Cap. 13: Nulas esperanzas

293 36 54
                                    

Maratón 3/3

. . . . . . . . . . . . . . . . .

—¿De verdad ocurrió todo eso?

Desvío mi atención del paisaje para regresarla hacia él.

—¡Sí! —exclamo sin creerlo por completo yo tampoco—. Fue una locura, por un momento creí que aquel hombre iba a abalanzarse sobre la pobre chica.

Noah chasquea la lengua en esa manía tan suya.

—No puedo creer que nadie haya hecho nada al inicio —comenta casi indignado.

—Pero deberías de haber visto cómo reaccionaron todos cuando Rufus se le plantó delante, inclusive el hombre pareció ser menos valiente.

—Qué tipo tan nefasto —espeta con algo de disgusto una vez que le he terminado de contar acerca del altercado que se presentó en la cafetería el día de ayer.

—Sí..., el alivio en el rostro de la camarera una vez que lo corrieron de la cafetería fue invaluable.

—Me imagino que sí, ha de haber sido muy incómodo para ella.

—Si inclusive yo me sentía incómoda, no puedo ni imaginarme cómo estaba ella por dentro.

—¿Y el concierto? ¿Qué tal estuvo?

Sonrío automáticamente ante el recuerdo.

—Fue increíble —admito emocionada—. Pero eso sí, nunca en mi vida había visto a tanta gente en un mismo lugar; aunque tampoco es que saliera mucho antes a decir verdad.

Noah suelta una risita.

—¿Lo disfrutaste?

Muerdo mi labio inferior antes de asentir.

—Demasiado, si te soy sincera. Bailé sin importarme las miradas curiosas e intenté cantar la letra de las canciones a pesar de nunca haberlas oído antes.

—Se nota —acota él.

—¿Por qué lo dices? —Ladeo la cabeza.

—La expresión en tu rostro. —Hace un ademán con su cabeza, señalándome—. No dejas de sonreír y tus ojos se ven más vivos que antes.

El calor sube a mi rostro ante su transparencia.

—Sí, bueno... —Juego nerviosamente con mis manos—, tenía mucho tiempo que no me divertía de esa manera.

—¿Entonces fue una buena idea?

Asiento con la cabeza.

—Sin duda fue una muy buena idea. Gracias, nuevamente.

Chasquea la lengua por segunda ocasión.

—No tienes nada que agradecerme. Para eso están los amigos, ¿no es así?

Sonrío antes de menear mi cabeza de manera afirmativa.

—Pero ya basta de hablar de mí —expreso al cabo de unos segundos—. ¿Qué has hecho tú últimamente?

—Aparte de atender diariamente a cierta chica que siempre se muestra indecisa sobre qué ordenar para comer, no mucho —bromea, provocando que ruede mis ojos.

—Hablo en serio.

—¡Yo también! —se defiende.

—Vale, pero algo más debes de hacer —insisto—. ¿En qué inviertes tu tiempo libre?

—El problema es que no tengo mucho tiempo libre.

Le doy una mirada significativa a él y luego a nuestro alrededor, enfatizando la situación en la que nos encontramos.

Premonición de amorWhere stories live. Discover now