Cruel

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[ Es en el universo de JJK,
pero con la diferencia de que todos
-o la mayoría- son estudiantes. ¿Ya? Ya. ]

Lo más lógico es que todo esto se tratara de un sueño. Sí, lo más seguro es que sea eso; el sueño más loco de toda su vida. Porque lo que le acababa de decir ese chico, Gojo Satoru, no tenía ni el más mínimo de los sentidos.

—Me gustas.

El pelirrosa pestañea repetidas veces quieto en su lugar, digiriendo sus palabras. Satoru le mantiene una mirada seria acomodando sus gafas oscuras, con un discreto sonrojo en sus mejillas, esperando paciente por su respuesta. Tras unos segundos en ese incómodo silencio, Yuuji es capaz de reaccionar.

—Huh, ¿qué? –Puede que esa reacción no haya sido la más indicada, pero a Gojo no parece molestarle ese tipo de detalles. Lleva una mano hacia su cuello, luciendo tímido, desviando su mirada de él.

—Es repentino, lo sé. Pero es eso, me gustas –Es mucho más que eso, la verdad, sobrepasa todos los límites de lo repentino. Gojo se apunta a sí mismo casi con orgullo, su sonrojo es más notorio–. Sal conmigo.

Itadori siente cómo su cerebro decide desconectarse, perdiéndose en el inmenso vacío de su mente en blanco. Infinito, infinito, blanco. Es como si le hubiesen hablado en otro idioma, no podía entenderlo. Porque vamos, se le estaban maldito confesando y no era un cualquiera, sino que es el mismo que se consideraba el hechicero más fuerte de todos.

Sigue pensando que esto no tiene sentido. Entre Gojo Satoru y él no había nada que los conectara en verdad. No habían tenido siquiera alguna conversación antes, no se veían casi nunca por ambos estar ocupados en sus asuntos y él creía, hasta ahora, que lo odiaba –por ser el recipiente de Sukuna, tal vez–. Yuuji sabía de él superficialmente gracias a lo que los demás le decían, y ya era extraño de por sí que Satoru supiera su nombre.

Pero en contra de todo eso, él le acaba de decir que le gusta.

Trata de descifrar qué diablos significa todo esto. Si entonces no es un sueño o algo producto de su imaginación, ¿qué es? Era completamente absurdo.

Y de repente, unos ruidos a unos cuantos pasos de ellos llaman su atención, unas risillas. Mira hacia al frente, desviando su atención de Gojo, y lo primero que ve son dos cabezas saliendo de la esquina del pasillo, espiándolos; apenas se dieron cuenta que habían sido descubiertos se ocultan rápidamente, pero esto no tiene caso, pues Yuuji ya los había visto. Reconoció fácilmente que se trataban de sus otros senpai, los de tercer año y que siempre se podían ver al lado de Gojo. Pero lo que no entiende es, ¿de qué se reían?

Con tan solo eso, una idea fugaz llega a su mente, y cree por fin descubrir el sentido detrás de todo esto. Vuelve a mirar Gojo, con los ojos entrecerrados, y da un breve suspiro, de decepción.

“Sí… Esto debe ser una broma.”

Satoru tenía su enamorado corazón a nada de salir de su pecho debido a los nervios, quería gritar y llorar, aunque trataba de mostrarse tranquilo y confiado, como si declararse no fuera la gran cosa. Y claro, Yuuji nota eso, pero no lo ve de buena forma.

Yuuji nunca juzgaba, trataba de no hacerlo por más que esa persona realmente se lo mereciera, tampoco de tener ideas tan precipitadas, no era algo que iba con su personalidad. Pero en estos momentos, él…

—Tú… –La mirada de Satoru se ilumina inevitablemente, al volver a escuchar su voz. Asiente mientras da un corto tarareo, casi esperanzado. E Itadori hace una mueca de aburrimiento, casi rozando el desagrado–… Eres lo peor.

“El cliché de los niños bonitos en gastar bromas de mal gusto” No creía en algo tan tonto, pero podía presentir que estaba pasando exactamente eso.

Itadori no tenía una mala impresión de Gojo, al contrario; solo que era un chico que destacaba entre todos y digno de admirar, tal vez hasta un poco agradable y no le molestaría relacionarse más con él. Pero con esto… Ya no quería verlo nunca más. Él no permitiría que nadie le hiciera ese tipo de cosas, engañarlo de esa manera.

Cualquiera pensaría que es una broma, si alguien así se le confesara.

Gojo queda hecho piedra, su mirada perdiendo toda ilusión en un instante. El futuro que había imaginado junto a Yuuji, ambos ancianos felices y juntos, se había destrozado por completo con tan solo esas palabras. No le da tiempo de siquiera tratar de justificarse, de preguntarle a qué se refería, pues el menor apresura en darse la vuelta e irse de allí, dejándolo solo en el pasillo.

En cuanto Itadori estuvo lo suficientemente lejos, Shoko y Suguru salieron de su escondite para ir donde su amigo albino, que seguía estupefacto. Habían estado espiando porque por favor, nunca ser perderían ver algo como esto; esa mañana estaba tan decidido en declararse finalmente, ni intentaron ponerle los pies sobre la tierra. No lograban escuchar la conversación, pero notaron lo nervioso que estaba, y eso les había causado mucha gracia.

No tienen ni idea que eso había arruinado todo.

—¿Y? ¿Qué te dijo Itadori-kun? –El primero en preguntar es Getou, con una sonrisa entre divertida y emocionada, la chica a su lado tiene la misma expresión, ambos mirando a Satoru expectantes.

Sin embargo, se sorprenden al ver repentinas lágrimas cayendo por las mejillas de Gojo. Gruesas e interminables, como si hubiesen abierto un grifo bajo sus ojos.

—Me rechazaron…

—Ow… –Suelta en un tono lastimero–. Bueno, igual era obvio que-

—Cállate, no se lo digas. –El pelinegro regaña e interrumpe a su amiga rápidamente, pero ya es demasiado tarde.

—¿Nunca tuve oportunidad…?

Ahora Gojo estaba llorando mucho más que antes; no sollozaba, su mirada estaba perdida en algún lado. Getou le lanza una mirada molesta a Ieiri, quien se encoge de hombros despreocupada, no había dicho nada que no fuera cierto.

“Eres lo peor. Eres lo peor. Eres lo peor” Se repetía una y otra vez. Doloroso, era demasiado doloroso. No podía explicarlo, pero es que Itadori Yuuji tenía algo que revolucionaba todo en él. Quería conocerlo más y amarlo si se lo permitía. Satoru había creído estúpidamente que sus sentimientos serían aceptados.

Pero no.

Se retira sus gafas para poder limpiarse, pasando su antebrazo con algo de fuerza por sobre sus ojos hasta no dejar rastro de haber llorado. Da una larga exhalación, volviendo a su compostura como por arte de magia.

—¡Bien! Él se lo pierde. –Sus amigos lo miran extrañados, y él da la vuelta para así caminar en dirección contraria por donde se había ido Yuuji.

De todos modos, no había utilizado aún siquiera una de sus cartas. Podía intentarlo… Una vez más, para la otra.

[. . .]

—¿Qu-¿En serio te dijo eso?

Fushiguro está desconcertado tras escuchar la historia de Itadori; le había preguntado qué era lo que lo tenía tan molesto, pero jamás pensaría que se tratara de algo tal que así.

—Por algo te lo digo –Responde Yuuji, dándole un largo sorbo a su jugo antes de continuar–. Supongo que tenías razón, él es un patán.

Claro, le había dicho eso hace un tiempo, pero…

—No sé… No veo capaz a Gojo-senpai de hacer ese tipo de bromas –Habla sincero, haciendo un gesto pensativo mientras lleva su mano hacia su mentón, eso llama la atención de Yuuji–, aunque imposible no es…

La conversación queda hasta ahí, y caminan juntos hacia las habitaciones. Y mientras Itadori termina de beber su jugo de naranja, se plantea:

“Tal vez… ¿Fui un poco cruel?”

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Tampoco tanto Yuuji, vos tranquilo ah KDLFNCLCNLF

Sé que la idea da para más, que lo van a pedir y que pasará mucho tiempo para que lo haga XD no me disculpo.

Ya serán 200k lecturas, me pregunto de dónde llega tanta gente todos los días...

Si hay algún error háganme saber. Besos.

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