B de Ben

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A mediados de noviembre, Emma y yo decidimos ir al salón de recreativos del muelle de Santa Mónica, uno de los más conocidos de la costa oeste.

Aquel lugar era la fantasía de cualquier amante de los videojuegos, y la verdad es que la gran mayoría de los presentes eran niños con sus padres, pero entonces les vimos, eran dos chicos de nuestra edad jugando al Air Hockey. Emma me agarró de la muñeca y nos dirigimos hacia ellos. – en los últimos meses, Emma se había convertido en una chica más sociable y extrovertida, por una parte, me sentía muy orgullosa de mi amiga, pero por otra sentía que ella no se sentía ella misma desde que comenzó la maldita lista.

Delante de aquellos chicos, intentamos ser dulces y amables, porque para ser francos, ellos nos tenían bastante miedo por el simple hecho de ser mujeres.

Tras varias partidas de baloncesto, de billar y de carreras, les invitamos a nuestra pequeña habitación de motel que habíamos alquilado para aquel fin de semana.

Ben y yo estábamos sentados encima de la cama cuando me acerqué para besarle, él se apartó de golpe y me pidió perdón.

- Lo..., lo siento – dijo mientras se apartaba hasta la otra punta de la cama.

- No pasa nada Ben. – dije intentando tranquilizarle.

- Es que eres muy muy guapa y joder, la estoy cagando, ¿no? – dijo mientras me miraba a los ojos y veía en sus ojos castaños que estaba muy nervioso.

- No, no la estás cagando. – dije mientras le pasaba la mano por la mejilla y le quitaba sus gafas de pasta.

- Melody yo... -- le corté con un dulce beso que no fue correspondido.

- Lo siento mucho Ben.

- No lo sientas, gracias a ti no soy virgen. – dijo mientras señalaba sus labios.

- Ben... -- no me dio tiempo de decir nada más, él me abrazó, me dio las gracias y salió por la puerta gritando.

- ¡¡¡YA NO SOY VIRGEN!!! – iba gritando aquel joven de rasgos asiáticos, sacándome una sonrisa.

Al par de minutos, Emma se dirigió a mi habitación y me preguntó qué tal con Ben y nos reímos un buen rato, ya que al parecer su ligue había sido igual que el mío... Ambas prometimos no contar nada de lo ocurrido al resto de Alphas, pero si anotar sus nombres en nuestras listas.

Para aquel momento, mi lista ya tenía doce nombres sin contar a Andrew.

***


Como no me había acostado con Ben y a día de hoy por un beso una chica no se queda embarazada... Era imposible que Ben fuese el padre.

Meses más tarde, cuando ya se me notaba el embarazo, me crucé un día con Ben por el paseo marítimo. Su cara al verme podría considerarse una imitación a la perfección del cuadro del Grito.

Ben se acercó a mí y sus ojos salieron disparados hacia mi barriga.

- Es... ¿es mío? – dijo tartamudeando

- NOOOOOO – dije de golpe. La expresión de la cara de Ben cambió a una de alivio.

- Menos mal, que alivio... - dijo más tranquilo - Me alegro mucho por ti, seguro que sale igual de hermosa que tú.

Me despedí de Ben y me puse a pensar seriamente en como un chico de veintidós años pensaba que de un beso podías dejar embarazada a una chica. Sin duda alguna, había que darle varias clases de educación sexual a ese chico.

De la A a la ZWhere stories live. Discover now