Extra San Valentín

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Esto ocurriría si Julia no se hubiera ido a los seis meses y hubiera seguido en el castillo, pero no fue sí. ¿Entendido? Ahora sí, disfruten.

Julia

      —Quiero saber cómo se las van a arreglar –habla Marco entrando a la habitación.

      —¿A qué te refieres?

      —Bueno, tú tienes una sorpresa, él tiene una sorpresa... pensaba que solo cogían y ya.

      —También somos amigos –me defiendo.

      Sí, es obvio que en la cama nos llevamos de maravilla, también es obvio que a veces no nos llevamos muy bien fuera de ella, pero en cualquier caso, hemos creado una linda amistad y, si el viejo monje murió porque los amigos y parejas fueran felices, ¿quién soy yo para no honrar su memoria?

      —Sigo creyendo que te estás tomando demasiadas molestias.

      —Te callas o te largas –me enfado.

      —Bueno ya, qué genio.

      Son las diez de la mañana del famoso día de San Valentín. Siento que me estoy molestando demasiado con esto. Tal vez Marco tenga razón y me estoy excediendo un poco. Es decir, si alguien hiciera algo así por mí yo... correría.


Nícolas

      —Si el amor provoca estas mierdas, jamás quiero probarlo.

      Esteban me habla parado en el umbral de la puerta. Le conté mi plan y no sé por qué quiere armar un alboroto. Como si fuera algo del otro mundo.

      —¿Quién habla de amor? ¿Te parece muy romántico llevarla allí para...?

      —Bueno –me interrumpe—, si lo pones así, no suena tan mal.

      —Termina de hacer lo que te pedí.

      —Pero es temprano.

      —Es tarde porque nos vamos en una hora, ¿recuerdas?

      —¿Por qué?

      Me callo. No quiero decirlo, aunque tal vez él ya lo sepa. Pero no quiero darle motivos para que siga jodiendo como un chiquillo.

      —Ooooh, claro –dice mirando a un lado—. Escuchaste que su "sorpresa" es en la noche y quieres ganarle.

      Asiento. Mejor que piense eso y no que estoy algo... inquieto, por lo que se le pueda ocurrir. Es que la cabeza de esa mujer es un caos de ideas y mi instinto me dice que me dará una buena tanda de sexo, pero a la vez quisiera... bueno, no importa. A ver qué se le ocurre ahora.

      Entro a su habitación y el caos se desata. Bueno, no de forma literal, pero Marco y Julia se apresuran a guardar el montón de hojas que tienen sobre la cama. ¿Están... estudiando?

      Extiendo mi mano hacia ella, es hora de empezar con esto.

      —Vámonos.

      —¿A dónde? –me cuestiona.

      —Por ahí.

      La veo dudar un poco, pero no me molesta. Sé que aceptará, y si no lo hace, la arrastro.

      —Deja que me dé una ducha primero.

       Antes de esperar mi respuesta, entra al baño, así que no tengo de otra más que sentarme en la cama y esperar. Trato de tomar una de las hojas que están detrás de Marco, pero él palmea mi mano.

En la cama del príncipeWhere stories live. Discover now