A escondidas || FW | +18 ||

Vete a la cama,vete a la cama

YLENIA POV's

Terminamos de cenar y nos pusimos a ver una película en la tele muggle que Fred y George tenían en el piso. Fred y yo estábamos en un sofá,ambos tapados con una ligera sábana. George estaba en otro sofá tumbado,se podían escuchar sus cabezazos,se estaba quedando dormido.

—Vete a la cama,George— dijo Fred.

—Vete a la mierda— murmuró George y siguió en su sitio.

Reí levemente y Fred volteó los ojos. Apoyé mi cabeza en el hombro de Fred. Su mano descansaba en mi muslo.

Sentí como el sueño se estaba apoderando de mi. Intentaba mantener los ojos abiertos,pero se me cerraban solos.

Noté como alguien posaba sus labios contra los míos. Abrí los ojos en un instinto y ahí estaba Fred sonriéndome. Aquella sonrisa me pareció la más tierna del mundo.

—Vamos a dormir— dijo tirando de mi mano.

—Mmhh— me quejé cuando me levantó del sofá tirando de mi peso.

Salté en su espalda y así me llevó hasta la habitación. Me soltó en la cama delicadamente y dejó un beso en mi frente. Seguía sentado en la orilla de la cama,mirándome.

—¿Qué haces?— pregunté.

—Sólo estoy mirándote— sonrió.

—Anda,ven aquí— dije haciéndome a un lado para que se tumbara a mi lado.

Se tumbó a mi lado y me acurrucó entre sus brazos.

—Buenas noches amor— dije en murmuro.

—Buenas noches preciosa— dijo dejando un beso en mi coronilla.

...

—Hasta que te encontré— dijo la mujer pelinegra que había delante mía —Mi pequeño bebé,llevo casi un mes buscándote—

—¡Aléjate de ella!— dijo mi madre apuntándola con su varita.

—¡Avada Kedavra!— pronunció la pelinegra y mi madre cayó al suelo.

—¡No!¡No!— grité cuando las lágrimas recorrían sus mejillas. Me agaché a la altura del cuerpo sin vida de mi madre —No...No...—

—Así tiene que ser!— reía aún la pelinegra con voz maliciosa —¡Muerta! ¡Cómo su estúpida traidora madre!—

—Cállate!— grité mientras mi respiración se dificultaba.

De repente unos brazos me envolvieron.

—Ya está,cariño. Cariño— decía la tranquilidad voz de mi padre.

—Por favor levántate— decía.

—¡Crucio!— pronunció la mujer pelinegra y mi padre gritó desconsoladamente ante la maldición.

—¡Para! ¡Ya basta! ¡Por favor! Por favor...— grité.