Cap. 36º: "Un secreto a salvo."

35.8K 1.9K 219
                                    

—Yo...eh... no te preocupes —dije sin poder articular una oración entera, al tiempo que me agachaba y recogía el libro del suelo de madera.

Ethan se llevo una mano detrás de la nunca y me dedicó una sonrisa.

—Acabo de llegar de un ensayo con los chicos, me he cambiado lo más rápido que pude, no sabía que ya estarían aquí.

Mi mirada reparó en el elegante traje azul marino que llevaba puesto, que resaltaba en contraste con una camisa blanca inmaculada. Le sonreí por primera vez.

—Llegamos hace unos minutos —le expliqué mientras devolvía el libro a su estantería— No sabía que tu papá era amigo del mío.

—Todos en este vecindario se conocen —dijo encogiéndose levemente de hombros— Mi padre trabaja en la Universidad al igual que el tuyo.

Vaya, eso sí que no me lo esperaba, pero ya saben lo que dicen "Pueblo chico, infierno grande".

—¿Y a qué se dedica tu papá?

—Es el director de las carreras de Administración, ya sabes, Negocios Internacionales, Economía y esas cosas aburridas —dijo con una pequeña mueca.

En ese momento mi mirada se desvió a la inmensa biblioteca que nos rodeaba. Había tomos de todo tipo, desde los clásicos griegos, hasta novelas policiacas modernas.

—Pero mi padre es un amante de la literatura —dijo Ethan como si pudiese leer mis pensamientos— Le encanta decir que la herencia más preciada que me puede dejar no tiene nada que ver con el dinero, sino con estas joyas— dijo al tiempo que hacía un gesto con la mano que abarcó toda la habitación.

—Y por lo que veo te inculcó este hábito —dije girándome a verlo con una sonrisa discreta, y una mirada un tanto acusadora.

Quería que Ethan admitiera su pasión por los libros, y la razón por la que estudiaba literatura. Me intrigaba la razón por la cuál se había guardado esta información el día que nos habíamos encontrado en la Universidad.

Ethan negó con la cabeza y rio por lo bajo.

—Vaya, creo que me has descubierto —me miró al tiempo que se recargaba en el umbral de la puerta— ¿Qué me delató?

—No se necesita ser un genio para saberlo —me senté en uno de los sillones rojos que se encontraba a un costado mío— Cuando te vi en la Universidad estabas leyendo un libro en la fuente —fui enumerando con los dedos— y luego me invitaste a tu ponencia de poesía, y... Alexander me dijo que somos futuros compañeros de carrera —dije esto último tornándome un tanto colorada.

—No es que me avergüence ¿Sabes? —dijo después de unos segundos de largo silencio— Es solo que... se supone que nadie debería saberlo.

La sonrisa que hacía unos minutos danzaba en sus labios, había desaparecido por completo en el momento en que se había sentado a mi lado en el sillón.

—¿Por qué? —dije lentamente.

De todas las posibles cosas que esperaba que me dijera, nunca me habría esperado una contestación así.

—Porque mi padre piensa que estoy estudiando una de sus preciadas carreras junto con Aaron —dijo soltando un sonoro suspiro, su mirada se había tornado un tanto sombría.

Y de pronto lo recordé, recordé aquel triste y desgarrador poema que lo había escuchado recitar hacía un par de días. Ahora conocía el significado.

—¿Y por qué no se lo dices? —pregunté con cautela.

Ethan negó con la cabeza.

—Jamás lo entendería.

Good Girls love Bad BoysWhere stories live. Discover now