Cuando la voz de mi padre se alza sobre todo el griterío, todo el mundo se calla.

—Llegas tarde, de nuevo. —Sé que se dirige a mí por el tono molesto de su voz.

—Creo que es evidente. —Mis hermanos me dirigen una mirada de advertencia, siempre sucede lo mismo. Padre me regaña, yo le contesto con mi disimulada altanería, padre se enoja y eleva la voz, yo sigo contestando tranquilo y luego vienen gritos y mamá calmando a papá con palabras dulces, padre atragantándose con la comida y luego todos se calman y siguen comiendo.

Papá deja los cubiertos sobre el plato con brusquedad y yo sigo comiendo tranquilo. Algo muy característico de mi persona es que jamás pierdo los estribos, no importa que tan afilado o repulsivo sea el comentario que salga de mi boca o de la de la otra persona, yo siempre mantengo mi postura indiferente y mi cara de póker. Y eso molesta a muchos, por ejemplo, mi padre.

—¿Algún día vas a ser un ejemplo o alguien de orgullo para esta familia? Tienes veinticuatro años y sigues soltero, no te he visto tocar a una mujer en mi vida y te niegas a tomar mi puesto y trabajar para ayudar a tu familia. Dime, ¿hasta cuándo seguirás siendo un inútil? —deja salir todas sus quejas mientras yo sigo saboreando la sabrosa comida que mis queridas Anne y Marey han preparado. Ellas son mis mujeres favoritas aparte de mi madre, ambas señoras de tercera edad que trabajan para nuestra familia desde antes que yo naciera. Son como las tías que nunca tuve, o mi segunda y tercera madre.

—No me interesa contraer matrimonio con alguien a quien no amo, esperaré toda la vida y moriré soltero si lo tengo que hacer, pero jamás me casaré con una mujer si no tengo sentimientos románticos hacia ella. —hablo con simpleza, y padre se torna más y más rojo de furia con cada palabra que abandona mis labios—. Tampoco creo que te sea de utilidad que yo tome tu puesto porque, como has dicho, ¿de qué sirve un inútil en un puesto tan importante como el tuyo, padre? Arruinaría cada uno de tus progresos con facilidad por mi incompetencia, creo que eres mucho más inteligente que esto. ¿Por qué no buscas a alguien más? Apuesto a que Kevin sería un gran sucesor—Mi hermano se atraganta con la comida y su amante, novia o lo que sea le golpea la espalda mientras él tose como un salvaje. Padre, mientras tanto, suelta aire por la nariz como un toro, pero yo ni me inmuto.

—Yo... —masculla mi pobre hermano, nervioso y algo rojo por haberse ahogado. Padre lo mira con los ojos entrecerrados, él sabe que yo no cederé, así que ahora el peso de nuestro futuro recae en el desafortunado Kevin.

Lo siento, Kevin, pero te he sacrificado por mi libertad.

Reprimo una sonrisa burlona al ver a Kevin nervioso y sin saber qué decir. Por supuesto que él no tenía planeado hacerse cargo de nada, siendo apenas un joven Don Juan planeaba seguir seduciendo mujeres por algunos años hasta que el peso de nuestro apellido le cayera encima. Esa es la carga de ser un Hawthorne, cargar con un apellido tan prestigioso no es tarea fácil para nadie, y eso lo saben solo los pocos que han tenido que pasar por ello.

—Calmémonos todos, es hora de comer y solo estamos discutiendo, dejemos los temas complejos para la cena. —habla mamá. Esa es su táctica, patear los problemas para después, y luego patearlos para el día siguiente, y al día siguiente seguir pateándolos hasta que todos lo olviden.

Todos guardan silencio y Ángela y Marcos dejan de golpearse con los cubiertos para comenzar a comer. La siguiente media hora todos comemos en silencio, hasta que mamá vuelve a hablar, aunque esta vez más calmada.

—Los Richardson nos habían invitado a un evento en su mansión, querían reunir a todo el pueblo allí para anunciar que seguirán un año más siendo alcaldes de nuestro pueblo. —habla mamá, y noto la molestia en su voz.

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