Cap. 40º: "Explicaciones."

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No sabía en qué momento me había quedado profundamente dormida, pero suponía que no había tardado tanto en caer en los brazos de Morfeo, ya que a pesar de que me había quedado dándole vueltas a un montón de cosas en mi cabeza, me sentía completamente despejada y sorprendentemente con un rastro de buen humor.

—Buenos días —saludé a William, quien estaba sentado en la barra de la cocina.

Estaba vestido con una camiseta blanca sencilla, y unos tejanos color negro. Delante de él había un tazón de cereales y el envase de la leche destapada.

—Hola —se limitó a decir sin siquiera despegar la vista de su celular.

Sin saber muy bien qué hacer me coloqué delante de él y le sonreí. Mejor llevarme bien con este sujeto, que ganarme otro enemigo como Regina, además tendría que trabajar con él, lo que implicaba verlo casi a diario.

—¿Dónde está Thiago? —le pregunté.

—Salió a comprar unas cosas —dijo encogiéndose de hombros, aún sin levantar la vista de la pantalla—. ¿No tenías que ir al café temprano?

—Son las ocho, mi turno comienza a las diez —dije mirándolo con los puños cerrados.

Como me hubiera gustado borrarle esa sonrisita petulante de la cara.

—¿Y qué vas a hacer con tu amigo? —dijo girándose a ver por encima de su hombro.

La pequeña cocina del apartamento era abierta, por lo que se tenía una vista perfecta de la sala, donde Alexander estaba enterrado entre las cobijas.

—No es mi amigo —le informé—, y obviamente me lo llevaré, a menos de que lo quieras adoptar.

Era mi turno de poner mi mejor sonrisa sarcástica.

—¿Al cantante engreído de Velvet Poison? —ahora sí que me miró—. No gracias.

—No sabía que los conocías.

—Aquí todo el mundo los conoce —se encogió de hombros al tiempo que cruzaba sus brazos sobre el pecho—. Pero dime, si no es tu amigo ¿entonces qué es?

Lo fulminé con la mirada.

—Para esto sí me hablas, ¿no?

William comenzó a reír sin ganas.

—No te lo tomes personal, niña —sus ojos azules se fijaron en los míos.

Rodé los ojos.

—Como sea —dije al tiempo que me recargaba en la estufa que se encontraba a mis espaldas—. Es mi hermanastro, y ayer estaba tratando de salvarle el trasero.

Los ojos de William me escrutaron con atención, pero no dijo nada. No me gustaba estar tanto tiempo a solas con este tipo, por lo que decidí que era mejor despertar a Alexander y largarnos de ahí.

—Será mejor que nos vayamos —sentencié—. No quiero abusar de su... hospitalidad —dije esto último dedicándole una sonrisa petulante.

Sabía que el hecho de que William nos hubiera permitido pasar la noche, era gracias a Thiago, y si él no estaba en casa, lo mejor era marcharnos.

Sin esperar una respuesta, caminé a la sala y me paré junto a Alexander, su cara estaba cubierta por las cobijas, por lo que solo atiné a darle un empujón con la mano.

—Ey, despierta —dije con un tono de voz quedo.

Tampoco le quería provocar un infarto o nada por el estilo. Pero Alexander no se movía.

Good Girls love Bad BoysWhere stories live. Discover now