Cap. 42º: "El lado más oscuro"

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Sabía que al mudarme a Inglaterra corría el riesgo de que las cosas que descubriera de mi padre no me agradaran en lo absoluto, pero eso no evitaba que el sentimiento de rabia y tristeza que había tratado de ocultar por tanto tiempo en mi interior comenzara a salir a flote en forma de molestas lágrimas que amenazaban con salir del borde de mis ojos. Simplemente había imaginado que las cosas serían distintas.

—Será mejor que me vaya —dije dándome la vuelta y comenzando a caminar en la dirección por donde habíamos llegado.

—Oye, ¿estás bien? —dijo Alexander, quien rápidamente me había dado alcance.

Repentinamente me paré en medio de la banqueta y froté mi rostro con frustración. No, no estaba bien, quería tomar el primer vuelo de regreso a California y la parte racional que aún quedaba en mi cabeza, me decía que eso era totalmente imposible.

—¿Sabes? Creí que sería diferente —miré a Alexander directo a los ojos— Que cuando lo tuviera delante de mí podríamos recuperar el tiempo perdido, que me explicaría todo...—aclaré mi garganta y mi mirada descansó en mis temblorosas manos— Pero pasa que... ahora ya ni siquiera sé qué historia creer.

—¿A qué te refieres? —dijo Alexander colocándose delante de mí.

—Me refiero a que... hace unos días mi padre aseguró que intentó ponerse en contacto conmigo cuando era pequeña —reí sin ganas— y por un momento le creí.

Podía ver claramente la alarma en los ojos de mi hermanastro, su preocupación y su lástima.

—Katherine, yo...

Y por primera vez en mi vida, me permití bajar la guardia y quitar aquella máscara de niña fuerte que me había esforzado tanto en construir.

—¿No lo entiendes? —lo miré— Me mintió, Alexander. Él ni siquiera me quiere aquí.

Sin apenas darme cuenta, me encontraba entre sus brazos ensuciando su inmaculada camisa blanca de delineador negro, sujetándolo como si mi vida dependiese de ello; como si yo fuese un barco a la deriva y él un puerto seguro al cual llegar.

***

—Soy la peor persona del mundo —dije después de apagar mi iPhone y guardarlo en el interior de mi bolso de mano.

—No eres la primera ni la última persona que es despedida por llegar tarde a un trabajo —dijo Alexander con una leve sonrisa.

Desde mi inevitable arrebato de emoción, mi acompañante se había mostrado cauteloso conmigo. Nada de palabras reconfortantes, preguntas o abrazos demás. Estuvo ahí y me escuchó, y eso era incluso más de lo que podía pedir. El sentimiento me agradó al instante.

—Creo que ni por ser amiga del hijo de la dueña pude ser inmune a las reglas de un restaurante —negué con la cabeza.

Aunque estaba segura que mi repentino despido por llegar tarde en mi segundo día, tenía algo que ver con la aversión de William hacia mí.

Había pasado aproximadamente una hora desde que la tormenta que bullía en mi interior se acompasaba, y en estos momentos me encontraba con Alexander sentados en el banco de un parque con un vaso de Starbucks en la mano, y una rosquilla en la otra. Honestamente no había notado lo verdaderamente hambrienta que me encontraba, hasta que Alexander me adentró al local y el delicioso aroma de café recién hecho inundó cada uno de mis sentidos. Desafortunadamente, un par de chicas que no paraban de pedirle fotos al cantante estrella de "Velvet Poison", provocó que tuviéramos que refugiarnos en un parque que terminamos encontrando a pocos metros de la estación de autobuses de la ciudad.

Good Girls love Bad BoysWhere stories live. Discover now