La mujer lleva un vestido rojo pasión pegado al torso de tal manera que algunas arrugas se forman en él. Un collar de una mariposa negra adornando su cuello llama mi atención. Madre solía hablarme de ellas y las viejas habladurías que las acompañaba. Se dice que predicen la muerte.
—Tanto tiempo, cariño.
—Carmel. —Es lo único que digo, junto a un asentimiento de cabeza. Ella se acerca un poco más y susurra.
—Que bien te oyes diciendo mi nombre. —Su lengua raspa sus dientes de manera que un siseo asqueroso abandone sus labios. Aprieto el agarre de su mano con la intención de causarle un poco de dolor, pero ella ni se inmuta, sino que sonríe aún más—. Nos vemos por ahí, bonito.
La sigo con la mirada sin poder evitar hacer una mueca de asco al verla desaparecer en algún punto del salón, moviendo sus caderas con un vaivén demasiado practicado.
—Buenas noches, Hank Hawthorne. —Su voz me saca de mis pensamientos, obligándome a encontrarme con sus ojos esmeralda fundidos en un brillo extraño.
—Buenas noches, señora.
—Hicieron un muy buen trabajo. —Señala el salón—. Les ha quedado precioso—Sonríe con amabilidad, y su actuación es tan buena que si no supiera el monstruo que es definitivamente le creería—. ¿Estás nervioso? —pregunta, y yo la escruto con la mirada, buscando las segundas intenciones de su repentina pregunta.
—Confío mucho en mis capacidades, señora, no veo razón por la cual sentirme de esa manera. —Ella esboza otra sonrisa, una menos simpática.
—Ya veo. —Me observa por bastante tiempo, hasta llegar a ponerme incómodo. Me trago el revoltijo en la parte baja del estómago, indicando que algo no va bien, y le sostengo la mirada—. Suerte en el discurso, Hank—Saborea mi nombre antes de que salga de sus labios. Decido dejar pasar la molesta sensación que me recorre el cuerpo y veo como se pierde entre el gentío.
Cuando todos los invitados están presentes me doy el gusto de relajarme tan solo un poco y buscar algo de comer. Llego a una mesa casi vacía y me encuentro a mi hermana Ángela conversando con uno de los Richardson, para ser más específico, Steven Richardson. Su presencia me pone alerta, y me encuentro analizando la textura del queso disimuladamente para oír su plática.
—Hank. ¿Todo bien? —Sé que me lo pregunta porque me vio hablando con Linda Richardson, así que asiento para dejarla tranquila—. Iré a buscar a mamá para decirle que todos los invitados ya están aquí—Ignora a Steven, que sigue intentando hablarle—. Ah y, hermano—Aparto los ojos del queso para observar como toma una pequeña corrida, me toma del rostro y planta un beso en mi mejilla.
¿Por qué todos están empeñados en tocarme hoy?
—Suerte, tú puedes. —Su sonrisa es más que suficiente para provocarme ternura.
Ángela se va y quedamos el ingrato y yo solos. Luego de unos segundos de silencio, habla:
—Es bonita. —Tomo una fresa y la sumo a mi plato—. Tu hermana, es bonita.
—Eso ya lo sé. —Mi respuesta raspa mis dientes, salpicando saliva sobre su traje. Steven alza las manos y ríe, divertido por mi reacción.
—Oye, es solo un comentario. —Suelto el plato en la mesa sin delicadeza y lo observo, molesto.
—¿Necesitas la seguridad de que alguien más apruebe tu comentario para sentirte auténtico, Richardson? ¿Tan inseguro eres que no puedes pensar algo por tu cuenta que desesperadamente necesitas que alguien te diga que estás en lo correcto? —Las palabras salen de mi boca con rapidez, como un trabalenguas. El joven sonríe de lado, pero aun así logro ver un atisbo de molestia en su mirada—. No te dan mucha atención en casa, ¿verdad? Porque das la apariencia de necesitar ser escuchado, tanto así que no puedes guardar tus insulsos comentarios para ti mismo.
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Loop
RomanceLoop. "Mors ultima linea rerum est". ¿Qué tan lejos puede llegar el alma del cuerpo? ¿Y qué tanto tardaría la muerte en alcanzarla? *Por favor, no copies ni uses contenido que no te pertenece. Sé original. *Está prohibido la copia, adaptación total...
