Capítulo 15

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Después de lo que ocurrió con su padre, Kerem no dejaba de tener pesadillas por la noche. Había pasado mucho tiempo sin tenerlas pero nuevamente habían vuelto, recordándole en cada una de ellas todo lo vivido en el pasado.

Hande se encontraba sentada en la cama, justo al lado de él, vigilando su sueño. Todavía no lograba entender cómo su padre lo había tratado de esa manera. Él no tenía la culpa de haber nacido con ese trastorno y se enfurecía al pensar en que su padre tendría que haber estado ahí con él, ayudandolo en todo lo posible, sacandolo hacia delante junto con su esposa. Se obligó a sí misma a tranquilizarse ya que ahora lo más importante era estar pendiente de Kerem.

-No es mi culpa... —comenzó a agitarse y a balbucear en sueños.

Hande rápidamente agarró su mano y empezó a acariciarla suavemente para que se tranquilizara.

-Mamá... No me dejes —dijo mientras varias lágrimas caían por su rostro.

-Shh...Tranquilo. —intentó tranquilizarlo pasando su mano libre por su rostro en forma de caricia pero notó que estaba muy caliente.

Kerem estaba ardiendo en fiebre así que se levantó con cuidado y fue al baño para llenar de agua un cuenco y poder mojar un paño para pasárselo por la frente.
Volvió a sentarse a su lado y posó el pañuelo húmedo en su frente haciendo que se estremeciera un poco al notar el frío.

-Hande... —murmuró su nombre.

-Estoy aquí. —volvió a agarrar su mano para que notara su presencia.

-No me dejes solo... No quiero estar solo... —suplicó.

El corazón de Hande se encogió ante aquellas palabras. Realmente Kerem lo había pasado muy mal durante todos estos años y ahora que por fin había encontrado a alguien que lo quería, aparte de su madre, no quería volver a sentirse solo, no queria volver a estar en la oscuridad de la cual consiguió salir gracias a ella.

-Tranquilo, no me iré a ningún lado. No te dejaré solo. —dijo mientras pasaba por su rostro el paño húmedo.

-Te quiero... —susurró antes de volver a quedarse dormido de nuevo.

-Yo también. —lo acomodó mejor en la cama para que pudiera descansar ya que su cuerpo estaba agotado por la fiebre.

Se levantó para coger su pijama y ponérselo para poder irse a dormir. En el fondo sabía que no iba a conseguirlo porque estaría toda la noche pendiente de él pero se puso cómoda para pasar el resto de las horas antes de que amaneciera.

Cuando se acercó, notó que estaba tiritando así que decidió meterse en la cama para abrazarlo y que entrara en calor.

-Prometo que te haré más fuerte. Tienes que serlo. —susurró aún sabiendo que él estaba dormido y no podía escucharla.

Y allí se quedó Hande, a su lado, guardando su sueño y cuidandolo.

A la mañana siguiente fue ella la primera que se despertó. Se quedó dormida unas cuantas horas, cuando Kerem ya se había tranquilizado y la fiebre por fin había bajado. Se dirigió a la cocina y le preparó un zumo de naranja con el medicamento que tenía que tomar y lo llevó en una bandeja a la cama, la dejó en la mesita de noche mientras lo despertaba.

-Buenos días Keke. —dijo dulcemente para despertarlo.

Kerem se removió entre las sábanas y se frotó los ojos para espabilarse.

-Buenos días Miy. —sonrió al verla.

-¿Cómo te encuentras? —preguntó mientras ponía sus labios sobre su frente para tomarle la temperatura.
Ya no tienes fiebre. —afirmó.

Serendipia 》Hanker (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora