Capítulo 27 | No es tuya

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CONNOR

Connor Blackwood no era consciente de la hora que era, ni prácticamente del día en el que estaban. Mantenía a Grace a su lado, completamente dormida, tranquila, con la respiración acompasada. La observaba en silencio y se preguntaba cómo una simple bruja como ella había despertado algo tan primitivo y salvaje en él. Ni siquiera las licántropas de pura raza con las que se había acostado habían avivado un instinto similar. Era algo más.

No quería que Grace se fuera de allí. 

Y sabía que no podría retenerla.

Connor era plenamente consciente de que fuera de las cuatro paredes de ese apartamento, no podría acercarse a ella. Sabía que la única manera de mantener a Grace cerca sería convirtiéndola en su concubina. Y también sabía que Grace jamás lo aceptaría. Nunca su condición de príncipe, de heredero de una de las casas reales de La Glimera, pesó tanto sobre sus hombros.

Grace también era consciente de ello, porque pese a toda la intimidad que habían compartido, no le había permitido acceder a ninguna parcela personal de su vida. A lo largo de ese día, Connor había tratado de volver en más de una ocasión al juego de las preguntas, pero ella mantenía la distancia. Sin embargo, no había dejado de intentarlo y tampoco cesaría en su empeño.

Connor Blackwood intuía que la existencia de Grace escondía algo más. Y estaba dispuesto a averiguarlo.

Con cuidado de no despertarla, se apartó de ella y se levantó de la cama. Se desperezó, estirando los brazos, sintiendo su cuerpo entumecido, pero no saciado. Se vistió con rapidez y en silencio, con tan solo unos pantalones de estar por casa y una sudadera, antes de coger su móvil y bajar las escaleras, dirigiéndose hacia la terraza de su apartamento.

Solo había una persona que podría ayudarle a averiguar más sobre la vida de Grace, sin que aquello significase entregarla a La Glimera. Por segunda vez en apenas unos días, le pidió un favor a Noah Andrews.

—Blackwood —la voz de Noah sonó al otro lado del teléfono. De fondo se escuchaban algunas voces y Connor supuso que se encontraba en algún operativo policial—. Me preguntaba cuánto ibas a tardar en pedirme el siguiente favor...

Connor carraspeó, apoyando los brazos en la barandilla a media altura de la terraza de su ático, fijándose en las vistas de la ciudad.

—¿Tienes cinco minutos? —preguntó, pasándose una mano por el rostro—. Es por la chica, la he encontrado.

—Puedo darte dos, estoy ocupado —dijo Noah desde la distancia. Se encontraba dentro de un cordón policial, aunque ya estaban acabando. Dos menores habían aparecido muertos a las afueras de Chicago y su unidad era la encargada de llevar la investigación de esos casos—. ¿La has entregado?

—No, bueno... No exactamente —contestó Connor, consciente del terreno fangoso en el que estaba entrando respecto a Grace y sus obligaciones como miembro de La Hermandad—. Creo que hay algo raro con ella, no sabe sus orígenes.

—Hay muchos seres sobrenaturales en las calles que no saben sus orígenes, Connor —contestó Noah mientras salía del cordón policial y se dirigía a su coche—. Llevo toda la vida encontrando casos así.

—Sí, lo sé..., es solo que...—miró hacia sus espaldas, cerciorándose de que Grace no había bajado al piso inferior—. Ella debe tener sangre noble, de lo contrario no podría haber salido de La Glimera, no con el sistema de seguridad activado.

—Es probable que sea una bastarda. No es la primera vez que un aristócrata de La Glimera tiene un bebé fuera del matrimonio y lo abandona...

—Si lo sé, pero... —Connor no sabía cómo explicárselo, tan solo tenía una intuición.

Cuando fuiste mía (LA GLIMERA #1)Where stories live. Discover now