¡No más trío!; Kookmin

14. ¿Uhm?

¿Está todo bien?

Jimin se veía a sí mismo sentado en aquel pupitre sin realmente prestar atención a la clase. Su mejor amiga estaba justo a su lado anotando cada cosa que salía de la boca del profesor y le parecía importante, pero él se estaba viendo así mismo como una sensación. No podía ser literal, por supuesto que no, su cuerpo hueco y oscuro, oscuro como el fondo del mar, así como si la forma en cómo respiraba era nula y encima era costoso moverse. ¿Se sentía realmente así? ¿Porqué? Su corazón estaba bajo presión, apretado, estrujado, ¡sofocado! todos los sinónimos posibles que pudieran expresarlo y su mente estaba irreconocible, pero estaba y muy presente.

Presente porque no le estaba dejando en paz, porque quería fulminar al aula entera con su complejo de superioridad, porque quería voltear y ver a Mina, enojarse y quejarse, gritarle e intentar decirle que lo sabía que todo, que sabía las cosas que había hecho a sus espaldas y que había conspirado contra ella en muchísimas situaciones. Quería hacer muchas cosas, pero no podía, no podia gritar por más deseoso que se encontraba. Se sentía agotado, de pensar y de sentir. Tan aburrida la palabra pensar, pero pensaba y pensaba, en cómo su vida igual de aburrida estaba pesándole sin una razón que podría matarle, porque era buena, había gente que lo amaba y lo protegía. Y lo sabía.

Era él.

¿Uhm? Así que los demonios personales eran quienes, del recalque en que su vida era aburrida, le arruinaban. Porque no estaba muriendo de hambre, no tenía problemas familiares, no sufría bullying, no tenía ninguna enfermedad, no había nada catastrófico y miserable que lo hiciera estar mal como a muchos. Y lo agradecía, agradecía infinitamente estar ahí sentando, en una escuela estudiando, sabiendo que tendrá comida y los brazos de sus padres al llegar a casa.

Pero era él.

Un chico de diecisiete años, le gustaba leer y disfrutar de su sexualidad, pero sin personalidad alguna.
No sabía quién era ni quién quería hacer, a penas y sabía que iba a comer ese día. ¿Cómo es que el no saber tu identidad te deprimía tanto? No entendía como ahora, que estaba enamorado, le preocupaba tanto él como ser para esa persona especial. Era muy especial y no entendía en qué momento había permitido que eso fuera así. Porque por más que no tuviera una vida mal, las personas tenían sus propias reglas y a veces era necesario enfocarse en un mismo, reconocer que estamos mal.

Y terminó la clase. —¿Has visto a Taehyung estos días? No ha comido con nosotros.

—Supongo que lo espantaste.

—¿Jimin?

La chica frunció entero su rostro, pues por fin se había dignado a mirarla y era notoria su confusión, no podía arrepentirse de sus palabras, no cuando de repente tenía muchísimas dudas de quien llamaba mejor amiga.

—Dime Mina.— Pausó, haciendo de su tono sutil. —¿Porqué querías emparejarme con él? ¿Qué tiene de malo Jeon?

—¡Ah! Lo dices por eso... bueno, creo que te respondes solo, Tae es un buen chico, pensé en que ambos querrían personas buenas como pareja.

—¿Y como sabes que Jungkook no lo es? Solo me has dicho que sabías que fue él quien creó mi cuenta.

—Solo lo sé, confía en mi.

—No sé.— Chasqueó su lengua al sentir su pecho furioso. —No sé cómo pretendes que confíe en ti si nunca me das la información completa.

—Te ha hecho mal juntarte con esa gente.

—No sabría que decirte, quien me tiene así eres tú Mina.— El rubio le miro serio esperando alguna reacción, pero ella no parecía querer seguir conversando, pues probablemente ya sabía que la había atrapado. —Sé que me amas y que deseas protegerme, pero no decidas cosas por mi, no me manipules por lo que creas conveniente. Ahora lo entiendo, entiendo porque seguías diciéndome que era un ingenuo, ¿De quién querías que me cuidara realmente? ¿De ti?