26. Fogata de revelaciones

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HOWARD
EDÉN: 19 - AVERNO: 1

Fueron necesarios varios especímenes humanos para acabar con la ira que el agraciado rebaño de ovejas tenía contra mí. No las culpo ni le guardo resentimiento, pues sé lo invasivo que se puede sentir cuando un desconocido se mete en tu hogar sin permiso. 

Tras el incidente que puso a prueba mi resistencia y sanidad mental, los abuelos Jenkins nos invitaron muy amablemente a su morada para que pudiéramos instalarnos y ubicar cada cosa en su lugar. Bueno, tan amable como se puede imaginar a la señora Niria tras haberse insolado por culpa de la persecución de ovejas que generé. 

Las risas no faltaron durante toda la tarde. Parece como si cada uno de los que estamos disfrutando nuestra permanencia en la granja viviera su propia utopía, porque debo admitir que es la primera vez que veo a Oklahoma tan interesada por otros seres vivos sin intención de matarlos, u observar a Britney gozar de la frescura que es tener a quien ahora considera una amiga de verdad. 

Yo sigo pensando si Az está bien, aunque ya desistí de mi papel de niño explorador y decidí respetar su espacio hasta nuevo aviso. 

—¡Ok, detente! ¡Me duele! —Esbozo una mueca de dolor por quinta vez cuando mi hermana continúa picándome con una rama. 

La mayor de las Jenkins se levanta de su lugar en la fogata circular y ubica un malvavisco al final del palo hostigador de Oklahoma. 

—Prueba ahora. Verás cómo se retuerce de dolor cuando le pongas uno de estos bocaditos ardientes en medio de la espalda —comenta en un susurro muy poco discreto. 

Madre purísima. ¿Azariah y Oklahoma se juntarán como fuerzas del mal? El resultado de esa relación 100% satánica puede ser catastrófico. 

Por lo pronto solo me queda disfrutar de unos buenos malvaviscos mientras atesoro la buena compañía y escucho las historias de vida de los adultos más antagónicos que me encontraré en toda mi existencia.

Al menos lo intentaré mientras Ok no quiera prenderme fuego. 

—Todavía me resulta alucinante que estemos viviendo en el paraíso de quienes en el pasado no solo no querían saber nada de nosotros, sino que nos despreciaban. La vida es una gran ironía, ¿no les parece? —comenta Niria con un tono que incomoda a su marido. 

La abuela le da un sorbo a su tercera, cuarta o quinta copa de vino —a decir verdad perdí la cuenta— y observa a Robert con detenimiento. El abuelo se toma un par de segundos para encontrar las palabras justas mientras todos aguardamos expectantes. 

—Mi querida, ¿es necesario que saques este tema con los niños? —pronuncia temeroso, con su mano izquierda en alto y el dedo índice apuntando al cielo estrellado. 

El silencio se apodera de la fogata nocturna por un instante. Britney y Kyla aplazan su análisis del horóscopo y Oklahoma deja de oler las hormigas que caminan cerca de ella con el objetivo de oír la conversación de estos dos titanes del sistema y la vida. 

—Son más que capaces de comprender el poder de los valores, la moral y los sentimientos, y como la falta de estos tres pueden hacer a una persona realmente miserable.

Siento que se me queda atragantado el malvavisco. 

No entiendo bien de qué están hablando todavía, pero a juzgar por la tensión creciente en el rostro de Azariah y el intento de Dalton por calmar las aguas con una mano sobre la rodilla de su madre, puedo asegurar que nos estamos metiendo en terreno pantanoso. 

Éticamente hablando, te quieroWhere stories live. Discover now