Capítulo 17

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Era una mañana fresca de verano, la brisa recorría por la habitación refrescando el ambiente y los rayos del sol iluminaban todo el lugar.

Hande se removia entre las sábanas comenzando a despertarse. Buscó a Kerem tanteando en la cama pero no obtuvo resultado así que abrió los ojos y se incorporó para espabilarse.

Y allí se encontraba él, sentado en el borde de la ventana que daba al jardín, deslizando sus dedos suavemente por las cuerdas del ukelele que ella le regaló, acompañando con su dulce melodía el canto de los pájaros.

Se quedó observando un rato más como su chico tocaba el instrumento y no pudo evitar que una sonrisa se le escapara, le encantaba verlo tan relajado y sumergido en aquellas notas. El sol alumbraba con más fuerza justo donde se encontraba él haciendo que su cabello pelirrojo destacara aún más y allí, Hande sintió que se derretía de amor.

Lentamente se levantó de la cama y rodeó con sus brazos su espalda, dejando un suave beso en su cuello.

-No sabes lo mucho que me encantas.
—susurró en su oído.

-Lo siento, te desperté. —se disculpó.

-Me encantaría despertar así todas las mañanas. —se sentó a su lado y le sonrió tiernamente.

Kerem sonrió tímidamente al no saber qué decir, aún le costaba un poco asimilar esas palabras.

-¿Sabes?, ojalá te pudieras ver a través de mis ojos porque lo que veo es increíble. Me encanta verte tan relajado y tranquilo, en completa paz. —dijo mientras deslizaba por sus dedos su cabello.

-Esa paz sólo tú sabes darmela. Sólo estoy así sí es contigo. —apoyó su rostro en la mano de ella reafirmando la caricia.

Hande sonrió al ver esa muestra de cariño y como respuesta besó su mejilla.

-Eres precioso. —dijo mientras se levantaba y se apoyaba en la pared para seguir mirándolo.

-Tú más. —respondió levantándose también y dejando el ukelele encima de la cama.

-Tengo un poco de hambre, ¿me acompañaría mi chico artista a desayunar? —agarró su mano haciendo un pequeño puchero.

Kerem se emocionó al escuchar de sus labios las palabras "mi chico". Sin duda ella lo hacía sentirse especial con cada palabra.

-Claro que si, cariño. —sonrió mientras se dirigían a la cocina aún con las manos agarradas.

Prepararon café con leche y cada uno se sirvió una porción de tarta de manzana en su plato, lo llevaron todo a la mesa y empezaron a desayunar.

-Keke, el otro día estuve hablando con mi hermana y me dijo que sería bueno que pusieras una orden de alejamiento para tú padre. No sé cómo lo ves pero pienso que sería bueno, así estarás más tranquilo al saber que no puede acercarse a ti.
—sugirió mientras tomaba un poco de café.

-Si de esa manera no se acerca más y puedo estar tranquilo entonces hagámoslo. —aceptó.

-Podemos ir ahora a comisaría y así te quitas un peso de encima. No estés nervioso que yo estaré contigo. —dijo tranquila.

-Si, vayamos. —dijo mientras terminaba su porción de tarta y se levantaba para llevar sus cosas y las de ella a la cocina.

-Gracias por recoger la mesa. Me voy a cambiar de ropa y ya nos vamos. ¡Héctor! Esta vez no podrás venir con nosotros pero te prometo que volveremos pronto. —dijo mientras acariciaba su cabeza ya que no paraba de saltar alrededor de ella.

Serendipia 》Hanker (COMPLETA)Where stories live. Discover now