32. Un poco de caos

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-¡Derek!- la voz de Victoria me tomó por sorpresa.

Me detuve sobre mis pasos y la busqué con la mirada, en un principio sólo vi a mis compañeros de equipo y al resto de los asistentes a la fiesta; pero cuando la encontré me di cuenta de que ella se acercaba con una expresión urgente en el rostro que me hizo olvidar que no estábamos solos. Atravesó el espacio que nos separaba y se quedó de pie frente a mí, observándome con los ojos muy amplios y el ceño fruncido con cierta angustia.

-Victoria, ¿qué pasa? ¿qué haces aquí?- le pregunté inclinándome sobre ella para que me escuchara.

-Por favor, Derek, hablemos.- me pidió.

Mi primer instinto fue aceptar, llevarla conmigo a alguna de las habitaciones de la segunda planta y escucharla; pero luego recordé nuestra última conversación y todo lo que había salido a la luz en ella y una nueva fuerza me hizo retroceder. Al hacerlo mi hombro chocó con alguien y sólo entonces recordé que Marco me estaba acompañando antes de que Victoria apareciera.

-No puedo.- negué.

-Sólo unos minutos.- insistió ella.-Nada más, por favor.- dijo y su expresión fue demasiado frágil como para negarme.

Dudé porque en verdad quería alejarme de ella y de todo lo que le estaba sucediendo, no tenía sentido que yo siguiera a su alrededor cuando ambos sabíamos que el chico con el que debería estar hablando y disculpándose era Jimmy. En mi cabeza estaba claro lo que Victoria debería estar haciendo, pero había otra parte de mi que simplemente no podía decirle que no cuando me miraba en busca de apoyo.

-Yo iré a... buscar un trago.- anunció Marco, como captando que su presencia no correspondía en aquel lugar.

-Espera.- le dije.-Te encontraré más tarde, no te vayas.- le pedí.

-No me iré.- me aseguró con una sonrisa tranquila, como si intentara levantar parte de la tensión que se había apoderado de mis hombros.

Sus ojos observaron a Victoria con curiosidad por un segundo antes de alejarse y pude imaginar todo lo que estaba preguntándose "¿Quién es esta chica? ¿Por qué se ve tan... mal? ¿Qué quiere hablar con Derek?" Quería responder esas preguntas, pero eso tendría que esperar.

-Vamos.- le dije a ella poniéndome en marcha.

Estábamos en la casa de Dana, por lo que supuse que el mejor lugar para hablar era su habitación. Me sentí aliviado cuando abrí la puerta y encontré el cuarto vacío y oscuro, tan sólo iluminado por el resplandor que emitían las luces del exterior; me adentré y encendí una lámpara de pie mientras Victoria cerraba la puerta.

La chica miró a su alrededor deteniendo la vista en algunos lugares, especialmente en el techo tapizado en recuerdos de Dana; sabía que ver aquello era toda una experiencia, por lo que simplemente esperé a que terminara de curiosear.

-Lo siento.- fue lo primer que dijo, su voz como estrangulada.

Vi venir el llanto, se podía ver en la forma en la que se sostenía de pie y en la posición de sus manos cerca de su rostro; en la rigidez de sus hombros y en el leve temblor de su cuerpo. Algunas personas lloran con todo el cuerpo, ella era una de esas personas.

Verla así me ponía nervioso porque me hacía recordar como era sentirse confundido, triste e iracundo; era como ver un símil de mi mismo durante las vacaciones: listo para llorar y maldecir a todos en cualquier momento. Por primera vez entendí por qué mamá quiso enviarme a terapia.

Me acerqué a Victoria con lentitud, no muy seguro si la respuesta era apoyo moral silencioso o algo más concreto como un abrazo. Levanté mi mano y la deposité sobre su hombro, se estremeció bajo mi toque. Ella no se lanzó a mis brazos, simplemente se sostuvo con fuerza de mi muñeca y trató de calmarse.

La Primera RupturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora