—Oh, vaya. Creo que tienes razón. —responde, y lleva sus manos a los bolsillos de sus pantalones—. Me cuesta mucho guardarme mis opiniones.
—Es bueno que lo aceptes. —Tomo un tenedor y pincho un trozo de queso.
—Tanto así que no puedo evitar comentar lo mucho que me encantan los pechos de tu hermana. —Suelto el tenedor y en un rápido movimiento lo tengo sujeto de la camisa—. ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? Hay mucha gente que puede verte hacer un numerito—Su sonrisa se ensancha y yo respiro profundamente para no partirle la cara de un golpe, pero él tiene razón, hay demasiada gente aquí. Lo suelto y le acomodo la camisa con falsa amabilidad.
—No dudes en que voy a matarte cuando salga de aquí. —Él sonríe de forma extraña.
—¿Tú dices? —Sus ojos brillan y una sensación amarga me recorre en forma de cosquilleo en la espalda. Steven se da media vuelta y desaparece entre la multitud, dejándome con la palabra en la boca.
Luego de unos minutos, Marcos llega a mi lado con el rostro serio.
—Padre y madre dicen que es hora. —Asiento, aun aturdido.
Todo estará bien. Solo intentan ponerte nervioso.
Sin embargo, los nervios me inundan y no puedo evitar alisar mi traje con disimulo para secar el sudor de mis manos.
—Hey, mírame. —Marcos me toma de los hombros y me obliga a mirarlo a los ojos—. Todo saldrá genial. Ahora cálmate, quita esa cara de puerco malhumorado y sube a ese escenario—Me da un abrazo rápido con unas palmaditas en la espalda al cual correspondo solo por los nervios.
—Diles a todos que ya vengo, debo ir a buscar unos papeles para mi discurso. —Los que escondí para dar el discurso, específicamente.
—¿Qué papeles? —pregunta, con el ceño fruncido. Me debato entre decirle o no, de todos modos, se enterará en unos minutos.
—Robé unos papeles de la oficina de los Richardson el día del evento. Tengo algo gordo entre manos, hermano, algo valioso. —Marcos abre la boca y la vuelve a cerrar sin decir nada. Su frente se arruga y las preguntas salen entrecortadas.
—¿Qué? ¿C-cómo? ¿C-cuánd...? —Lo interrumpo.
—Luego te explico. He escondido esos papeles y debo ir a buscarlos para mostrárselos a todos mientras dé mi discurso. Dile a nuestra familia que se preparen mentalmente para verme hundirlos. —Lo tomo de los hombros con la euforia corriéndome por las venas—. Voy a acabar con ellos, hermano. Todos los que sufrimos con sus decisiones precarias tomaremos justicia por los que ya no están.
Mis ojos serios, mi mandíbula apretada y la postura tensa de mi cuerpo hace que Marcos entienda rápidamente el trasfondo de mis palabras. Ha muerto gente por ellos, mucha gente, y es hora de que eso se sepa.
Comienzo a caminar hacia la salida del salón, pero Marcos me detiene y me dedica una mirada intensa.
—Ten cuidado, tienes mucho poder en tus manos. —Sé que está preocupado por mí, así que asiento y trato de transmitirle seguridad con la mirada.
Salgo del salón y doblo pasando por la entrada. Me desconcierta ver que los guardias no se encuentran en sus respectivos puestos junto a la puerta, tienen prohibido abandonar sus puestos de trabajo, y más aun los que custodian la entrada. No hay nadie alrededor, todos los empleados están ocupados en el salón.
Me acerco a ver si están afuera para darles una advertencia, pero al momento en que salgo para observar a mi alrededor buscando a los guardias, algo me impide ver.
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Loop
RomanceLoop. "Mors ultima linea rerum est". ¿Qué tan lejos puede llegar el alma del cuerpo? ¿Y qué tanto tardaría la muerte en alcanzarla? *Por favor, no copies ni uses contenido que no te pertenece. Sé original. *Está prohibido la copia, adaptación total...
