16- ¿Dónde está Julia?

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Nícolas

No tengo el sueño tan pesado, pero no hay manera que alguien duerma con la alarma sonando tan fuerte.

Me paso una mano por el rostro y cuando miro a mi lado, veo a Julia con una pierna sobre las mías y su cabeza en mi pecho. Así debía ser la primera vez. Le paso la mano por el cabello y luego miro al techo. Se supone que debo salir para ver lo que ocurre y por qué encendieron la alarma, pero estoy muy a gusto aquí y tal vez consiga un feliz mañanero.

La alarma solo la encienden cuando alguien importante se ha perdido y se necesita su presencia con urgencia. Mi hermano no tenía planes de pasar la noche afuera, así que, no entiendo por qué el alboroto.

Empiezan a tocar las puertas de la habitación con insistencia. Desde aquí no puedo ver si tienen el seguro, pero si es muy importante buscarán la llave y... y ya la abrieron.

—¡Su majestad! —Lory entra apurado, nervioso, y detrás de él vienen cinco guardias, Marco (el entrenador al que por poco le arranco la cabeza) y mi hermano—. Julia ha desapa...

Todos se quedan quietos y en silencio cuando ven quién está a mi lado en la cama.

—Creo que la encontré —respondo.

—Yo —Lory se pone algo nervioso. No creo que encontrar a su futuro rey en la cama con una mujer que no es su esposa o prometida pública, le agrade—. Lo lamento mucho, majestad. Pero debemos, hay algunos temas que... bueno, si pudiera despertarla y pedirle... que nos acompañara, porque...

Levanto una mano para que haga silencio. Es un buen hombre, así que le ahorraré la vergüenza de quedarse más tiempo aquí.

—Oye —le acaricio el cabello a Julia y veo que frunce un poco el ceño. Eso me recuerda a cómo me despertó cuando dormimos juntos—. ¡Oye! —tomo su cabello en un puño y lo halo hacia atrás, provocando que se despierte con un grito.

—Pero, ¡qué diablos te pasa!

Se levanta, muy enojada, y soy rápido para subirle la sábana hasta los senos. La idea de que los guardias vean todo lo que me comí anoche y pienso seguir comiendo, no me agrada.

—Te esperan—le señalo a los guardias.

—Váyanse al infierno —murmura.

—Llévate la sábana —le aconsejo.

—Como si te la fuera a dejar.

Se envuelve con ella y se pone de pie. Antes de que se vaya, me tomo la libertad de darle una nalgada y el jadeo que escapa de su boca es música para mis oídos, pero parece que provoca la misma reacción en los presentes, de los cuales algunos desvían la mirada. No me interesa mucho estar desnudo frente a tantos hombres, la mayoría me ha visto desde que era pequeño.

Camina a la puerta sin muchas ganas y me impresiona que la última vez que estuvo aquí, se fue muy feliz con sus dos orgasmos. Hoy se va con tres y está enojada.

—¿No se supone que debas estar feliz? —pregunto cuando está a mitad de camino mientras pongo las manos detrás de mi cabeza.

—No cuando me despiertan halándome el cabello.

—Anoche bien que te gustaba.

Me saca el dedo corazón mientras se marcha y puedo escuchar la risa de mi hermano. Todos salen detrás de Julia y veo a Marco salir al final y dar miradas curiosas a mi polla. Sí, que le pregunte a Julia cómo se siente porque él no tendrá la oportunidad de probarla.

En la cama del príncipeWhere stories live. Discover now