COLORES

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Al regresar al rancho las cosas se fueron un poco al carajo. Alba y Jacob finalmente se distanciaron lo suficiente para parecer extraños. De no ser porque vivían bajo el mismo techo ni siquiera hablarían, y aunque Jacob sentía que moría no planeaba disculparse. Era un hombre orgulloso y por nada del mundo demostraría que estaba llevando todas las de perder.

Abel invito a Alba a participar en el Rodeo de Colorado, después de ganar el premio en Denver, debía seguir probando suerte, él realizaría una exhibición, así que sería parte del plan de seguir descubriendo que había entre ellos.

Esta vez no se lo comento a nadie, si se iría se iría sola, no quería ponerlos de nuevo frente a frente, quería dar de una vez por todas un cierre a toda la situación con Jacob.

-Tú ya jamás me vas a dirigir la palabra- le dijo dándole alcance para ayudarla a bajar del caballo

-Claro que si, no soy una cría-

-¿Entonces?, que planes tienes en la cabeza para sacarme de tu vida de una vez por todas ¿Nos vas a despedir?- dijo burlón

-Sabes que nunca haría eso-

-La verdad es que ya no sé qué harías y que no. Sabes que le estas mintiendo a tu familia, y sabes lo que les va a lastimar cuando sepan que has vuelto al ruedo, nada más y nada menos que de la mano de un Villegas-

-Esas cosas no te importan-

-¿Cómo?, podía besarte, tocarte y dormir en tu cama pero ahora ¿No puedo indagar en tu vida?- La joven se quedó de pie frente a él molesta.- tú sabes que ese hombre no te dejara nada bueno. ¿Dónde está ahora? Te encontró después de tanto tiempo, te llevo a la cama y se aleja. ¿Por qué sigues engañándote después de tanto tiempo? Está muy claro que ese pendejo no tiene ni la más mínima idea de lo que es querer a alguien-

-No puedes hablar de lo que no sabes-

-Pues ilústrame dame tu versión de los hechos, porque claramente tus historias siempre son las mejores- rio sarcástico- como esa noche en el hotel, lo convenciste de que no fue nada, te lo llevaste a la cama después de estar desnuda frente a mí. Que descaro Srita. Villaseñor- no podía soportarlo más, y estirando el cuerpo le hizo sonar una bofetada

-¡No te permito que hables así de mí!-

-¿Tu no me permites?- se carcajeo sobando su mejilla- ¿Sabes qué?, si te hace falta alguien para que te haga mujer, me lo hubieras dicho antes, si querías un pretexto para tener sexo, ¿Por qué no lo mencionaste?- Alba quería golpearlo de nuevo, pero al instante le sujeto del brazo- no te permito que me vuelvas a golpear- y sus mirada furiosa le hizo temblar.

-Suéltame-

-No-

-No puedo hacer nada ante el hecho de que jamás te interese hasta que apareció Abel, no puedo reparar tu conformismo- dijo apretando los dientes intentando no llorar, no lloraría ante él.

En ese momento ambos eran un par de desconocidos. Jamás habían dejado salir estos colores a la luz del otro y eso les mataba, se estaban percatando que estaban viviendo como dos perfectos desconocidos supliendo y formando una relación inexistente.

-Yo siempre he estado para ti desde el día uno. Cada momento, en todos tus momentos, sobre todo en aquellos donde ni tu podías con toda tu carga. No me importaban los secretos, sabía que el "estar" el "permanecer" sería suficiente. Yo siempre he estado para ti. Pero y ¿tú? ¿Qué has hecho por mí? ¿Alguna vez te preguntaste si tenía problemas? Debes ser muy egoísta para pretender que alguien simplemente lleva una vida tranquila después de todo lo que TÚ sabes he vivido.- fue soltando el agarre hasta quedar mirando al suelo con las manos a los costados

Tenía razón. Quizá jamás deseo verse de esa manera, pero la realidad era que se volvió una persona egoísta con el tiempo cerrándose a su dolor y su pasado. Incapaz de abrirse de verdad a alguien más. Después de todo no fue sino hasta 5 años después que conto todo lo que le sucedía. Era empática con todos, y les quería de verdad. Estaba agradecida con ellos. Pero de Jacob siempre tomo todo, siempre fue el "si" que tuvo seguro. Pero jamás se preocupó por él tanto como para saber cómo llevaba su pasado. Y a decir verdad no se sentía capacitada para ello.

Ahora ella también miraba al suelo, incompetente de poder hilar las disculpas que le debía, incapaz de poder dar una lista coherente de perdones.

-Sabes que cuando te conocí no tenía más que grietas, me asustaba el futuro, me sentía incomoda con todo lo que era. En estos momentos de mi vida mi cabeza es un lugar que no conozco, a pesar de que todos los que influyen en ella forman parte de mi. Antes de que llegara Abel, te pedí que te quedarás conmigo para siempre, ¿Recuerdas? Quería formar un hogar, pero tú simplemente dijiste "No". Ese fue el único paso adelante que di contigo y me dejaste de pie donde me encontraste- Jacob levanto la mirada, recordaba ese día, y recordaba el miedo que sintió de verse descubierto ante sus mentiras

-He desperdiciado todo el amor que guarde para un día pararme frente a ti y decirte que quería que fueras mía. Sin darme cuenta me enfrente a una batalla que tenía por demás perdida, aun así quiero seguir de frente peleando por ti, a pesar de que sé que no tengo oportunidad. Para ti el darte por vencida conmigo no te tomo mucho tiempo, y sé que eso es porque en el fondo de tu corazón siempre esperaste que ese hombre viniera por ti. Cuando te vi con él por primera vez, me di cuenta que todo esto ya no tendría sentido. Cuando de tu boca salió cada momento que pasaste con los Villegas no tuve miedo de Pedro, pero Abel me lleno de terror. Él me llevaría al frente y me dispararía sin más... y así lo ha hecho-

-No puedes culparme por amarlo- y de la nada, así como algo que nace ante la sinceridad de un alma rota, había aceptado por primea vez en su vida que amaba a Abel.

-Lo sabía- se giró pateando las monturas del suelo – ¡LO SABIAAAA!- se giró a ella con el corazón en la mirada- me rindo, está bien, he perdido, quiero dejar la batalla, necesito dejarla- y mientras intentaba no ahogarse la abrazo con tanta fuerza que creyó desaparecería en él.

No podía más, la soltó sin mirarle y salió casi corriendo hacia el campo, la escena de esos días se repetía en su cabeza en bucle, y ahora sentía que su propia memoria se burlaba de él.

Había sido apenas dos años atras, Alba estaba sintiendo un poco más de lo normal por él y Jacob lo sabía. Ese día mientras cenaban en Houston después de vender unas cuantas reses Alba decidió que sería él. Lo llevaba pensando mucho tiempo y sabía que si era capaz de hacerle latir aunque fuera un poco el corazón valdría la pena.

Lo miro detenidamente, le gustaba la forma en que su cabello pintaba distintos colores y la tinta que se dibujaba en su cuerpo como si fueran historias. Sus palabras fueron sencillas y al mismo tiempo fulminantes.

-¿Querrías vivir aquí conmigo para siempre?- Jacob soltó la servilleta con el corazón rebosante de felicidad

En la garganta el "Si" se le ahogaba desesperado pero en su mente el último movimiento de números se hacía presente. Debía limpiar su nombre primero, la quería tanto, tanto que no se podría permitir llevarla entre el lodo que ahora pisaba.

Decidió fingir que no entendía, la desilusionaria un poco quizá pero después podría tomar nuevamente el camino.

-Sabe que no me gusta quedarme en un solo lugar, eso no es lo que busco- sonrió como si fuera una plática de lo más trivial y Alba sonrió nerviosa

-Tienes razón- agachó la mirada soportando las lagrimas- iré al baño, ¿Puedes pedir la cuenta?- y con el poco corazón que le quedaba roto desapareció.

Esa noche Jacob se odio por hacerla llorar, pero pensó que sería algo que podría solucionar con el tiempo; qué estúpido fue, qué estúpido fue.

El ParaísoWhere stories live. Discover now