EL REENCUENTRO

2.1K 193 15
                                    

Uno de los muchos ojos de las cumbres hizo llegar a los oídos de Pedro ese encuentro clandestino semanas después. Y no pudo más, tomo sus cosas, y se dirigió a la ciudad con los papeles que el francés había preparado para el divorcio.

El reencuentro con violeta fue arrasador, desde el día que le saco a rastras y medio desnuda del motel no la volvióo a ver. Se gritaron todas las faltas que se gritan los que rompen, y al final ella termino pidiendo perdón ante esa soledad que ahora le acompañaba. "si no regrese no fue porque te siguiera engañando, es porque te tenía miedo" y en ese momento supo que jamás lo conoció, habría sido incapaz de levantar su mano contra ella, después de todo era la madre de su hija.

Si solo hubieran hablado a tiempo todo sería diferente. Pero ya pasaban más de 7 meses y ahora su corazón palpitaba hacia otro lado.

-Victoria vivirá en el pueblo, no quiero que se quede aquí-

-Yo tendría que vivir con ella, es mi hija-

-Y así será, pero en el pueblo. En el centro de las Palmas, lejos del Paraíso. Para ella la entrada siempre estará abierta, pero no para ti-

Violeta no se animó a buscar razones de su decisión. Cuando lo vio llegar, pensó que lo hablarían, que ella encontraría el perdón en sus ojos. Que podría decirle lo sola que sintió entre tanta gente finalmente después de tantos años juntos lo podrían arreglar.

Pero él ya no era el muchacho serio que conocía. Ahora tenía otra vida en sus ojos que no lograba distinguir como algo habitual. ¿Quién había encendido ese deseo en él?

-Necesito que lo firmes- extendió el acuerdo de divorcio

-¿No se puede hacer nada?- dijo aguantando las lágrimas- quiero que Victoria crezca contigo, y conmigo-  pero Pedro no levanto la mirada- no quiero que estemos en el pueblo como si fuéramos tu segunda familia, mientras tú vives con quien sabe que mujer en El Paraíso-

-Su nombre es Alba, y no es cualquier mujer-

-¿Es mas valiosa que tu hija?- dijo obligándolo a mirarla a los ojos

-¡A victoria no la metas en esto!- grito- Tú me engañaste, me hiciste pedazos y la burla de todos, y ahora, ahora soy feliz, quiero hacer las cosas bien-

El corazón y los celos de Violeta ardieron a la par. Y motivada por ese despecho decidió que no le dejaría marchar. Así que intento calmarse, le pidió perdón una y otra vez, lloraba y suplicaba, quería ablandar el corazón de su esposo, sabía que podría, él no era tan fuerte como Abel.

Y así fue como unas lágrimas dieron paso a un consuelo y un consuelo a un abrazo y un abrazo a un beso y de la nada estaba entre sus piernas dejando ir todas esas ganas reprimidas de poder tocar un cuerpo femenino, de poder tocarlo de verdad.

Al día siguiente Violeta despertaba victoriosa, pero no fue así... él sa había marchado.

Cuando regreso a casa pensó en confesarle su error, pero tuvo miedo. Alba no era de las que pudieran perdonar. Pensó llevarse el secreto con él. Era la primera y la última vez que le fallaría. Lo era.

Después de unos días, de mensajes y palabras bonitas se escabulleron a McAllen. El camino fue tranquilo hablaban sobre la universidad, y jugueteaban con sus manos. Desde hacía meses no tenían la oportunidad de ser tan abiertos con su amor. Era muy tarde cuando llegaron al hotel, así que simplemente tomaron una ducha, y cenaron. Alba llevaba días intentando levantar las restricciones que ponía Pedro, ella le deseaba, quería sentirlo, quería sacar de su cuerpo a ese hombre que la visitaba en sueños. Pedro también le deseaba, sin embargo era un hombre demasiado recto, sentía la culpa, el estar en la tina con ella le mataba, quería hacer palabras su error, pero no pudo, así que simplemente la evito.

Mientras dormían, Alba recorría el rostro de Pedro, tenía las facciones toscas y fijas, su bigote siempre bien marcado y esa pequeña barba que se dibujaba bajo sus labios. Sus manos eran rasposas de más. Pero siempre le abrazaban como si fuera lo más preciado.

-Te quiero tanto- le susurro mientras se acurrucaba entre sus brazos.

-Te amo con la vida, y te amaré siempre- le contesto Pedro apretándola en su pecho.

Ese abrazo y esa noche por algún motivo le lleno de miedo, sintió como las palabras de Pedro se atoraban en su garganta, como el tono de voz le cambiaba, ¿Qué sucedía?

Temprano le acompaño a la universidad, nunca la había visto vestida así, traía un vaquero a la cintura, con una blusa lila cruzada que dejaba un importante escote, de su cuello le colgaban muchas gargantillas y medallas, su bolso con libros le colgaba al lado y su cabello despeinado se amarraba dentro de una trenza larga.

Se sintió afortunado de poder caminar con ella de la mano, y a la vez sintió culpa por ser tan feliz mientras que a Violeta le había dejado en la nada. Esos pensamientos le mancillaban la cabeza y pasaba de la completa felicidad a la incomodidad.

Se mantuvo ocupado mientras ella entregaba sus documentos, veía el lugar y sabía que él no pertenecía ahí, no se veía en ese lugar. Entonces su cabeza comenzó a viajar en un abismo negro. ¿Cuál sería su futuro junto a Alba? Seguramente ella querría mudarse a alguna ciudad, o tal vez se reuniría con amigos del extranjero, a diferencia de sus hermanos él era un ranchero mas, siempre trabajo en el campo, siempre estuvo entre animales, llevo una vida doméstica, ¿Cuándo podría ver a su hija?, ¿Qué pasaría si Alba no la quisiera? Todas esas dudas le explotaron en la cabeza y el plan de una vida feliz se le diluía entre las manos.

Cuando la recogió por la noche noto que algo no estaba bien, y pudo imaginar la situación, lo vio incomodo cuando le presento a algunos compañeros, le quería, y quería caminar de su mano y presentarle a todo el mundo el hombre del que estaba enamorada. Pero él no lo veía así.

-Amor... - le susurro a Pedro gateando en la cama hasta quedar encima de el- ¿Hice algo malo?- y la pregunta le apretó en el pecho

-Tu jamás harías algo para lastimarme- le respondió acomodándole el cabello que le caía necio en la frente- soy yo, soy inseguro, no sé si podre enfrentarme a tu mundo-

-Mi mundo eres tú- le contesto sujetando su rostro con ambas manos para besarle- donde estés estaré contigo y amare lo que ames, y cuidare lo que cuides-

-Es como si me estuvieras diciendo tus promesas de boda- rio y esas palabras le recordaron porque estaba tan enamorado de ella, era la luz que su vida necesito siempre

-Uno nunca sabe- susurro volviendo a besarlo

-Ser quien ames, es todo lo que deseo- y fueron esas simples palabras las que le hicieron volver a tener calma- en cuanto firme mi divorcio, tu y yo saldremos de Las Palmas por unos días, nos perderemos donde tú quieras. Te voy a compensar cada minuto que no puedo terminar de tocarte como quisiera- miro como sonreía mordiéndose la mejilla de la felicidad- te voy a hacer el amor, te voy a hacer la vida... Te voy a querer tanto que jamás serás capaz de sentir el amor de alguien más-

Esa noche para ellos termino con promesas de gran peso, promesas que ninguno de los dos sabía que no podrían cumplirse.

El ParaísoWhere stories live. Discover now