Capítulo 40.

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Siento haberlo subido a casi finales de la tarde, pero es cuando he podido, pero bueno, aunque sea más corto de lo normal, he escrito lo que me ha dado tiempo, y aquí lo tenéis.

—Fondly. ❤️

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+18.

Abro los ojos con dificultad, al notar una sensación extraña en las piernas, intento con todas mis fuerzas abrirlos del todo, pero me es casi imposible. Para cuando lo he conseguido, espero a que se acostumbren a la claridad que hay en la habitación. Intento moverme, pero me quedo en el sitio por un dolor punzante en el cuello, con eso es necesario para despertarme del todo. 

Miro a mi al rededor, y noto como el corazón comienza a irme a mil por hora. 

No puede ser, no puede ser, no puede ser...

Intento moverme, pero no puedo, ¿es que todo ha sido un sueño? No me lo puedo creer.

Recorro con asco y miedo, la habitación que creía haber dejado atrás, pero ya veo que no es así. Lucho contra las ganas que tengo de gritar y de llorar. 

No puede ser que esté en la habitación de Coren, atada al poste. Ni siquiera tengo las manos desatadas. 

¿Por qué?¿Por qué me pasa esto a mi?

Entonces, la puerta a mis espaldas se abre y se cierra con fuerza, y sé perfectamente quien es.

Ni si quiera dice nada, solamente entra, se coloca delante mía, y me mira con rabia.

— ¿Qué quie...

Ni si quiera me deja acabar, y ya está estrellando su pie con violencia contra mi estómago. Pero lo peor de todo es que por mucho que le pida por favor que pare, no para. Que ya tenga los moretones del día anterior, no hace otra cosa que incrementar el dolor hasta hacer que se inaguantable, no paro de gritarle que me deje en paz, mientras no paran de caer lágrimas sin para por mis ojos, pero le da igual. Así que me quedo ahí, quieta, sin saber quehacer más que intentar mantener en mi cabeza a Thiago, quizás pensar en él puede hacer que disminuya un poco el dolor. Ojala él estuviera aquí.



Noto como alguien me zarandea sin descanso, pero no quiero moverme, no quiero hacer otra cosa más que llorar. Cuando el zarandeo se vuelve insistente, abro levemente los ojos. Y casi me da algo cuando veo la imagen que tengo delante.

— ¡Becca! —casi grita a mi lado.

Miro a Thiago desconcertada, a la vez que aliviada. Me incorporo en la cama, y me paso las manos por la cara, estaba llorando de verdad.

Todo era una pesadilla, no era más que una pesadilla.

Me toco el estómago, pero el dolor es el mismo que el de ayer, no hay ningún dolor más. 

— Solo era un sueño muñeca, solo un sueño. —dice sentado a mi lado. 

Le miro aún sin aliento, y echo todo el aire que había estado aguantando, aliviada de estar en la cama con Thiago.

— ¿Estas bien? —me pregunta acariciándome la espalda de arriba a abajo, tranquilizándome.

No digo nada, solo me tumbo, y me lo llevo a él conmigo, para acabar los dos tumbados, de nuevo. Me coloca la mano en la parte derecha de la cara, y me coloca varios mechones rebeldes tras la oreja. 

— Ahora si. —respondo al fin, acercándome a él. Coloco una de mis piernas por encima de las suyas, y é aprovecha para acariciarme la pierna, suavemente. 

Jefe de la mafia.Where stories live. Discover now