Cap. 10º: "Reencuentros."

52.4K 3.2K 234
                                    

—Gracias, Plymouth, mi nombre para todas las chicas guapas que deseen saberlo es Alexander Wayland, y nosotros somos ¡Velvet Poison!

Cientos de fanáticos, pero por supuesto las chicas sobretodo, se hicieron oír por encima del último solo de batería y guitarra antes de que las luces del escenario dejarán a los cuatro chicos de la banda en completa oscuridad y fuese como si desaparecieran por arte de magia del recinto.

—¿Algo más que tomar, Kate? —preguntó Jaz a mis espaldas, ya que aún me encontraba contemplando el escenario.

La última vez que había asistido a un concierto había sido a uno de la vieja banda de Cam, y no era por ser la peor amiga del mundo, pero este espectáculo sobrepasaba por mucho a lo que estaba acostumbrada a ver en la cochera de mi mejor amigo. No podía negarlo, estaba completamente impresionada, y la última vez que eso había pasado ni siquiera podía recordarlo.

—No, gracias —dije devolviéndole la sonrisa a la amable y platicadora chica.

—Te has quedado como hipnotizada viéndolos —me dijo al tiempo que saltaba la barra y se sentaba en una de las sillas a mi lado— Así que tengo dos opciones. A) Tienes un buen gusto musical o B) Admirabas la buena vista como las demás.

No pude evitar soltar una pequeña risa.

—No sé si sentirme ofendida —dije tratando de poner mi mejor cara de seriedad.

—Si te hace sentir mejor, me estaba inclinando más por la opción A —dijo riendo.

Estaba por contestar algo, cuando pude ver como Jaz posaba la mirada en alguien a mis espaldas. Inmediatamente su sonrisa se acentuó más y corrió, haciendo que la perdiera de vista.

Instintivamente me giré, tratando de ubicar la causa de tal emoción en la chica, y con lo que me encontré fue con la imagen de Jaz abrazando a un chico de compleción delgada una cabeza más alto que ella. No le podía ver la cara, ya que él tenía la cabeza oculta en el alborotado cabello de Jaz ¿Sería su novio?

Estaba preguntándome aquello, cuando de pronto el chico alzó la vista y su mirada de azul cielo se clavó en la mía.

—¿Kate? —dijo el chico de cabello rubio y rizado, prácticamente con la boca abierta.

—Hola, Nathaniel —dije tímidamente, comenzando a ser consiente de que prácticamente me aferraba con fuerza del banco giratorio.

Jazmín nos comenzó a mirar alternativamente de arriba a abajo, como si nos hubiéramos materializado repentinamente delante de ella.

—¿Ustedes dos se conocen? —dijo señalándonos con el pulgar el uno al otro.

Como si Jazmín no existiera en absoluto, Nathaniel pasó de ella y dirigió sus pasos hasta donde me encontraba con los ojos muy abiertos.

—No puedo creerlo —dijo con una sonrisa cálida, al tiempo que se frotaba la mano en la cara, como si acabara de despertar de un sueño.

—Dijiste que sería una pena si no nos volvíamos a ver —sonreí al tiempo que me encogía de hombros.

Claro, como si esa fuera la explicación de que estuviera en aquél bar reencontrándome con el chico que había conocido en el avión ¿Cuáles eran las probabilidades de que sucediera todo aquello?

Nathaniel soltó una carcajada y me envolvió en sus brazos, tomándome totalmente desprevenida. Inmediatamente mis ojos se toparon con los de Jaz, quien nos miraba como si acabara de ver un fantasma. Al ver mis ojos elevó una ceja.

Casi instintivamente me aparté de Nathaniel y este se giró para ver a una Jaz cruzada de brazos.

—Estoy algo perdida —dijo.

—Jazy, ella es Kate. —dijo mirándome de reojo— Nos conocimos en el avión de California a Londres.

—¿Qué? —dijo mirándome con los ojos como platos— ¿Eso no fue ayer?

—Sí, yo... —comencé a balbucear.

¿Qué decía ahora? El cantante de la banda en la que tocas es mi hermanastro y ahora viviré con él por tiempo indefinido. Santo cielo.

—Es verdad, ¿Qué haces aquí, Kate? —dijo Nathaniel un tanto confundido, pero sin perder su pasada alegría.

—Voy a estar viviendo con mi padre, como te conté —dije lentamente tratando de escoger con cuidado las palabras— y su hijastro es Alexander.

Pude ver como los ojos de Nathaniel y Jazmín se abrían como platos al mismo tiempo e intercambiaron miradas sorprendidas entre ellos. La primera en hablar fue Jaz.

—¿Alexander? —dijo— ¿Alexander Wayland?

—Am sí.... —dije rascando distraídamente mi cuello, sintiéndome algo incómoda ante las miradas que me dirigían— No sé si es algo bueno o malo.

—No es bueno o malo —dijo Jaz con una inesperada sonrisa— Es simplemente...

—Increíble —dijo Nathaniel frunciendo el entrecejo, de pronto molesto por algo— No puedo creer que no nos haya contado nada.

—Bueno, ya conoces a Alex —dijo Jaz soltando un suspiro y posando su mano en el hombro de Nathaniel— No le gusta mucho hablar de su vida y...

—¿Es broma? —la miró— no hablará de su vida privada con los medios, pero en la banda somos sus mejores amigos, y no se lo dijo a ninguno de nosotros.

—No soy así de importante —sonreí tratando de aligerar un poco el extraño ambiente que se había creado entre nosotros.

—Si nos ponemos así de drásticos—dijo Jaz posando un dedo índice en el pecho del chico— Tú tampoco me dijiste que habías conocido a Kate en un avión. Eres igual de culpable.

De pronto Nathaniel comenzó a reír con nerviosismo y le dedicó una pequeña sonrisa.

—¿Ups?

—Sí, Ups —lo miró rodando los ojos— Bueno Kate, supongo que este pedazo de tonto no te habrá hablado de mí.

No pude evitar mirarla completamente confundida ¿Sería su novia? De pronto me sentí muy incómoda entre esos dos.

—La verdad es que no... —dije con lentitud.

—Kate, te presento a mi querido hermanito, Nathaniel.

***

Good Girls love Bad BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora