Capítulo 60.

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Lucy llevaba cinco días sin hablarme. Realmente, era algo que ya sabía, pero igualmente me dolió, y me sorprendió, por que una pequeña parte de mi, una muy pequeña, pensaba que me apoyaría, y no se cabrearía. Pero lógicamente no ha sido así. 

Mason no para de decirme que es Lucy, que la conozco, y que tarde o temprano, va a aparecer por la puerta de mi casa, y podremos hablar, y me perdonara. Pero, ¿Cómo se supone que perdonas a alguien que te abandonó durante meses, pudo volver a verte, pero prefirió quedarse revolcándose con un tío, que además pertenece a la mafia?

Además, tuve las agallas de pedirle cuando salía por la puerta cabreada, que no le contara a nadie por favor lo de Thiago. 


Y respecto a Thiago... ¿Lo pasé mal después de esa noche? Me armé de valor e intenté hacer como que nada había pasado, pero lógicamente volver a tocarle, a estar con él, a besarle, a pasar una noche como si nunca hubiera pasado, y además, tener sexo con él, eran cosas que no iban a hacer más que destrozarme, y ambos lo sabíamos. Yo lo sabía, y aún así, lo dejé entrar en mi cuarto, en mi cama, y después fui tan insensata de provocarle hasta que conseguí que me follara contra el escritorio. 

¿Soy asquerosa, o soy estúpida? Creo que una mezcla de los dos.

Hice como nada el primer día, pero los siguientes no pude aguantarlo, y cuando no estaba liándola en el trabajo saliéndome todo mal por culpa de ello, estaba en casa tumbada en el sofá o en la cama. No comía apenas, y lloraba cuando estaba sola, y cuando estaba con Mason también. No salí del bucle hasta hoy, gracias a Nate.

— He dicho que te levantes. —me ordena de pie junto a mi en el sofá. — No aguanto verte así, me parte el alma Mayer. No sé que es lo que te hizo ese capullo, pero vamos a arreglarlo, así que o te levantas, o te levanto. 

Le miro con cara de pena, intento con todas mis ganas que se apiade de mi, y se limite a sentarse a mi lado y dejarme llorar encima suya, pero lógicamente no sale bien el plan. Ni si quiera la cara que siempre hace que cambie de opinión me saca del aprieto.

Se acerca a mi, se pone delante mía, y me coge de la cintura, luego me sube al hombro, y por mucho que pueda quejarme, no lo hago, dejo que me lleve a mi habitación por que si algo he aprendido del tiempo que llevo con él, es que si algo se le mete en la cabeza, no hay manera de que se le vaya la idea, y si se ha propuesto algo conmigo, es inútil negarme a hacerle caso.

— Ya ni te quejas. —dice mientras entra en mi habitación.

— No serviría para nada. 

Con cuidado, me tumba en la cama, y luego me coge de los brazos para sentarme. Se arrodilla ante mi, y me mira con cariño.

— Ahora vamos a vestirte, y nos vamos a ir a comer algo, después te voy a llevar a un sitio muy especial para mi, y esta noche te vienes a mi casa, ¿entendido? —Me ha planeado todo el día en segundos.

— Pero...

— No, no te atrevas a negarte. Por que además, espero que no se te haya olvido que me prometiste venir a la fiesta de mañana por la noche. 

Ni si quiera me acordaba. En la fiesta le prometí que iría con él y sus amigos este sábado a otra. No creo que tuviera los ánimos para ir, pero de nuevo, estábamos de hablando de Nate, es decir, no me dejaría quedarme en casa hundiéndome en la miseria. Cosa que seguramente agradeceré más adelante, aunque ahora no lo haga.

Nate revuelve el armario, y me saca algo de ropa. La miro y casi me sorprendo.

— Que buen gusto. 

Jefe de la mafia.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin