16. Pasan cosas.

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Cuando las personas sienten cosas, suele ser de manera intensa, considerándose para la mayoría algo increíblemente doloroso, algo que no podrías desearle ni siquiera a la persona que más odiases. Jungkook fue ignorado por su padre desde hace días, fue reprochado por su hermana y escuchó discusiones de sus padres, había evitado a sus amigos (masculinos) sexuales, reprimiendo por completo la forma en cómo se sentía. Tratando de ignorar a Jimin también, sin saber si sus padres habían roto contacto con los suyos, realmente no sabía nada puesto a que no asistió a sus clases privadas de natación en esos días.

Entraba a las clases académicas por obligación, pero cuando tenía dichas clases con el señor Park simplemente se quedaba en el pasillo menos concurrido de la escuela, era oscuro y con pocas entradas de luz, realmente a nadie le gustaba estar ahí, pero para él era un buen lugar para quedarse pensando si lo que sentía por los hombres era más que solo atracción sexual, pensando si, decidía algún día estar con uno, correr el riesgo de desagradar a su familia. La verdad es que no temía hacerlo, temía más vivir engañado consigo mismo.

—Papá me mandó a buscarte, ¿Qué haces aquí solo?

Jungkook levantó su vista asustado, anteriormente tenía su cabeza en sus piernas sumido en su mundo, sentir la mano de aquel chico lo había exaltado de la misma forma que su voz. Después le miró con cuidado, le parecía sorprende como si por el destino fuera, justo un rayo de la luz del sol le reflejaba directa pero de reluciente forma en el rostro, haciéndole ver más que majestuoso.

Al no recibir respuesta Jimin se limitó a sentarse enfrente de él, acarició un poco sus cabellos y aleatoriamente opinó con sus propias palabras que "el lugar era hermoso si apreciabas lo positivo de este", causándole una risita a Jungkook, pensaba eso cada vez que había venido la última semana, simplemente era increíble la cantidad de coincidencias que podían tener.

—Le diré a papá que no te encontré o que estabas haciendo tarea, ¿Qué prefieres?

—Que me beses.— El rubio abrió un poco sus ojos con sorpresa a la seriedad del cómo pronunció la oración, estaba actuando raro y no sabía si seguirle la corriente. —Lo siento, ¿Demasiado directo? No quiero agobiarte con mis problemas y prefiero descargarlos besando a alguien tan lindo como tú, pero ahora que lo pienso suena como si quisiera usarte para sentirme mejor.

Frustrado se tapó la cara con sus manos, también sentía un poco de vergüenza, tenía a Park Jimin enfrente, chico que le parecía semejante Dios griego, chico que había dominado ya en la cama y aún así fue demasiado torpe como para decirle algo tan sencillo, que dicho sea de paso ya le había propuesto millones de veces antes. Ahora quién se reía era el contrario, quitando de forma suave una de sus manos y acariciando sus mejillas.

—Puedes besarme entonces.

Sin pensarlo más de dos veces y sacando el lado donde más seguro se sentía, re acomodó sus piernas al mismo tiempo que jalaba el pequeño cuerpo de Jimin para posicionarlo encima de sí, recibió una sonrisa de parte de él y en vez de ir directamente a sus labios decidió hacer un pequeño camino desde su mentón, y comisura de labios. El rubio había enredado sus piernas en el espacio que Jungkook había dejado para sí entre él y la pared, aunque no le gustaba admitirlo, su lado coqueto desaparecía porque deseaba dejarse mimar por el castaño, así que sus brazos simplemente rodearon sus hombros. En cambio usualmente pasional, Jeon acarició con una mano su espalda y con la otra entrelazó sus dedos en su cabello. Sin poder evitarlo, el cuerpo de Jimin vibró placentero al tacto siendo evidente para ambos, pero victorioso para el más alto que hizo una sonrisa ladina.

—No te burles, sabes perfectamente que es lo que me gusta.

—¿Lo sé?

—Si y sino... simplemente eres increíblemente bueno para todo.

—No lo creo.— Respiró sobre su cuello, volviendo a los besos. —Eres tú el que se ve condenamente perfecto en el atardecer.

Si, de hecho, así es como se sentía el ambiente, cálido como el naranja del atardecer. Íntimo con el oscuro del pasillo, dulce como Jimin y a la vez pasional como Jungkook. Aún si ambos disfrutaban de los besos en el cuello de quién permanecía arriba, el mismo no pudo evitar acariciar los cabellos al otro, haciéndole sentir frágil, haciéndole querer llorar, guardándolo entre su cuerpo cuando se dió cuenta que los besos fueron intercambiados por espasmos causados por tratar con todo evitarlo.

—Lo siento.

—No pasa nada Kookie, estoy aquí para ti.

—Pasan cosas.

—Lo sé, no tienes porqué darme justificaciones.

—No, es que.— Se separó para verle, sus ojos estaban desprendiendo las lágrimas de manera lenta. —Ellos lo saben, saben que eres gay y no sé si tendrán la decencia de como mínimo terminar la relación con tus padres de forma madura, en vez de solo ignorar como lo han estado haciendo conmigo.

—Kookie...

—De verdad lo siento, intenté ocultarlo, defenderte, pero ellos simplemente parecen desaprobarlo.

Y entonces, lo que menos espero sucedió, una mano pequeña sacó cuidadosamente las lágrimas que se le habían escapado, un sincera sonrisa se asomó en los labios de Jimin y respondió. —Presiento que no es todo lo qué pasó, y siendo sincero, me importa más que es lo que te hace sentir así que lo que podrían pensar de mi o de mis padres.

—Admití sentir cosas por los hombres.— Mintió, solo había sentido cosas únicamente por él. —Y está bien, es mi vida, pero me siento confundido.

—¿Confundido por lo que sientes por los hombres?— "Confundido por lo que siento por ti."

Limitándose a asentir para no delatarse miró con detalle los movimientos del rubio. Jimin sentía miedo en todo su cuerpo, pero pensó que quizás, al saber que Jungkook arriesgaría lo que siente por su vida y que era oficial que si sentía cosas por los hombres, podría intentar entrar en el juego. Teniendo en cuenta cómo encontraba, sus besos iban con intenciones ligeras e inocentes, esparciéndose también por el cuello del otro, pensando que era inmenso pero caliente a la vez, le gustaba el calor corporal que desprendía.

El castaño se movió para dejarle libre el espacio, por primera vez, dejándose hacer. Las manos curiosas de Jimin viajaron por debajo de la camisa escolar, y así, se dejó mimar.

—No te acostumbres demasiado.

—No lo hago...

—Eres bueno.

—Lo sé.

—Pero te ves mejor abajo.

—Idiota.— Y se rieron, como si hubiera sido el chiste más gracioso de todos.

¿Como es que dos personas que la pasaban fenomenal no sabían que los sentimientos de ambos eran recíprocos?













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Juas juas.
Más tarde lo reviso bien☺︎︎.

¡No más trío!; KookminOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz