Cap. 28º: "Noche interminable."

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En cierto modo tenía sentido, ahora que lo analizaba no tendría que haberme sorprendido. Ethan había estado leyendo un libro en la fuente y se mostró algo extraño cuando le dije qué carrera tenía planeado estudiar. Todo hacía click ¿Pero por qué no me había dicho nada? ¿A caso le daba vergüenza?

—Kate ¡Kate!

Saliendo de golpe de mi ensimismamiento mis ojos se toparon con el ceño fruncido de Alexander, quien se encontraba de pie frente a mí tratando de estudiar mi rostro.

—¿Pero a ti qué te pasa? —se cruzó de brazos con una leve sonrisa en los labios— Yo creo que ese café tenía algo.

—Yo... lo siento —balbuceé mientras me agachaba para recoger los fragmentos rotos de la taza, pero antes de que pudiera tomar un pedazo de porcelana, la mesera se acercó con una escoba y comenzó a limpiar mi desastre.

<<Pero qué inútil soy>>

Y entonces reparé en el escenario, donde Ethan seguía recitando un poema que al parecer había escrito de su puño y letra, ajeno al desastre que había armado al fondo del local. Al menos una parte de mi se sintió aliviada de que no me pudiera ver con tanta gente alrededor.

—Esto está de flojera —exclamó Alexander mientras se dejaba caer en su sitio y se pasaba las manos por la cabeza.

Lo fulminé con la mirada.

—Es obvio que no sabes apreciar el arte.

—¿Has puesto algo de atención en lo que lleva Ethan allá arriba? —elevó una ceja a la espera de mi respuesta.

Touché

—Porque se me cayó una taza, no porque no quiera —rodé los ojos.

Desesperada por poder concentrarme en las palabras de Ethan, posé mis ojos en él. No quería que llegara a preguntarme qué me había parecido su texto y quedar como una tonta sin saber qué responder.

Era un poema algo triste, o al menos lo que estaba logrando captar, y combinado con el dulce sonido del violín, hacía que un nudo se comenzara a formar en tu garganta. Hablaba sobre la perdida, sobre sueños no realizados, y no pude evitar preguntarme qué lo había llevado a escribir aquellas palabras.

—Sí sé apreciar el arte —escuché la ronca voz de Alexander.

Me giré a verlo, un tanto molesta porque me hubiera distraído ¿No podía estar callado más de 5 minutos?

Sus ojos verdes se encontraron con los míos.

—Pero no necesito alardear para demostrarlo.

—¿Quién está alardeando? —le espeté.

Alexander se encogió de hombros y se concentró en mirar el escenario, en cambio yo no podía apartar la mirada de su rostro impasible.

—Si lo dices por Ethan... yo no creo que esté alardeando, está sacando sus emociones de alguna forma.

—Todos lo hacemos, Kate —dijo sin mirarme.

Y entonces caí en la cuenta. Nathaniel me había dicho en el avión que el vocalista de su banda escribía la mayoría de las canciones... Aquellas canciones que hacían gritar, sonreír y llorar a las fanáticas que los iban a ver en cada ocasión que se presentaban.

¿Por qué no podía dejar de juzgar a este chico?

—Muy bien güey, me ha llegado al alma —dijo Alexander mientras se colocaba una mano en el pecho con cara de solemnidad fingida.

Siguiendo la dirección de su mirada reparé en la figura de Ethan, quien se estaba acercando a nosotros con una ligera sonrisa en los labios ¿Tan rápido había acabado su presentación? Me sentí culpable.

Good Girls love Bad BoysWhere stories live. Discover now