquella vez que entré empapada por el temporal, solo que ahora tenía unos sofás con aspecto cómodo, un par de librerías y el armario estaba repleto de ropa de Patrick.

Él se dirigió a su escritorio en el cual hizo aquella entrevista online sin pantalones, y de recordarlo, una sonrisa se formó en mi cara y me puse roja. Me senté a los pies de aquella enorme cama, me quité mi bolso y mis zapatos, necesitaba descansar.

Patrick no tardó mucho en sentarse a mi lado y abrazarme, estuvimos un buen rato hablando, del futuro, de su familia, de la universidad, de su trabajo y llegamos a la conclusión de que no debíamos comernos la cabeza por cosas que todavía no habían pasado. Patrick me preguntó si podía tocar mi tripa para intentar sentir al bebé y aunque le dije que, por aquel entonces, no había logrado sentir nada, él siguió insistiendo hasta que puso sus manos sobre mi ombligo y me besó.

- Vamos a ser una perfecta familia feliz, Te quiero Melody. – dijo antes de besarme de nuevo.

- Yo también te quiero Patrick.

Después de aquello, Patrick me llevó a casa de las Alphas y quedamos la mañana siguiente para vernos y hablar de nuestro futuro.

Al entrar en casa de las Alphas, Lucy me esperaba en la entrada hecha una furia.

- ¿Te vas a casar con mi hermano?, sabes acaso lo que eso significa, por si no fuese suficiente que llevases dentro de ti al futuro heredero de la empresa familiar, encima esperas formar parte de mi familia, estás loca si piensas que voy a permitírtelo. – dijo mientras sus ojos desprendían todo su odio hacia mí.

- Adiós Lucy. – dije antes de subir a mi cuarto y tumbarme en la cama, lo que necesitaba era dormir, no discutir con la Barbie demoniaca que sería la tía de mi bebé y mi futura cuñada...

De la A a la ZWhere stories live. Discover now