En unos años

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—Entonces, ¿todo bien en la tienda, muchacho?— preguntó Ted.

La familia Lupin; más Fred; ya estaban en la casa de Ted Tonks almorzando.

Ted y Fred hablaban animadamente, se llevaban muy bien, mientras, Remus refunfuñaba pensando por qué Ted se llevaba mejor con Fred que con él.

Ylenia sostenía la mano de Fred en su propia pierna, por debajo de la mesa.

—Muy bien, de hecho va muy bien— sonrió el pelirrojo —, ahora está viniendo más gente...

—¡Me alegro mucho, Fred!— exclamó el hombre canoso, con una sonrisa en su rostro al ver a la pareja junta —, me encantan ustedes dos— dijo causándole una sonrisa a su nieta —, ¿y ese anillo?— Ted miró el plateado anillo de la mano derecha de Ylenia —¡¿le pediste matrimonio a mi nieta?!— preguntó entusiasmado dando pequeñas palmadas con sus manos.

La pareja soltó una risita, mirándose de reojo.

—No, abuelo— negó con la cabeza mientras Fred acariciaba su mano entrelazada con el pulgar —... solo fue un regalo de cumpleaños.

—¡Oh, bueno!— sonrió —, en todo caso es precioso.

—Bueno— Remus intervino en la conversación —, ya basta de hablar de parejas, y...— miró a Fred disimuladamente —y todo eso.

—Remus, hombre— habló Ted, el que no quitaba su sonrisa —, no seas uno de esos padres celosos.

—No lo soy...

Tonks soltó una carcajada acompañada de sus hijos y el hombre lobo miró a los tres con una mala cara.


Después de almorzar, todos se quedaron en el jardín, mientras Tonks y su padre preparaban té. Remus paseaba mirando las flores y Ed estaba con Ylenia y Fred sentados en la pequeña mesa del jardín.

La pareja se daba pequeños besos mientras Ed evitaba mirar para no ver la escena.

—Oye— El Ravenclaw habló —...basta de besitos que estoy aquí.

—Edward— Ylenia se quejó —, no seas una versión juvenil de Remus.

El mayor volteó los ojos mientras la pareja se volvía a besar, esta vez con más intensidad.

Hasta que Fred notó una mano en su hombro, se separó mirando hacia arriba para mirar a su suegro.

—Siéntate allí, Fred— dijo Remus señalando el asiento más lejano a Ylenia.

—Papá...— regañó la chica.

—Ni papá ni nada— gruñó —, venga, levántate.

El pelirrojo se levantó y se sentó en aquel asiento, lanzándole un beso y guiño a su novia, la que sonrió ante el gesto. Sin duda más tarde terminaría ese beso.



A escondidas || FW | +18 ||Where stories live. Discover now