C de Chase

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Después de que Austin se fuese de gira, estuve varias semanas bastante mal, echaba de menos al chico que se había hecho hueco en mi corazón.

Una tarde de octubre, las Alphas organizábamos una fiesta solo para Fraternidades y Hermandades cercanas, una especie de fiesta VIP, la verdad es que yo pasaba mucho de esas cosas, pero las chicas estaban muy ilusionadas con la fiesta, especialmente para seguir con la lista aprovechando la presencia del resto de fraternidades...

Todos estaban bailando en el salón y bebiendo en el porche, la cocina o el jardín. La casa estaba repleta de jóvenes con las hormonas hasta arriba.

Mientras salía de la cocina para dirigirme al jardín, choqué con un chico cuyos ojos verdes me dejaron embobada.

- Perdón. – dijimos a la vez, mientras nos apartábamos del medio del pasillo.

- Soy Melody. – dije mientras me colocaba bien mi falda de tubo.

- Yo Chase, ¿te apetece tomar algo?

Asentí y ambos nos dirigimos de nuevo a la cocina a por dos copas y salimos al jardín.

Allí nos sentamos alrededor de la piscina y empezamos a beber.

- ¿Eres una Alpha? – me preguntó mientras daba un trago a su copa.

- Sí, ¿y tú? – respondí mientras me fijaba en su corta melena castaña y su tatuaje en el brazo, el cual parecía una especie de serpiente.

- Me temo que no soy una Alpha, pero si un Omega. – dijo entre risas.

- ¿Y qué estudias? – dije intentando olvidar mi pequeña metedura de pata.

- Literatura y arte antiguo, por tu nombre supongo que a tus padres les gustaría la música, ¿estudias música? – preguntó mientras miraba mi colgante con forma de clave de sol y subía de nuevo hasta mis ojos azules.

- Estudio antropología, pero sí, a mis padres les encanta la música. – miré sus preciosos ojos verdes que se posaban de nuevo en mi escote y le solté una pullita. – me encantan tus ojos, pero mi cara no está en mis tetas... – él se sobresaltó un poco y me dedicó una mirada picara mientras notaba como se le formaba una ligera sonrisa en su perfilado rostro.

- Lo siento es que es imposible no fijarme en la diosa que tengo delante, incluyendo tus preciosas delanteras. – ambos nos reímos y empecé a tener un poco te frío.

- Toma, no quiero que te congeles. – me dio su chaqueta y me rodeó con el brazo, realmente se estaba MUY BIEN ahí entre sus brazos.

Tras un par de horas hablando y abrazados, nos besamos y le dije de subir a mi cuarto, él acepto y ambos subimos de la mano por aquellas escaleras de madera.

Una vez en mi habitación, cerramos la puerta con pestillo y él se quitó su camisa y dejó a la luz el resto de sus tatuajes y su tremendo six pack, joder, él sí que era un puñetero dios griego. Yo hice lo mismo y nos tumbamos en la cama, los besos pasaron de ser dulces y románticos a ser salvajes y acalorados, él metió sus manos por debajo de mi falda hasta llegar a la fina tela de mi ropa interior y quitármela por completo, después me señaló la tienda de campaña que se había formado en su ropa interior y no pude aguantarme la sonrisa, entonces se quitó aquellos boxers azules y rápidamente sacó un condón de sus vaqueros y se lo puso antes de sujetarme de la cadera y sentarme encima suya.

Él me puso la mano en la boca para acallar mis gemidos mientras me besaba realizando círculos alrededor de mis pechos. Tras varios minutos, ambos caímos sobre la cama y él me besó la frente antes de volver a vestirse y despedirse.

Chase me llamó la mañana siguiente para invitarme a salir, tuvimos una cita en el campus y acabamos en la casa de los Omegas bajo las sábanas de su cama. Teníamos mucha química, o eso era lo que pensaba- en un principio...

Estuvimos saliendo un par de semanas y todo parecía ir de maravilla, hasta aquella de mediados de octubre cuando llegué a casa y oí ruidos en la habitación de Lucy, normalmente no hubiera hecho nada, pero cuando subí para dirigirme a mi cuarto, y pasé por su puerta abierta, no pude evitar fijarme en los tatuajes de su acompañante, era Chase, mi Chase, o eso creía yo.

Entré como una furia en la habitación.

- ¿¡CÓMO HAS PODIDO?! – gritaba sin control alguno, realmente no sabía a quién odiar más, a mi supuesta amiga o a mi supuesto novio.

- Melody, cielo, tranquila, no ha sido nada, es como vuestra lista, los Omega también tenemos la nuestra. Solo ha sido una letra para mí y para ella. No tienes por qué ponerte así. – dijo Chase mientras se ponía su ropa interior.

- ¡FUERA DE MI CASA! —le grité, no podía aguantar aquello, yo había confiado en él y él había dejado claro que solo era la puñetera lista, la cual yo había abandonado por él, sin duda alguna era un cerdo.

- Mel, tranquilízate. – dijeron ambos, pero nadie hubiese sido capaz de calmar aquella situación.

Obligué a Chase a salir de la casa cuando él apenas llevaba sus boxers puestos.

- Ni se te ocurra volver a presentarte en mi vida, o te prometo que tus diecisiete centímetros se convertirán en diecisiete milímetros... - le amenacé.

Chase salió de nuestra propiedad y no volvió a pisarla nunca más, al menos en los siguientes meses.

***


La posibilidad de que Chase fuese el padre hacía que me ardiese la sangre, él era igual que Lucy, no les importaba hacer daño a los demás con tal de conseguir sus propósitos, y las puñeteras listas parecían haberse hecho populares por todo el campus.

Le pedí a Lucy el número de Chase y le escribí para que viniese a la casa de las Alphas, para "hacer las paces", como excusa para conseguir una muestra de su estúpido ADN.

Aquella mañana, cuando volví a ver a Chase, solo era capaz de pensar en ese preciso instante en el que les pillé acostándose a escasos metros de mi cuarto, realmente le odiaba.

Chase me intentó dar un abrazo, pero me negué y le di un apretón de manos. Ambos nos sentamos en el banco del porche delantero de la casa y nos tomamos una taza de café como "ofrenda de paz", apenas veinte minutos después, empezó a insinuar hacer las paces de otra forma y no me quedó otra opción que pedirle que se marchase.

Una vez me había despedido de él, recogí su taza y la metí en otra bolsa de plástico, pero con su nombre y una ligera inscripción debajo: "JAMÁS SE TE OCURRA VOLVER A ACOSTARTE CON ESE CAVERNICOLA"

De la A a la ZOù les histoires vivent. Découvrez maintenant