15. Malentendidos

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No podía creer que iba camino a otra fiesta.

Como era de esperar no estaba muy emocionado ante la idea de ir a meterme a una de esas cosas, de hecho, habría preferido quedarme en mi cuarto durmiendo y reflexionando acerca de todos mis problemas. Tal vez no sonaba divertido, pero era necesario.

En fin, de igual forma estaba en la entrada de la casa de Dana con la mano dentro del bolsillo del pantalón y observando la puerta como si fuera radiactiva. Podía escuchar la música al interior, al igual que risas y el parloteo de la gente feliz y despreocupada. Me di media vuelta y me alejé a paso decidido, pero fui interceptado por Ben.

-¡Oye, oye!- exclamó tomándome de los hombros y volteándome en dirección a la casa.-¿Adónde crees que vas?-

-No estoy feliz, voy a contaminar el ambiente de la fiesta.- le dije.

-Tonterías.- sonrió.

-Olvidé su regalo en mi cuarto.- dije y era cierto.-No puedo entrar con las manos... mano vacía.- me corregí.

-Hoy irás directo con Dana y ambos van a hacer las paces, ¿entendido?- preguntó mirándome a los ojos.-El estúpido regalo puede esperar.-

Dejé que mi cabeza cayera hacia adelante por la derrota y simplemente me dejé guiar por Ben. El asunto era que Dana y yo nos habíamos cambiado de sintonía desde el problema con Alex y, aunque Ben había impedido que discutiéramos en las graderías, algo había quedado flotando en el aire que estaba manteniendo una extraña tensión entre ambos. Se notaba en la forma en la que nos mirábamos, en las pocas palabras que estábamos intercambiando y en la falta general de interacción.

Ni me fijé en el interior de la casa, tampoco me preocupé de saludar a la gente que conocía y simplemente avancé en busca de mi amiga. No tenía preparado ningún discurso de reconciliación, ni tampoco estaba seguro de cómo reaccionaría si llegábamos a discutir de verdad... pero Ben tenía razón cuando decía que esto no podía quedarse así.

Finalmente la encontré apoyada en la pared de la sala charlando de forma coqueta con un tipo que jamás había visto en mi vida. Mi sentido común me dijo que lo mejor era darme media vuelta y dejarla seguir con sus actividades, pero mi interrupción no iba a quitarle la oportunidad de retomar su flirteo con el chico más tarde.

Con esto en mente me acerqué y alcé una mano a la altura de mi rostro para llamar su atención, apenas me vio toda su postura relajada y sugerente se desarmó y alejó su espalda de la pared. La vi sonreírle al chico y dejar un beso en su mejilla, luego fue en mi dirección avanzando con intención de matar.

-No creí verte aquí.- dijo cruzándose de brazos.

-Tenía que venir.-

-No es cierto.-

-Ok...- suspiré.-No quería venir, obviamente... pero he estado hablando con Ben y él es la voz de la razón en estas situaciones y me dijo que...-

Había estado mirando el techo mientras hablaba, pero cuando puse mis ojos sobre ella vi que me observaba sin ninguna expresión y con los labios fruncidos. Enseguida supe que había empezado mal. Suspiré y dejé que el tiempo pasara sin decir nada.

-Vamos al patio.- dijo ella al fin.

Salimos y encontramos un rincón en el cual estábamos relativamente solos. En el camino vi a Marco y a Matt charlando y los saludé con un simple gesto, esperando que ambos fueran capaces de leer el lenguaje no verbal correctamente y se mantuvieran alejados por un rato.

Una vez en el rinconcillo Dana miró hacia el resto del patio, como asegurándose de que nadie iba a molestarnos y cuando estuvo convencida puso sus ojos oscuros sobre mi. Estaba molesta, se veía en como me miraba y en su postura rígida, pero a pesar de todo eso había un ápice de compasión en sus ojos.

La Primera RupturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora