DANTE

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La semana siguiente el mundo regreso un poco a su curso, Alba comenzó a practicar el salto, pero casi siempre era lo mismo. Justo antes de realizar el ejercicio frenaba, los recuerdos le golpeaban la cabeza, dominaba la velocidad, pero cuando estaba a punto de saltar, una corriente de miedo le invadía. Estaba molesta con su incapacidad de controlar sus pensamientos, de no poder dejar todo atrás.

Todos los días salía muy temprano a cabalgar, Dante no era un caballo joven pero aún volaba con el viento brillando, reluciente y hermoso igual que su dueña; todos en casa adoraban verla así, tan brillante, pero cuando regresaba para practicar los saltos simplemente se rompía, bajaba, pateaba las latas, gritaba, estaba furiosa y frustrada.

-Niña, te vas a hacer daño- le dijo Doña Lucí acercándose al lugar

-Lo siento Lucí, no me aguanto, siento que voy a ¡EXPLOTAR!-grito

- Y si espantas al animal menos- Dijo Jacob acercándose mientras colocaba las monturas en la cerca- venga -le hizo señas para que subiera al caballo- vamos a dar un paseo- dijo mientras montaba detrás de ella tomando las riendas del pura sangre inglés que solía montar-

-¿Pero qué haces hijo?, ¡Pobre animal!- grito su madre mientras les abría la puerta del enrejado

En cuanto su madre les abrió salieron a trote, Alba se sujetaba de la montura, mientras que Jacob daba todo de si para manejar la velocidad, pronto a lo lejos vieron las pacas de pastura. El corazón de Alba se botó y el disfrute que tenía al montar se volvió miedo.

-¡Jacob! No, ¡Jacob! Por favor- gritaba Por un momento él pensó en parar, pero no, tenía que hacerlo, ella no tendría el valor, su cabeza le gobernaba.

Cuando Jacob jalo las bridas para saltar, el animal le obedeció enseguida, y el corazón de la chica se detuvo por un momento, el aire pasó por su rostro y su garganta, quien cerraba los ojos y se aferraba con las uñas temblando e intentando no morir. Jacob continuo trotando dio dos vueltas y volvió a saltar y así 3 veces más hasta que aligero el paso. Regreso despacio a las caballerizas, poco a poco la chica fue despabilando. Veía como limpiaba sus lágrimas, y sentía como temblaba. Se arrepintió un poco, en realidad el no podía dimensionar su miedo, pero pensó que eso le daría la respuesta.

Cuando estuvieron quietos, la bajo tomándola en brazos. Se sentó en una banca acunando a la joven que seguía suspirando entre lágrimas.

-Lo siento- le susurro- pero solo así sabrás si lo podrás hacerlo de nuevo o no. Solo quería que te dieras cuenta que no tenías miedo a los saltos, le temes a lo que tienes en tu cabeza- ella se aferró con sus manos a su camisa mientras le sobaba el cabello- lo siento...-

-Está bien- dijo entre cortado- pero no puedo controlar lo que siento, no es así de facil-

-Sabes que el accidente fue eso... un accidente- le tomo del mentón para poder mirarla- nadie podría saber que todo lo que paso ese día pasaría-

-Pero yo sí, yo sabía que no podía hacerlo... Jacob, no podía ni ver claramente, desde que subí al caballo hasta que caí ya no estaba en mi cuerpo. Tengo miedo de ver algo que no quiero mientras vuelvo a montar, tengo miedo de volverme a ir de esa manera-

-¿Por qué lo harías? No lo entiendo, como eres capaz de vencerte tan fácil, de verdad necesitas mirar todo lo bueno que eres, todo lo bueno que das a tu alrededor. Sigues sufriendo y dudando ante dos hombres que no te dejan nada bueno. Y ¿Dónde queda tu familia? ¿Tus abuelos, tu hermano? ¿Dónde quedamos nosotros?- Alba escondió el rostro entre sus manos no sabía que decir, tenía razón- Ese hombre que te hizo daño siguió con su vida sin ningún miedo, tiene una familia, es feliz y tu estas aquí pidiendo a todos que sean pacientes contigo aun cuando ya pasaron 6 años-

Por algún motivo desconocido para ella Jacob estaba furioso, la chica abandono sus brazos poniéndose de pie limpiando sus lágrimas. Esas verdades dolían, y dolían más aun viniendo de una boca que ella tanto quería. No tenía ni una pisca de comprensión en su tono de voz, era solamente un reclamo, y una voz frustrada de tanto intentar estar y ser hecho a un lado.

-Creo, que al final me quede en ese limbo entre querer regresar en mí y perderme- se limpió las lágrimas dando un largo suspiro- tienes razón, lamentablemente, le tengo fobia a los " te quiero" sin importar ya de quien vengan, sea familia, sea un amante, el amor al final siempre te resta; aun así también tengo fobia a la vida en soledad, a que nadie me coja la mano en navidad, a despertar siempre con el lado derecho de mi cama helado- suspiro entre lágrimas- nunca he sabido lo que pasa cuando alguien te quiere de verdad, no sé cómo vivir sin el pasado quemándote la piel y el alma-

Jacob no le consoló, la dejo rota en medio del lugar, necesitaba afrontar sus propios miedos, valorar lo que tenía, no quería ser quien estuviera ahí por siempre, solo dando, incapaz de tomar nada para él, esta vez no sería cuidadoso y amoroso, la dejaría romperse y que pudiera ver quienes tenían la culpa de ello. Quienes no deberían estar ahí.

-Creo que jamás debí intentar volver a montar- dijo después de un rato de sollozos

-Esa será tu decisión, nadie puede obligarte- y la respuesta de su amigo le tomó por sorpresa.

-Creí que me animarías-

-Tú no quieres que te animen, nunca lo has necesitado, lo que quieres es escapar que todos sientan lástima por ti , y está bien, aunque la lástima no es para ti-

Alba lo miro molesta, sabía que él era así de desinteresado y seco para muchas cosas, pero jamás lo fue con ella. Se levantó del suelo donde se había sentado y molesta regreso a casa. No, no quería hacerlo, pero lo necesitaba, era como la llave mágica para seguir adelante, era como recuperar ese pedazo de su alma que se quedó en el suelo en ese entonces, era volver a ser ella.

El ParaísoWhere stories live. Discover now