Capítulo 8.- El jefe de la policía

7.5K 917 190
                                    

Noto otro ataque de ansiedad llegar. Lo irónico es que es por lo mismo que el anterior. He aparcado delante de la comisaría de policía y me he puesto a transcribir la conversación con James, antes de entrar a hablar con Hawk, porque quiero asegurarme de que no olvido nada.

Sin embargo, al oír a Burnside diciendo que quiere matar al asesino de su hermana, la angustia vuelve a mí y me cuesta respirar. Es un sentimiento legítimo, claro, yo también quise venganza cuando mi padre murió. Y lo intenté. Durante meses me obsesioné con encontrar a su asesino, pero jamás lo logré.

En cualquier caso, mi idea era llevarle ante la justicia. Pero una imagen muy nítida de James Burnside con su traje de presidario, sus ojos amarillos y su pelo revuelto apuntando a un señor sin rostro con su pistola se cuela en mi cabeza, y no puedo seguir.

¿En el punto de mira de cuántos psicópatas me estoy poniendo al aceptar este caso? ¿Qué pasará con Burnside cuando consiga lo que quiere? ¿Le serviré? ¿Querrá quitarme de en medio también porque habré accedido a demasiados secretos? ¿Y si el asesino me encuentra antes que yo a él?

Un golpe en mi ventanilla está a punto de hacerme gritar. Un hombre me mira al otro lado. Tiene una sonrisa que casi parece bonachona, pese a que no pega nada con su enorme barba y su pelo largo y revuelto, que ralea por algunos puntos y parece sudado y grasiento. Lleva un chaleco de cuero y lo reconozco de los informes. Es de la banda de Burnside.

Bajo la ventanilla solo dos dedos, para entender qué pasa. Estoy asustada, no es un secreto para él, a juzgar por la forma casi tierna en la que me mira. Tendrá la edad de mi padre, al menos, pero parece un chico bien mandando.

―Siento molestar, señorita Irons ―me dice, con tono amable y muy educado que de nuevo no combina con su aspecto―. Jimmy me ha pedido que le entregue unas cosas...

Miro el reloj del salpicadero. Han pasado cuarenta minutos desde que he salido de la reunión con Jimmy. ¿Cómo ha hecho para ponerse en contacto con su hombre tan rápido? Encima veo por primera vez a otro tipo detrás, con una chaqueta de cuero de la banda y una caja enorme. Este tiene pinta de ser muy muy joven, quizá apenas mayor de edad.

Abro la puerta del coche para salir. Parece que han reunido muchas cosas, a juzgar por la cara de esfuerzo del joven que lo lleva. No sé qué hacer con todo esto, quiero hablar con Hawk primero, después lo revisaré. Acabo yendo al maletero y el chico se apresura a acercarse para guardar la caja. El otro espera junto a la puerta del conductor. Me pongo nerviosa. Sería tan fácil para ellos eliminarme... Pero jugamos en el mismo bando, ¿no? Querrán a su jefe fuera... Salvo que sea uno de dentro el que trata de inculpar a James. Tomo nota mental de preguntarle, mientras cierro el maletero y vuelvo a ir hacia mi asiento.

―Hay algo más, señorita Irons ―me dice el tipo enorme. Es muy alto, aunque a mi lado cualquiera lo es.

―¿Sí? ―pregunto con voz chillona.

―Jimmy me ha pedido que sea su guardaespaldas.

―¿Mi qué?

―Su guardaespaldas ―repite, como si lo mío fuera un problema de audición y no estar alucinando―. Mi nombre es Pool y este es Blue. ―Señala al chico, que ha vuelto a acercarse, con un gesto.

Me parecen nombres en clave, como mínimo son de mentira, pero no lo discuto. ¿A mí qué más me dan sus nombres?

―No necesito ningún tipo de guardaespaldas ―aseguro.

―Jimmy dijo que diría eso ―me dice, encogiendo sus enormes hombros. En serio, este tío es enorme―. Dijo que Christal pensaba lo mismo... ―El dolor deforma sus rasgos de gigante un momento y me doy cuenta de que también quería a Christal de alguna manera.

El fuego no siempre quemaWhere stories live. Discover now