Capítulo 36.

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Aviso, es cortito, pero es por qué el del miércoles se viene fuerte, y bastante movidito.

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Veo como Thiago se aleja y desaparece por el callejón, para después volver a salir de este, un par de minutos más tarde. 

Cuando llega de nuevo a la puerta, sube al coche, y se acerca a mí, yo me siento en mi asiento habitual, es decir, en la ventana, y él a mi lado, en medio, cerrando la puerta.

— Ya esta hecho lo que la egoísta quería, ¿contenta muñeca?  

— Oye, que si prefieres estar con Coren antes que conmigo adelante, eh. 

— Cállate, anda. 

Alarga un brazo, y me rodea los hombros con este, me inclina hacia él, y me apoya la cabeza en su hombro.

— Eres tan irritable. —digo yo.

— Quizás se me ha pegado de ti.

— Si, claro, ya lo eras cuando llegué el primer día.

— Lo dice la que me escupió y ni si quiera tuvo puntería. —me ataca ahora él.

Le miro sorprendida, y me comienzo a reír, a lo que él me sigue.

— No soy buena en eso de la puntería. —digo dejando de reírme poco a poco.

— Ya, ya, lo noté el primer día. —dice aún con una sonrisa. 

Le empujo hacia el otro asiento, una vez que está en el de la otra ventana, me tumbo con la cabeza en sus piernas.

— Ah venga, estarás cómoda, ¿no?

— Sí, mucho además. —le aseguro.

— Aunque haya pasado todo lo que haya pasado, no te he dado aún las gracias por hacer todos los trabajos que has hecho, sin ti no hubiera avanzado nada en esto del tema de Mía. 

— Bueno, denada.

Se queda mirándome a los ojos, y yo hago lo mismo. Luego intentando no pensarlo demasiado, levanto una mano, y le agarro de la cara, lo atraigo hacia mí, y le beso en los labios. Él entierra su mano en mi pelo, y profundiza el beso.

Siempre me da vergüenza, o algo parecido hacer esto, darle muestras de cariño o este tipo de cosas. Por muy cariñoso que sea a veces Thiago, no es alguien que sea de hacer eso, y tampoco se si le gusta que yo dé el paso. Me hace bastante gracia pensar en estas cosas teniendo otras preocupaciones mucho mayores, pero bueno, aquí estoy pensando en si le gustara que haga estas cosas o no.

Casi me pilla desprevenida, cuando me coloca una mano bajo las piernas, y me sienta en su regazo, yo me separo un poco de él. 

— ¿Me explicas de donde sacas la fuerza para levantarme? —digo casi riéndome a centímetros de su boca.

— Shhh. —me dice, para al segundo, cubrir de nuevo su boca con la mía.

Coloco mis manos en su espalda, uniéndolas en su nuca, mientras él coloca una de sus manos en mis muslos, y otra en mi cara. 

Cuando han pasado un par de minutos, y casi no me queda aire en los pulmones, me separo un poco de él.

— Parece que hubieras notado que vienen. —dice mirando hacia la ventana.

— ¿Cómo? 

Miro hacia detrás, y veo como los chicos se acercan, así que casi a la velocidad de la luz, me bajo de encima de Thiago. Escucho como se ríe de fondo, y yo le cojo del brazo, para sentarle a mi lado y mirarle mal, pero el sigue riéndose. Solo para cuando los chicos ya han llegado, deja de reirse, Chuck viene por mi lado, y abre mi puerta.

Jefe de la mafia.Where stories live. Discover now