Capítulo 18 | Renuncia

5.5K 807 255
                                    

EMMET

Emmet Stirling pisó La Glimera cuando ya había amanecido. Se sentía cansado, agotado, exhausto. Llevaba demasiadas horas sin dormir y la tensión que había experimentado esa madrugada solo empeoraba las cosas. De todos los errores que había cometido en su vida, y eran muchos, uno de los peores había sido ayudar a Francesca Eastwood. Se sentía tremendamente estúpido, porque había accedido a ello pensando que lo tenía todo bajo control. Y realmente no era así.

Emmet no tenía nada bajo control. Ni siquiera tenía control sobre sí mismo. Sabía que todo se había precipitado aquella noche y que, de no irse de La Glimera, de no esconderse, tenía grandes posibilidades de acabar muerto en tan solo unos días. Nunca hubiese imaginado que Connor Blackwood encontrase en aquella chica, Grace, a su Nalla o pareja de sangre. No daba con otra explicación para la mirada tan salvaje que vio en él. Y sabía que no podía fiarse de que ella mantuviese la boca cerrada.

Después de años dilatando esa situación, debía tomar una decisión. Debía irse o enfrentarse finalmente a lo que le había llevado hasta allí, cumplir su venganza contra el rey, Darren Blackwood, y uno de sus más preciados asesores, Eric Woodworth, antes de que fuese tarde. Sin embargo, sentía que no podía hacerlo. Por Katherine. Y se odiaba por ello.

Había sido arrancado de su madre y el que debería haber sido su hogar siendo tan solo un recién nacido. Según averiguó muchos años más tarde, a ella le dijeron que había nacido muerto, ni siquiera pudo sostenerle en brazos.

Había sido criado por moradas de demonios hasta que tuvo edad suficiente para huir. Fue maltratado y desdeñado durante demasiados años, siendo solo un niño.

No supo lo que era el calor humano hasta que se convirtió en adulto.

Ni que tenía la capacidad de amar hasta que la conoció a ella.

Katherine le había devuelto, incluso en la distancia y sin ella saberlo, una parte humana y mortal que él creía perdida. 

Y desde ese instante, desde el momento en que la vio, toda su vida se paralizó en un limbo. Simplemente, no podía avanzar.

No podía vengarse, porque por mucho odio que albergase hacia los Blackwood, eso significaría hacerle daño a Katherine. Y tampoco había tenido la entereza de abandonar La Glimera y todos sus planes, porque se odiaría más a sí mismo y no volvería a verla. 

Se sentía atrapado. Lo estaba. Se había mantenido en ese limbo durante demasiado tiempo, se había acomodado a él, viviendo una vida que no le pertenecía, hasta que la propia realidad se impuso. Y ahora era consciente de que no le quedaban tantas opciones. Era imposible evitar que Katherine descubriese quién era realmente.

Emmet suspiró y se pasó una mano por el rostro, con cansancio. Fue entonces, mientras se adentraba en el pabellón de La Hermandad, un edificio de dos plantas colindante a la estructura principal de La Glimera, cuando la vio.

Katherine permanecía sentada en uno de los peldaños inferiores de las escaleras que dirigían al segundo piso del pabellón. Nunca había visto a Katie en ese lugar y se permitió el placer de observarla unos instantes, antes de hacerle saber que estaba allí. Era preciosa. El pelo largo y castaño lo mantenía recogido en una trenza, elegante. Y en ese momento, para su sorpresa, parecía nerviosa.

Nunca había visto a Katherine nerviosa, pero lo estaba. Jugaba inquieta con la pulsera de su muñeca mientras miraba hacia el suelo. Supuso que sería por el encuentro que tuvieron en las cabellerizas, por cómo ella se había marchado de esa forma. Habían pasado tantas cosas que Emmet casi lo había olvidado. Casi. Realmente, no quería recordarlo.

Cuando fuiste mía (LA GLIMERA #1)Where stories live. Discover now