Capítulo 10 | Maldita sea

6.1K 861 166
                                    

FRANCESCA

El mes de noviembre acababa de comenzar e increíblemente hacía un día demasiado soleado y caluroso para ser Chicago, aunque el ambiente era húmedo y aletargado, como si se acercase una tormenta. Francesca aprovechaba esas pocas ocasiones para tomar el sol o pasar el día tumbada en actitud ociosa. Suspiraba entonces, echada en una de las tumbonas que alguien había abandonado en el jardín de La Resistencia, mientras miraba hacia el nacimiento de uno de los bosques de Illinois a apenas quinientos metros de esa edificación.

A su lado, Grace emitió la quinta o sexta maldición que daba aquella mañana.

—Maldita sea.

Frannie se bajó ligeramente las gafas de sol de cuatrocientos dólares, aunque no hacia un día tan soleado, y observó a su amiga intentando quitarse las astillas que aún tenia metidas en la planta del pie. Ella apenas había podido bajar andando las escaleras ese día, pero ahí estaba, tumbada, esperando a que alguien le hiciese ese trabajo.

—Deberías esperar a que Mathilda baje —comentó con un simple gesto. Mathilda era un ángel que vivía en La Resistencia desde hacía pocos meses, y como tal tenía la capacidad de curar heridas como aquellas.

—Mathilda no se va a agachar a hacerte una pedicura, Frannie —Grace le dio una mirada, alzando una ceja—. Aunque suene increíble, ella no es tu sirvienta.

—Podría serlo —una sonrisa apareció en sus labios.

Grace emitió otra maldición, desistiendo, y se dejó caer de nuevo en la tumbona que estaba junto a la suya, permaneciendo unos instantes en silencio. Solo unos instantes, porque apenas podía estar quieta.

—¿Cómo puedes estar tan tranquila?

—¿Me lo dices a mí? —repuso Frannie.

—¿A quien si no? —hizo un gesto obvio. Vaya, parecía enfadada.

—Grazie, aunque no lo creas, la noche de ayer fue un auténtico éxito —la miró de nuevo, con una sonrisa de orgullo.

—Claro —dijo Grace con ironía, apartando la vista de ella—. ¿Me vas a explicar quién es ese tal Emmet Stirling?

—Ah, Emmet... —Francesca soltó una risita antes de mirarla mejor—. ¿Me vas a explicar tú lo que te pasó en ese despacho? —la mirada que recibió de Grace fue suficiente para saber que no sería así. Chasqueó la lengua—. Esta bien, Emmet tan solo es un socio. Di con él durante los meses que estuve buscando la ubicación de La Glimera.

—Podrías habérmelo dicho —murmuró Grace con cansancio, mirando hacia el bosque.

—Entonces no hubiese sido tan divertido, cariño —puso una de sus manos en el antebrazo de Grace y sin que ella se diese cuenta rebajó ligeramente el nivel de sus pulsaciones.

Grace le transmitía sentimientos contradictorios, extraños. Algo debería haberle pasado anoche en La Glimera que no quería compartir con ella. Francesca dudó un poco, estudiándola ligeramente. Si estaban vivas no era porque habían tenido un golpe de suerte, sino porque el sistema de seguridad de esa mansión estaba especialmente diseñado para impactar en seres sobrenaturales que no compartiesen ni una gota de sangre real o noble.

Francesca sabía que si ellas dos fuesen unas completas plebeyas se hubiesen desmayado nada más escuchar la primera sirena. Pero no fue así, ni mucho menos, porque estuvieron corriendo durante kilómetros. Frannie ladeó ligeramente su cabeza y mirando a Grace se preguntó si su amiga se había dado cuenta de ese pequeño detalle. De que Francesca debía pertenecer a la aristocracia y de que los padres biológicos de Grace también debían pertenecer a La Glimera.

Cuando fuiste mía (LA GLIMERA #1)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें