Capítulo 5

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Era por la mañana cuando ya podían escucharse algunas aves que cantaban junto con los primeros rayos del sol. La gran tormenta de anoche sólo había dejado algunas partes con charcos en el exterior y un agradable olor a lluvia. Hande y Kerem dormían profundamente, agarrados débilmente de la mano sin darse cuenta. Ambos se sentían bien de esa manera, con una calidez que no habían experimentado en mucho tiempo.

Fue Hande la primera en comenzar a abrir sus ojos. Se sintió dolorida ya que se había quedado dormida sentada con la cabeza apoyada en el sofá. Se asustó al ver al pelirrojo frente a sus ojos, pero luego recordó todo lo que había pasado, haciendo que inmediatamente su pulsó se tranquilizara. Se dió cuenta de que aún sostenía su mano, entrelazando sus dedos en una suave caricia. Se sentía bien, su mano estaba un poco fría pero era muy suave.

Luego de un rato observandole, decidió soltarlo de manera lenta para así levantarse e ir a la cocina para preparar el desayuno. Cogió un par de tazas y preparó café calienta mientras que cortó unas rebanadas de pan y las colocó en el tostador, puso en la mesa un poco de mermelada y un par de cubiertos. Mientras preparaba todas esas cosas, pensaba en Kerem, pensaba que debería hacerse responsable de su salud y que debería cuidarlo.

De pronto, se dió cuenta de que Kerem había comenzado a despertarse. Se quedó mirándolo fijamente, sin saber que hacer.

Al abrir sus ojos, él observó el lugar en el que estaba lentamente, sintiéndose desorientado. Se puso nervioso cuando se dió cuenta de que no se encontraba en su casa. Asustado, se levantó del sofá de golpe con la respiración agitada mientras que su mirada seguía desviándose y examinando su entorno. Nunca había estado en aquel sitio. Su respiración se agitó mucho más y Hande, al verlo confundido, se acercó finalmente a paso apresurado.

-Buenos días, ¿estás bien? —Preguntó intentado sonar tranquila para no alterarlo.

Al escuchar su voz, Kerem la miró y abrió mucho más sus ojos, sintiéndose mucho más confundido. ¿Otra vez?, ¿qué hacía ella a su lado otra vez?, ¿en qué momento había llegado a su casa?

-¿Dónde estoy? —Preguntó nervioso.

-Tranquilo, tranquilo. Estás en mi casa. Anoche miré por mi ventana y te vi tirado a un lado de la calle. Estabas desmayado en plena tormenta. Te traje aquí, te cambie de ropa y te cuide un poco. No te preocupes por tu ukelele, lo seque un poco y lo guarde para que no se rompiera. —explicó Hande mientras sonreía.

-¿Qué? —preguntó extrañado al ver la ropa que llevaba puesta. ¿De verdad había pasado eso?, ¿Por qué ella se preocupa tanto por él?

Hande se dirigió a la cocina para coger una bandeja y servirle el desayuno a Kerem. Le puso la bandeja en la mesa y se sentó a su lado.

‐Toma, te preparé el desayuno. Seguro que tienes mucha hambre, anoche como estabas inconsciente no pudiste comer nada. Espero que te guste.
—dijo señalando la bandeja.

Kerem observó toda la comida de la bandeja, era la primera vez después de mucho tiempo que conseguía desayunar así ya que algunos días no tenía lo suficiente para comer. Miró a Hande que estaba sentada a su lado y su corazón se removió por dentro. Realmente ella era muy buena y se estaba preocupando mucho por él.

-Muchas gracias por todo. —le agradeció mientras la miraba fijamente.
Yo... no sé cómo agradecerte todo lo que has hecho por mí. —susurró.

-Kerem, no hace falta que me agradezcas nada. Recuerda que soy tú amiga y estoy aquí para lo que sea.
—sonrió.
¿Qué te pasó para que te desmayaras en la calle? —preguntó.

‐Iba a la playa para poder tocar un rato pero por el camino empecé a encontrarme un poco mal, todo a mi alrededor se empezó a nublar y de repente lo vi todo negro. —explicó.

Serendipia 》Hanker (COMPLETA)Where stories live. Discover now