Antes del final

2.9K 207 8
                                    

Si le preguntaran a alguno de los presentes si imaginaron estar en esa colina alguna vez dirían que jamás.

Y si a ello le aumentaban el hecho de ver a un Villegas de pie con un traje Gris y una sonrisa en los labios junto a ese sacerdote que siempre le echaba el sermón dirían que era un gran chiste.

Pero así era, ese día en Las cumbres en ese camino que una vez les junto se encontraban solo los testigos amables de su amor.

Mientras la joven caminaba del brazo de su abuelo con un vestido blanco señido al cuerpo, todos los presentes sentían como la canción de fondo les llenaba el corazón de amor:

-No pondré nada por encima de ella, no le daré la espalda. Ella es mi todo- le dijo seguro a Don Modesto retomando la letra de la melodía cuando extendió sus manos hacia él
-Ella es todo lo que siempre necesitaré - le aseguro sintiendo como esos ojos grises del cabeza de los Villaseñor le miraban con cariño asintiendo en silencio

- Abel Villegas, prometo amarte en tu peor momento. Puedes estar seguro de ello. Prometo jamás caminar si no es de tu mano, estés o no estés, siempre de la mano. Prometo amarte eternamente y aun después de eso. Convertir el pasado en alegrías y ser tu Chula por siempre- Alba mordió sus labios al borde del llanto, sus ojos grises brillaban y podría jurar que el negro de los ojos de su amado reflejaban el azul del cielo

-Te doy mi palabra, Prometo amarte...-hizo una pausa sacudiendo nervioso la cabeza- siento que no puedo pensar de tenerte frente a mí con este hermoso vestido- y todos rieron al ver a ese hombre prepotente incapaz de hilar las palabras – soy un desastre y un obtuso al verte tan hermosa- y ambos chocaron sus cabezas sonriendo entre risas

-¿Tomas a esta mujer por esposa?  para cuidarla y sostenerla por el resto de tu vida-

-Estoy dando mi palabra: Prometo amarla y mantenerla siempre en pie, la quiero y la necesito, será mi mundo entero señor-

-Bien creo que alguien recordó sus votos- dijo el sacerdote haciendo reír a todos

-Alba prometes...-

-Para toda la vida- dijo interrumpiendo

-Pues que así sea, los declaro marido y mujer, que lo que Dios une hoy no lo separe el hombre-

Y ese beso lleno de aplausos se convirtió en la mejor memoria de todos los presentes.

El ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora