20. Evadir.

1.2K 126 2
                                    

Se sentía un poco raro, a decir verdad.
Usualmente no le importaba, pasaba con su entrenador en el instituto varias horas y su compañía más que molesta siempre fue grata, pero ahora en esa posición, daba para pensar en cierto cambio del ambiente.
Había acordado con el señor Park comprar algunas cosas juntos para avanzar con su entrenamiento, antes pasó a su hogar y gracias a su visita no le culpaba de la situación actual, de hecho entendía lo pensativo que se encontraba el hombre puesto a que había coqueteado descaradamente con su hijo y no hizo ningún esfuerzo para evitarlo.

A pesar de precisamente no admitirlo, la evidencia hablaba por sí sola.

—¿Ya has hablado con tu padre?

—No, parece que no da brazo a torcer.

—A mi me ha dicho que hablara contigo.— Hizo un pausa antes de seguir. —No sé a qué se refería exactamente, pero se me hace que entiende que se ha equivocado y le da algo de vergüenza dar el primer paso.

—No creo que sea eso, al menos nunca he visto a mi padre como esa clase de persona que acepte sus errores fácilmente, pues es muy terco con lo que piensa.

—El orgullo también es la vergüenza de alguien cuando no puede aceptar que ha actuado mal, independientemente de lo que crea correcto o no. Que sea firme no le quita lo humano.

Jungkook chasqueó su lengua, quería creérselo de verdad, pero su molestia después de todo ese tiempo seguía intacta. De hecho, creía que se parecían en eso un poco, en ser orgullosos y eso le molestaba aún más. El señor Park había sido lo suficientemente amable como para no haber puesto el tema por mucho tiempo y en cambio, cuando finalmente lo hizo, pareció ser bastante sabio.

Dejando rápidamente el tema de lado siguieron con la tarea principal de su salida, comprar pesas y cosas que le faciliten un gym en casa, conversaron amenamente en el transcurso, cosas triviales como tips y acotaciones para su entrenamiento, su vida escolar y relaciones amistosas, hablaron hasta del salario que tenía el mayor siendo entrenador en aquel instituto, como si eso fuera lo más interesante para un joven de 17 . Le hacía falta a él, ambos lo habían notado, una figura paterna con la cuál hablar de cualquier tontería, no estaba precisamente feliz por ello pero menos tenso si. La relación con su padre era casual, ni muy cercanos al nivel de contarse todo sin embargo  tampoco completos desconocidos, se querían y toleraban como en las convivencias familiares medianamente funcionales, decir que la ley de hielo no le afectó a tal punto de, aunque sabía que estaba mal, lo extrañase, sería mentir.

Si lo pensaba, Jimin era similar a su papá, ambos eran amables y curiosamente reservados, aunque era sencillo al observarles la cara lo que sentían en ese momento, al menos en su parecer. Entendía ahora más que nunca el ambiente acogedor que tenía al conocer a su padre en momentos más casuales, la forma en como se preocupaba todo el tiempo del cómo estaba, como insistió en comprarle un helado y como, cuando compartían una comida, pagó sin siquiera preguntarle. Era un Jimin grande.

—Entonces... tú y mi hijo.

Tarde o temprano iba a preguntar.

—Nono, como cree...— Intenta evadir.

—Pero él te gusta.

—Bueno, no sé, es complicado, quizás?

El señor Park se carcajeó al verle tan vulnerable, casi que lo ponía contra la pared apuntando con una espada.

—Se me hace que a él le gustas también.

¡No más trío!; KookminWhere stories live. Discover now